Pacientes no vacunados han mencionado medio en broma que la vacunación contra COVID-19 en amigos y familiares vuelve «locos» a algunos de ellos. Aunque siempre he descartado esta afirmación por considerar que la ideología de las vacunas, impulsada por el miedo, se impone al sentido común de algunos fanáticos, la bibliografía sobre los síntomas neuropsiquiátricos es alarmante.
Ahora hay unos 10 artículos que describen dolor de cabeza, fiebre y una serie de síntomas neuropsiquiátricos agudos después de la vacunación con ARNm y adenovirus COVID-19. El fuerte sesgo entre los editores y publicadores ha mantenido innumerables artículos fuera de los principales medios de comunicación médicos, por lo que uno tiene que buscar a lo largo y ancho para encontrar información sobre el tema de la seguridad de las vacunas. Borovina et al., de Croacia, describieron tres casos de cefalea aguda seguida de psicosis.
Los tres pacientes requirieron hospitalización con exhaustivas pruebas diagnósticas y tratamiento médico. Uno de los casos evolucionó a intento de suicidio con una puñalada en el abdomen que requirió cirugía abdominal de urgencia. Como médico, me inquietan las pruebas médicas que demuestran la presencia de la proteína de espiga del SARS-CoV-2 del Instituto de Virología de Wuhan en el cerebro humano tras la vacunación. Me pregunto cuántos cambios sutiles pasan clínicamente desapercibidos. Aunque el número de afectados sea pequeño, el gran número de casos detectados convierte cualquier complicación «rara» en un problema habitual en la práctica clínica.
En conclusión, no debemos restar importancia ni intentar normalizar los síntomas neuropsiquiátricos tras las vacunas contra COVID-19. Cada caso debe tomarse en serio. Todos los casos deben tomarse en serio. Los suicidios posteriores al 10 de diciembre de 2020 deben ser investigados y la marca, dosis y fechas de vacunación deben ser registradas por el personal sanitario y anotadas por los familiares.
Republicado del Substack del autor
Referencias
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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