La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, calificó de «truco publicitario» el plan del gobernador de Texas, Greg Abbott, de llevar en autobús a Washington a los extranjeros ilegales que cruzaron la frontera.
Abbott dijo el miércoles que su gobierno proporcionará autobuses o vuelos chárter de Texas a Washington para transportar a los extranjeros ilegales liberados de la custodia federal en su estado, en la frontera sur.
Texas se ha visto «abrumado por las hordas de inmigrantes ilegales que son dejados por la administración Biden» por lo que el estado enviará a los extranjeros ilegales a Washington «donde la administración Biden podrá atender de forma más inmediata las necesidades de las personas que están permitiendo que crucen nuestra frontera», dijo Abbott.
Psaki respondió al gobernador republicano de Texas el jueves, diciendo que Abbott no tiene autoridad para «obligar a nadie a subir a un autobús».
«Creo que está bastante claro que esto es un truco publicitario», dijo Psaki. «La propia oficina [de Abbott] admite que un migrante tendría que ser transportado voluntariamente y que él no puede obligarlo, porque reitero, la aplicación de las leyes de inmigración de nuestro país corresponde al gobierno federal y no a un estado”.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, otro republicano, también prometió esta semana enviar a los extranjeros ilegales de su estado a Delaware, el estado natal del presidente Joe Biden.
Este vaivén entre los estados rojos y Washington se produjo días después que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) anunciaran sus planes para poner fin el 23 de mayo a su norma sanitaria del Título 42, una disposición invocada por primera vez en marzo de 2020 para minimizar la propagación del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) y asegurar que solo se produzcan los viajes esenciales en las fronteras de Estados Unidos.
La norma sanitaria puesta en marcha bajo el mando del expresidente Donald Trump permitió que los extranjeros ilegales fueran rápidamente expulsados de vuelta a México como precaución por la pandemia, en lugar de ser procesados bajo la ley de inmigración del Título 8, que es un proceso mucho más prolongado dentro de Estados Unidos.
Cuando se le preguntó el jueves qué planes tiene el gobierno federal para los 18,000 migrantes diarios que se calcula llegarán a la frontera sur cuando termine la disposición del Título 42, Psaki dijo que el gobierno federal está «tomando medidas para transmitir que éste no es el momento de venir» a Estados Unidos.
«Los individuos que vienen a la frontera —esto es lo que sucedería: La CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos) y el ICE (Inmigración y Control de Aduanas) trabajarían juntos para asegurar que cualquiera que entre en el país sin autorización sea puesto en proceso de inmigración lo más rápidamente posible», dijo Psaki.
Psaki reveló el miércoles que los extranjeros ilegales a los que se les permite entrar en Estados Unidos como parte de un programa alternativo a la detención (ATD), reciben teléfonos móviles y monitores de tobillo destinados a rastrear a las personas que cruzaron la frontera para asegurar que se presenten a las citas judiciales programadas.
El jueves, la secretaria de prensa dijo que casi el 80 por ciento de los no ciudadanos que esperan en el interior del país bajo la discreción del fiscal recibieron un aviso de comparecencia o todavía están dentro de su período de 60 días para presentarse.
Con la contribución de Isabel van Brugen y Jack Phillips
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