Un activista chino por la democracia en Australia condenó las irregularidades en la votación y las declaraciones prematuras de victoria, por parte de Joe Biden, en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El Dr. Chin Jin, presidente de la Federación para una China Democrática, calificó las acusaciones de fraude electoral como una “grave crisis constitucional” para Estados Unidos.
«Si esta crisis constitucional no se puede corregir, Estados Unidos ya no será Estados Unidos», dijo a The Epoch Times.
Chin dijo que el estatus de Estados Unidos como superpotencia y el «papel de faro del mundo» de la nación están en riesgo por la crisis constitucional causada por las supuestas irregularidades en las votaciones.
Los resultados de las elecciones estadounidenses del 3 de noviembre aún no se han finalizado a causa de las impugnaciones en seis estados clave y de múltiples desafíos legales que podrían cambiar el resultado previsto.
“El mundo no puede vivir sin Estados Unidos. ¿De quién depende la humanidad hoy sin EE.UU.?» Dijo Chin. «Que Dios bendiga a Estados Unidos para salvar al mundo».
Chin advirtió anteriormente que una presidencia de Biden disminuiría la presión sobre el Partido Comunista Chino (PCCh) y prolongaría la existencia del régimen comunista.
“Si Trump gana, Dios solo castiga al diablo. Si Biden gana, Dios castiga a la humanidad”, dijo Chin.
Los líderes políticos de Asia han elogiado la postura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre Beijing.
El año pasado, el ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, dijo: “Lo que he visto con Trump en los últimos dos o tres años, ya sabes, no fue en absoluto el sistema tradicional estadounidense en funcionamiento. De hecho, obtuviste pasos grandes, audaces y decisivos en una variedad de áreas».
Sin embargo, a pesar de los recuentos de votos en curso y las acciones legales, los medios de comunicación y los líderes mundiales de países como Australia, Canadá, Taiwán, India, Reino Unido e Israel se apresuraron a felicitar a Biden.
Solo unos pocos líderes de países en desarrollo, incluidos Rusia, Brasil y México, han decidido esperar hasta que se determine un ganador claro.
John Hugh, exconcejal de la ciudad de Parramatta y ahora defensor de los derechos humanos, dijo que era prematuro declarar a un vencedor.
Hugh le dijo a The Epoch Times que la elección puso de relieve varios problemas, incluida la mayor batalla entre los valores tradicionales y el comunismo, así como la censura activa y la promoción que llevan a cabo los principales medios de comunicación y las grandes tecnológicas (Google, Facebook, Twitter, etc.).
«Mi interpretación es que ellos (los líderes mundiales) creyeron en las impresiones de los principales medios de comunicación y rápidamente se lanzaron a construir una relación con el ‘próximo’ gobierno de Estados Unidos», dijo.
«Al igual que muchos países que creyeron ciegamente en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en su consejo de COVID-19 a principios de este año», agregó.
En enero, la OMS realizó evaluaciones incorrectas sobre el riesgo que representaba el COVID-19, lo que influyó en el ritmo en el que las naciones implementaron sus medidas preventivas.
Chin, sin embargo, dijo que los movimientos de los líderes mundiales para felicitar a Biden revelaron rápidamente su verdadera actitud hacia el presidente de Estados Unidos.
«Cabe señalar que la entrada de Trump en la Casa Blanca fue un ajuste y un cambio importante en el patrón mundial», dijo.
Según Chin, los líderes mundiales antes de Trump estaban felices de «confiar ciegamente en su corcel» (xin ma you jiang), un dicho chino que se refiere a una persona que deambula por la vida y permite que fuerzas externas dicten a dónde debe ir.
“La élite estadounidense se unió para expulsar a Trump. Para lograrlo, ignoraron las normas y principios básicos y se hicieron de la vista gorda ante un fraude y trampas bien concebidos en las elecciones”, dijo Chin.
«Las rápidas felicitaciones de los líderes mundiales a Biden ilustran sus respectivas mentalidades… Esto muestra la despreciable naturaleza humana de las élites del mundo».
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