La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, utilizó el jueves la frase «crisis en la frontera» para describir el aumento de cruces ilegales en la frontera entre Estados Unidos y México, antes de retractarse de sus comentarios momentos después.
El gobierno de Biden había evitado previamente utilizar el término «crisis» para describir la situación en la frontera sur.
«Hubo excepciones establecidas al margen —sin relación— a cualquier dosis de vacunas o solicitud de que sean socios en la gestión de la crisis en la frontera», dijo Psaki a los periodistas, respondiendo a una pregunta sobre el tema del préstamo de dosis de la vacuna anti COVID-19 de AstraZeneca a México y Canadá.
«Y hubo muchos pedidos no vinculados a ellos, para las dosis de estas vacunas (…) toda relación tiene múltiples niveles», dijo Psaki, señalando que «rara vez hay un solo asunto» cuando se trabaja con otras naciones. «Ciertamente ese no es el caso con México o con cualquier país del mundo».
Más tarde, Psaki pareció retractarse de su comentario cuando un periodista le preguntó si su uso del término «crisis» significaba un cambio en la visión del gobierno de Biden sobre la situación. Ella volvió a la línea del gobierno de que hay «desafíos» en la frontera, y que la postura de la Casa Blanca sobre el tema no ha cambiado.
El presidente Joe Biden rechazó las sugerencias de que la situación en la frontera está llegando a un punto de crisis y aún no anuncia ningún plan concreto para hacer frente al creciente número de cruces ilegales. Cuando un periodista le preguntó a principios de este mes si había una crisis en la frontera, Biden respondió que «no, nosotros seremos capaces de manejarla».
Sin embargo, el gobierno de Biden reconoció el lunes que el reciente aumento de inmigrantes ilegales que cruzan la frontera es «un gran problema». La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo durante una rueda de prensa diaria que el gobierno está evaluando la posibilidad de añadir instalaciones adicionales para los menores no acompañados.
La afluencia de inmigrantes ilegales, incluidos muchos menores, en la frontera alcanzó nuevos máximos desde la última crisis de 2019. El número de cruces ilegales se dispara mientras Biden comienza a aplicar su plan, con el que hizo campaña, para echar atrás las normas y políticas migratorias de la era Trump destinadas a frenar el flujo de inmigración ilegal.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) anunció esta semana un aumento de más del 100 por ciento, mes a mes, en dos categorías de extranjeros ilegales: las unidades familiares y los menores no acompañados.
Las estadísticas de la CBP muestran que, en febrero, los agentes detuvieron a un total de 100,441 extranjeros ilegales a lo largo de la frontera suroeste, un aumento del 28% en comparación con enero.
Con información de Janita Kan y Tom Ozimek
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