Con la vista puesta en los festejos por la independencia mexicana, el pueblo San Pablo Totoltepec, en el centro de México, se viste cada año de verde, blanco y rojo gracias a las banderas artesanales que confeccionan decenas de familias locales y que venden alrededor de todo el país.
Para familias como la de Justino Sánchez Segundo, que invierten seis meses en la elaboración de las banderas, esta es una profesión que viene de lejos.
«Son tradiciones que se han venido traspasando de generación en generación. Se inició desde los abuelos y ahora lo están haciendo los nietos. Además de ser una tradición, es una fuente de trabajo que ha sustentado las familias», explica a Efe.
Además, añade que «este trabajo es muy socorrido» porque durante el mes de septiembre en todo el país se adornan coches, oficinas, instituciones y domicilios con banderas mexicanas, mientras que mujeres y hombres usan vestidos tradicionales de adelita y de charro, respectivamente.
Para las familias de esta localidad pegada a Toluca, capital del Estado de México, que rodea Ciudad de México, dedicarse a confeccionar la bandera nacional es una cuestión de «honor y satisfacción».
Justino cuenta que suelen ser familias «de bajos recursos» que ponen a los niños a confeccionar banderas desde edades muy avanzadas, por lo que van «tomando el amor por el arte» desde bien pequeños.
«Es todo un arte confeccionarla de forma artesanal, pues hay que cuidar hasta el último detalle y sobre todo la colocación del escudo nacional», dice sobre la bandera, coloreada con una franja verde, una blanca y una roja, y un escudo central que muestra un águila comiendo una serpiente encima de un nopal.
Para esta comunidad de artesanos, una de sus principales competencias son las banderas producidas en China que tanto proliferan durante estos días. Sin embargo, sostienen que la calidad de las suyas es muy distinta.
El escudo en las banderas producidas en China «es un estampado que se pega y se plancha y ya queda impregnado» pero «la bandera mexicana se imprime en diferentes tintas» y sigue un complejo proceso de elaboración, explica a Efe Laura Elizabeth Sánchez, que participa en un taller junto con otras 12 personas, la mayoría de su familia.
Sánchez sostiene que las banderas de San Pablo Totoltepec tienen una tela que «resiste la lluvia, la puedes tener a la intemperie y no se decolora», y el tono cromático de la franja verde es el correcto.
Para confeccionar las banderas artesanalmente, en este municipio necesitan al menos dos personas que corten la tela, una que cosa, una que estampe el escudo y otra que repase los acabados.
Además, luego hay que tener en cuenta las labores de distribución, puesto que sus banderas son repartidas y comercializadas alrededor de todo México para celebrar su independencia cada 15 de septiembre.
Los vecinos explican orgullosos que las banderas de San Pablo Totoltepec no solo han ondeado en viviendas particulares sino también en oficinas e incluso en el extranjero.
«Estamos motivando a la gente para que celebren estas fiestas patrias con gozo y con alegría porque nuestros antepasados dieron sus vidas para darnos libertad», explica la artesana.
Durante la noche del 15 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo inició la gesta independentista en el pueblo de Dolores, situado actualmente en el céntrico estado de Guanajuato.
Para conmemorarlo, el presidente de México da el «Grito» a las 23.00 horas locales de cada 15 de septiembre desde un balcón del Palacio Nacional en el Zócalo (plaza principal) de la capital mexicana, al igual que lo hacen autoridades menores en la mayoría de la plazas públicas de los 2.457 municipios del país.
Días antes, las calles se llenan de carritos y puestos que ofrecen la bandera mexicana en diferentes tamaños, así como sombreros, bigotes postizos, vestidos tradicionales y todo lo que represente las fiestas patrias.
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