Opinión
Marihuana, cannabis, hierba, weed… llámelo como quiera, esta droga psicoactiva es increíblemente popular. Esto es especialmente cierto en Estados Unidos, donde la marihuana es un gran negocio. Un asombroso 16 por ciento de los estadounidenses (unos 54 millones) admite haber fumado marihuana. En 2021, el 13 por ciento dijo haber fumado esta droga.
Según un informe reciente de Brightfield Group, se calcula que los ingresos anuales del sector de la marihuana en EE.UU. alcanzarán los 31,800 millones de dólares a finales de año. Para 2028, se espera que el sector alcance los 50,700 millones de dólares. Sólo en la ciudad de Nueva York, la marihuana legal parece destinada a convertirse en una industria de 1200 millones de dólares al año.
En los últimos tiempos, la presión para legalizar el cannabis recreativo en todo el país ganó impulso, a pesar de que los republicanos se oponen desesperadamente. Como espero demostrar en este artículo, el uso de la marihuana tiene muy pocos efectos positivos, si es que tiene alguno. Contrariamente a la creencia popular, es una droga peligrosa con muy pocos efectos benéficos (si es que los tiene).
Durante una reciente aparición en Fox News, Kevin Sabet, ex asesor de política de drogas de la Casa Blanca para tres ex presidentes —los presidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama— advirtió que la legalización masiva de la marihuana está estrechamente relacionada con el fuerte aumento de diversos problemas de salud mental, incluida la psicosis. El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) advierte de que «el consumo de cannabis se asocia a un mayor riesgo de aparición más temprana de trastornos psicóticos (como la esquizofrenia) en personas con otros factores de riesgo, como antecedentes familiares».
Además, según el NIDA, la intoxicación por cannabis también puede inducir episodios psicóticos temporales en algunos individuos, especialmente cuando se toma en dosis elevadas. La marihuana de hoy —es importante destacarlo— es mucho más fuerte que el de antaño. Esto se debe a que la marihuana actual contiene mayores cantidades de THC, el principal compuesto psicoactivo que produce la infame sensación de estar «volado». En los años 60, por ejemplo, cuando el cannabis empezó a penetrar en la cultura estadounidense, la marihuana tenía un contenido de THC de sólo el 2 por ciento. Hoy, el contenido de THC de la marihuana y sus derivados oscila entre el 15 por ciento y el 90 por ciento.
¿Acaso sorprende que aproximadamente 1 de cada 11 consumidores de manirhuana pueda convertirse en adicto? Al fin y al cabo, la marihuana de alta potencia aumenta las probabilidades de convertirse en adicto. También aumentan las probabilidades de sufrir un episodio psicótico.
El Sr. Sabet también habló de la preocupante relación entre el consumo de marihuana y el aumento del riesgo de suicidio. De hecho, los estudios demuestran claramente que el consumo de marihuana, sobre todo entre los más jóvenes, se asocia a un mayor riesgo de ideación suicida, planificación del suicidio e intentos de suicidio. Esto puede tener algo que ver con el hecho de que hasta los 25 años, el córtex prefrontal de una persona —el área del cerebro responsable del pensamiento racional— aún no se formó completamente. El consumo de marihuana se asocia a un adelgazamiento del córtex prefrontal. En resumen, un mayor consumo de marihuana conlleva mayores niveles de adelgazamiento cortical.
El consumo de marihuana crea un círculo vicioso de dependencia, abuso y adicción. Datos fiables muestran que hasta el 30 por ciento de los estadounidenses que consumen esta droga pueden padecer algún tipo de trastorno relacionado con ella.
Jonathan Alpert, psicoterapeuta que trata a individuos adictos a la droga, me dijo: «Cuanto más glamour le dan los medios de comunicación y los políticos al consumo de marihuana, y cuanto más se pretende que es seguro, más problemas veo relacionados con el consumo».
El Sr. Alpert subrayó el hecho de que los consumidores de marihuana tienden a estar «más deprimidos, más ansiosos, menos motivados y menos capaces de concentrarse y realizar tareas» que los no consumidores. «Hasta que no se les llama la atención, no conectan los puntos y se dan cuenta de que la marihuana perjudica, y no ayuda, a su salud mental», afirmó.
A medida que más y más estadounidenses recurren a la marihuana en busca de consuelo, es de esperar que aumenten los niveles de depresión y ansiedad.
Un estudio publicado en 2022 en la revista Journal of Psychoactive Drugs reveló que las personas que declaran sufrir trastornos psicológicos graves tienen más probabilidades de consumir marihuana. Como mencioné anteriormente, el consumo compulsivo de marihuana puede conducir al desarrollo de un trastorno por consumo de cannabis, un trastorno incapacitante asociado a la falta de control sobre el consumo de la droga. No es sorprendente que este trastorno provoque un deterioro del funcionamiento psicológico, físico y/o social.
Al comentar el estudio, Vladimir Hedrih, catedrático de psicología, señaló que «la proporción de población que padece trastornos por consumo de cannabis y el consumo de cannabis en general no dejó de aumentar en las dos últimas décadas a medida que más estados despenalizaban o legalizaban el consumo de cannabis. A ello también contribuyó el hecho de que la percepción de los riesgos del consumo de cannabis disminuyó en la población general y las actitudes hacia su uso se volvieron más permisivas».
Resulta preocupante que cada vez más mujeres embarazadas consuman cannabis en Estados Unidos. Aunque estudios anteriores demostraron que la exposición prenatal a la marihuana puede dificultar el desarrollo normal del feto, un nuevo estudio, publicado en la revista Molecular Psychiatry, descubrió que la exposición prenatal a la marihuana —específicamente al THC— puede tener efectos nocivos y duraderos en las funciones cognitivas y de memoria.
En cuanto a la idea de que la marihuana ayuda a quienes sufren TEPT, las pruebas sugieren lo contrario. Los estudios demuestran que el consumo de marihuana puede empeorar en gran medida los síntomas relacionados con el trauma. Al igual que los analgésicos y el alcohol, la marihuana no hace absolutamente nada para abordar la causa del dolor psíquico.
Aunque a la cultura dominante le gusta dar glamour a la marihuana, y algunos famosos como Bill Maher y Joe Rogan se deshacen en elogios al respecto, no hay nada «cool» en esta droga. No es inofensiva. En realidad, la marihuana es responsable de cosas mucho peores que un mal caso de «munchies«, o antojos. Es una droga peligrosa que seguirá arruinando la vida de cada vez más estadounidenses.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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