La protección de una segunda dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer contra la infección del virus que causa COVID-19 disminuye rápidamente, según un nuevo estudio.
Las personas con tres dosis registraron previamente una considerable disminución de la protección contra la infección tras la aparición de la variante ómicron del virus SARS-CoV-2, también conocido como el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Esto llevó a los reguladores israelíes a autorizar en enero una cuarta dosis de la vacuna de Pfizer, desisgnada como la segunda dosis de refuerzo.
Aunque la protección contra la infección se elevó inicialmente después de la cuarta dosis, alcanzando el 64 por ciento durante la tercera semana, esta disminuyó rápidamente a partir de entonces y se situó en el 29 por ciento a las 10 semanas de la administración, según los investigadores israelíes.
«Parece que la eficacia de la cuarta dosis disminuye antes, similar al hecho que con tercera dosis ocurrió antes que con la segunda», escribieron los investigadores en el artículo que se publicó como preimpresión.
Pfizer y su socio, BioNTech, pidieron el 15 de marzo a los reguladores estadounidenses que autoricen una segunda dosis de refuerzo para todas las personas mayores. La solicitud se basó en los datos israelíes que según las farmacéuticas demuestran que la dosis adicional reduce las tasas de infecciones.
Según el nuevo estudio, los investigadores de los Servicios de Salud Maccabi y de la Escuela de Salud Pública de Yale analizaron los registros de la base de datos de sus servicios que abarcan aproximadamente 2.5 millones de personas, es decir, más de una cuarta parte de la población de Israel.
En el análisis se incluyeron todas las personas de la base de datos que contaban con 60 años o más, excluyendo a los individuos que dieron positivo en la prueba de COVID-19 antes del inicio del período de estudio, o sea el 10 de enero, y a los que se incorporaron a la base de datos después de marzo de 2020.
Los investigadores contaron las personas que dieron positivo en la prueba de COVID-19 siete o más días después de la administración de la vacuna de refuerzo, así como las personas con infecciones que fueron hospitalizadas o fallecieron a pesar de estar vacunadas.
Los investigadores descubrieron una escasa protección contra la infección. Ellos también descubrieron que la protección contra la enfermedad grave no disminuía considerablemente y que a su vez esta protección contra la hospitalización que venía de la tercera dosis ya era alta.
Las limitaciones del trabajo, financiado por Maccabi, incluyen que los investigadores solo analizaron 10 semanas de datos.
Otro estudio israelí, publicado a principios de marzo, encontró resultados aún peores entre los jóvenes trabajadores sanitarios.
Fueron analizados aproximadamente 274 trabajadores que recibieron una cuarta dosis. Entre los que recibieron la inyección de Pfizer, la protección de la vacuna contra la infección fue del 30 por ciento y entre los que recibieron una dosis adicional de Moderna, la eficacia fue solo del 11 por ciento.
El estudio estimó que la protección contra la enfermedad sintomática era mayor en ambos grupos, pero seguía siendo inferior al 50 por ciento.
Los investigadores no pudieron estimar la protección contra la enfermedad grave.
Los organismos reguladores de EE.UU. tienen previsto consultar en abril a un grupo de analistas sobre la necesidad de más vacunas de refuerzo.
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