Propaganda de Beijing busca posicionar a China como «líder generoso» frente a pandemia, según informe

Por Pachi Valencia
19 de mayo de 2020 6:47 PM Actualizado: 20 de mayo de 2020 8:31 AM

Pese a su masiva propaganda para desligar su responsabilidad de la pandemia, el Partido Comunista Chino (PCCh) no ha podido evitar el escrutinio internacional que ha puesto en relieve la gran dependencia que los países tienen hacia el régimen chino, según un informe realizado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).

El informe realizado por el investigador y periodista español Juan Pablo Cardenal, “Propaganda china para un escenario post COVID-19” (pdf), fue publicado por CADAL el 11 de mayo y señala que las voces de la comunidad internacional se han ido multiplicado en culpar al régimen de China por encubrir la enfermedad y contribuir así con la propagación mundial de la pandemia.

Debido a ello, Beijing empezó una sistemática campaña propagandista para posicionar a China como “un líder internacional eficaz, responsable y generoso”. Sin embargo, esta politización de la “ayuda” por parte del régimen a otros países arroja luz de la “excesiva dependencia que el resto del mundo tiene de China en ciertos sectores estratégicos”, según el informe.

The Epoch Times se refiere al nuevo coronavirus como el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), porque el encubrimiento y el mal manejo de la epidemia por parte del régimen chino, que comenzó en la ciudad china central de Wuhan, permitió que el virus se extendiera por toda China y avivara una pandemia global.

Un técnico trabaja en un laboratorio de ADN en Beijing, el 22 de agosto de 2018. (GREG BAKER/AFP/Getty Images)

Estados Unidos, Francia y Reino Unido fueron los primeros en condenar la falta de transparencia por parte del PCCh. Además, un estudio de la Universidad de Southampton encontró que si el régimen chino hubiera actuado solo tres semanas antes, el 95 por ciento de las infecciones podrían haberse prevenido.

Debido al escrutinio internacional, Beijing empezó a poner en marcha su máquina de propaganda.

“Su campaña de propaganda tiene dos destinatarios: la población china y la comunidad internacional”, dice el informe. “Al (…) neutralizar las críticas de sus propios ciudadanos, Pekín presenta las supuestas fortalezas del sistema político chino como el antídoto más efectivo para combatir la pandemia global, en contraste con la complacencia y la respuesta tardía de muchos gobiernos democráticos”, por ello el PCCh se encarga de arrojar cifras mucho menores que las de EE.UU. y de países europeos.

“Por otro lado, fuera de sus fronteras el mensaje se centra en convencer a la comunidad internacional de que el virus no es chino, ni se originó en Wuhan. A dicho esfuerzo se han apuntado, como un solo hombre, la diplomacia, los medios de comunicación y el mundo académico chinos”.

Beijing se ha encargado no solo de desviar la culpa a EE.UU., diciendo que las fuerzas militares de EE.UU. llevaron el virus a Wuhan, sino también han reaccionado con enojo hacia el secretario de estado, Mike Pompeo, luego que el diplomático había señalado que existían “enormes pruebas” que vinculaban el virus del Partido Comunista Chino (PCCh) con un laboratorio de virología de propiedad estatal en la ciudad china de Wuhan, donde el brote comenzó a fines del año pasado.

“[Mientras] América Latina se prepara para una eventual oleada, China estaría tratando de presentarse ante el mundo como un actor internacional fiable y responsable, además de como un socio benefactor gracias a su generosa ayuda y donaciones. Como el gran líder global en la gestión de la crisis”, señala el informe.

Para Cardenal, la pieza clave para la propaganda de China son las comunidades chinas en el extranjero. La primera “piedra angular” para la internacionalización de la propaganda fue la supuesta “xenofobia” que sufría la comunidad china por referenciar al COVID-19 como “virus de Wuhan” o “virus chino”.

“Aludir al racismo para desviar la atención es una estrategia recurrente de la propaganda del país comunista”, dice Cardenal en el informe, quien mencionó la paradoja de que Beijing no pudo “evitar el efecto búmeran”, cuando se denunciaron varios actos de racismo contra los africanos que vivían en China continental.

Posteriormente, antes de que el virus se esparciera por Europa, la diáspora china empezó a hacer acopio de material sanitario.

«Las estadísticas de las Aduanas chinas lo confirman: entre el 24 de enero y el 29 de febrero, China importó 2020 millones de mascarillas y 25 millones de batas de protección. Su valor comercial alcanzó los 1150 millones de dólares». Asimismo, durante la última semana de enero China había importado 56 millones de respiradores y mascarillas, según el New York Times.

“Esta revelación descubre una de las fortalezas ocultas de China que, con frecuencia, pasa desapercibida en el extranjero (…): La capacidad de Pekín para movilizar a los chinos de ultramar para que apoyen sus objetivos políticos”, dice el documento.

¿Donaciones o motivaciones políticas?

Según el informe, en la región latinoamericana, las donaciones del PCCh fueron resultado de un esfuerzo compartido entre las autoridades vinculadas al Departamento del Trabajo del Frente Unido del PCCh, las empresas estatales y parte de las diásporas chinas. Por ejemplo, Argentina recibió equipos sanitarios de la embajada china, por las autoridades de ciudades como Chongqing o Shanghái, por la Fundación Alibaba, y por la comunidad china.

La propaganda comunista más celebrada fue la donación de 110,000 mascarillas y 766 trajes de protección en España a través del tren Yiwu–Madrid–la vía ferroviaria más larga del mundo–que simboliza el corredor económico-comercial de la llamada Nueva Ruta de la Seda, y que fue “aprovechado para etiquetarlo políticamente: ‘La Franja y la Ruta: difundir el amor’”, dice el informe.

“Es importante entender que no todo el material proveniente de China tuvo el propósito altruista que el régimen comunista pretende hacer creer. Por lo pronto, existe la confusión fundamental de que no se sabe a ciencia cierta cuántas de las donaciones anunciadas se materializaron en la práctica”, dice Cardenal en el informe, poniendo como ejemplo que varias noticias en mandarín mencionaron que los destinatarios eran las comunidades chinas. “Pero las suspicacias provienen sobre todo del hecho de que muchos de los envíos no son donaciones sino ventas comerciales”, agrega.

Sin embargo, a pesar de las “donaciones” hechas por China, el régimen comunista aún no ha logrado evitar las críticas internacionales.

En esta última semana, más de 62 países ha respaldado el pedido de Australia de una investigación independiente al brote del virus del PCCh.

En Estados Unidos, por lo menos se han presentado seis demandas colectivas contra el régimen, en Florida, Texas, Nevada y California. Los fiscales generales de Missouri y Misisipí también han presentado demandas separadas en contra el régimen chino a nombre de sus estados, y otros estados han expresado su interés en entablar una demanda.

Asimismo, otros países como Italia, Israel, Nigeria, Egipto y Argentina, también han presentado demandas similares.

En muchas de esas demandas se sostiene que el patrón del régimen comunista de suprimir información, amenazar a los denunciantes y tergiversar la gravedad de la enfermedad contribuyó a la propagación del virus. Algunos expertos jurídicos han señalado que Beijing podría ser considerada legalmente responsable en virtud del derecho internacional por el supuesto encubrimiento y mal manejo del virus.

El régimen chino ha rechazado repetidamente las solicitudes de investigaciones sobre el origen del virus, diciendo que no accederían a ninguna, al tiempo que aseguran que dichas solicitudes tienen “motivaciones políticas“. El régimen también ha desestimado algunas de las demandas.

Para Cardenal, la dependencia de China que tienen muchos países en las cadenas de suministro globales y el COVID-19, deben llevar a que se reexamine las estrategias y «forzar una desconexión de China» para reducir dicha dependencia.

“A pesar de la campaña de propaganda de Pekín para pulir su imagen, que el mundo se adentre en el terreno desconocido de una suerte de desglobalización parcial es algo que no puede descartarse en el escenario post COVID-19 que se avecina”.

Las reporteras de The Epoch Times Eva Fu y Katabella Roberts contribuyeron con este informe.

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