Análisis de noticias
Japón anunció a principios de este mes que enviará entre 500 y 600 militares a la isla suroccidental de Ishigaki, que se encuentra cerca de Taiwán, como una medida que, según los expertos, consolidará el compromiso de defender a Taiwán frente a la agresión del Partido Comunista Chino (PCCh). La iniciativa también forma parte de un cambio más amplio en la política japonesa hacia una mayor cooperación militar internacional destinada a contrarrestar al PCCh, según los expertos.
Las nuevas unidades, que se espera estén operativas en 2022, procederán de varios elementos de las Fuerzas de Autodefensa de Japón (SDF) e incluirán misiles tierra-aire y tierra-barco.
Un exfuncionario de alto nivel del Departamento de Defensa de Australia, familiarizado con la política de defensa de Japón, habló con Epoch Times sobre esta operación bajo la condición de anonimato.
«Creo que, mientras el gobierno japonés mantenía la mentalidad de ‘autodefensa’, subyacía siempre el pensamiento de que si Corea del Norte o China, o Rusia en menor medida, se movían agresivamente, entonces esta posición cambiaría bastante rápido».
Tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón se vio obligado a aceptar una constitución que prohíbe la guerra como medio para resolver las disputas internacionales. Desde la aprobación de la constitución en 1947, el ejército japonés se ha organizado y desplegado únicamente como Fuerza de Autodefensa. Sin embargo, en 2014, el gobierno japonés reinterpretó la disposición para conceder a sus fuerzas la capacidad de defender también a sus aliados cercanos.
Según la fuente, la planificación de reforzar la postura defensiva en torno a Taiwán lleva desarrollándose desde 2017, y pronto aparecerán más elementos de combate. Estos incluyen una unidad de guerra electrónica que se colocará en la isla más occidental de Japón, Yonaguni, para 2023, y una base de las Fuerzas de Autodefensa que se colocará en la isla de Mageshima, un promontorio deshabitado a 21 millas de la isla principal más meridional del país, Kyushu.
El refuerzo de la postura defensiva en torno a Taiwán se produce en medio de los crecientes esfuerzos de los aliados para disuadir la agresión china en el Indo-Pacífico, el Mar de China Meridional y el Mar de China Oriental.
«La guerra electrónica implica el uso de ondas electromagnéticas para interrumpir los planes y las operaciones del enemigo», dijo la fuente. «La unidad GSDF [Fuerza Terrestre de Autodefensa] se une a la guerra espacial y a la cibernética como nuevas áreas de defensa en las que Japón se ha embarcado en los últimos años, y está destinada a reforzar las capacidades defensivas del país en el suroeste en medio de la postura cada vez más vigorosa de China en las aguas de la región».
Los detalles de los programas mencionados siguen sin confirmarse, pero Japón ha reconocido públicamente que está explorando fondos adicionales para nuevas unidades de guerra electrónica en la región y para mejorar las capacidades anunciadas el año pasado.
Además, en 2019, el gobierno japonés compró la isla de Mageshima por 146 millones de dólares a una empresa privada. Japón declaró en ese momento que la isla se utilizaría para una nueva base para realizar simulacros en coordinación con el ejército estadounidense.
La nueva base mejoraría los simulacros conjuntos con Estados Unidos, ya que los aviones estadounidenses solo tendrían que volar unas 250 millas desde la estación aérea de Iwakuni, situada en el extremo sur de la principal isla japonesa de Honshu, para llevar a cabo simulacros de aterrizaje con portaaviones aliados, en lugar de las casi 850 millas hasta Iwo Jima, situada a 750 millas al sureste de la costa de Japón, donde se realizan actualmente dichos simulacros.
Las «islas perfectas» para la defensa de Taiwán
Ishigaki y Yonaguni forman parte de las islas Yaeyama, en la región más occidental de Japón. Yonaguni está a solo 68 millas de Taiwán por lo que su ubicación es estratégicamente vital para los esfuerzos de Japón por reforzar la defensa de Taiwán.
John Mills, exdirector de política, estrategia y asuntos internacionales de ciberseguridad en la Oficina del Secretario de Defensa de Estados Unidos, se refirió al valor estratégico de esta región.
«Estas serían islas perfectas para ser apoyo logístico avanzado o bases de vigilancia, para proporcionar apoyo de fuego a Taiwán», dijo Mills a The Epoch Times. «Son enormemente importantes».
Aprovechar las islas Yaeyama para proporcionar fuego indirecto, guerra electrónica y apoyo logístico parece ser exactamente lo que Japón pretende hacer en su misión de disuadir la agresión e invasión china en el Pacífico, por el cual ha manifestado una creciente preocupación.
Según la fuente anónima, la capacidad de Japón de actuar como punto de avanzada para sus aliados y de causar trastornos entre las fuerzas del PCCh podría ser útil para la capacidad de Taiwán de preservarse.
«En caso de la invasión de una isla, la vigilancia y la interferencia de las comunicaciones del enemigo sería una contramedida eficaz, ya que las tropas y los buques de guerra del adversario se comunican entre sí mediante señales, mientras llevan a cabo operaciones militares», dijo la fuente.
Investigaciones recientes sugieren que el PCCh está construyendo su fuerza militar con la intención específica de expulsar a Estados Unidos del Indo-Pacífico y el régimen comunista está construyendo una gran cantidad de nuevos silos para misiles nucleares que pueden ayudarle en sus esfuerzos de ser una competencia entre grandes potencias.
En este sentido, el compromiso de Japón de garantizar que Taiwán pueda disuadir al PCCh de una invasión puede ser una buena ayuda para sus aliados. La ubicación estratégica de sus militares añadirá importante capacidad a la iniciativa que tienen los aliados para disuadir al PCCh de sus ambiciones de tomar por la fuerza el control de Taiwán.
Japón en «primera línea» del teatro del Pacífico
Según Mills y la fuente anónima, los cambios graduales de Japón hacia el levantamiento de las prohibiciones de la era de la posguerra sobre las fuerzas militares expedicionarias, marca una evolución natural en el pensamiento de Japón sobre la defensa y su lugar en la comunidad internacional.
«No se trata de que Japón vuelva a 1935», dijo la fuente. «Es Japón evolucionando su posición como un socio de seguridad más normal en la región que quiere que se cumplan las normas y valores internacionales».
De un modo similar, Mills dijo que el aumento de la cooperación de Japón con las demás naciones del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, o «Quad» —Australia, India y Estados Unidos— así como con el Reino Unido y Francia, se basó en la búsqueda tanto de la estabilidad geopolítica como de los derechos humanos.
«Creo que se trata de una reunión muy natural de repúblicas democráticas desarrolladas que tienen intereses similares», dijo Mills.
«Creo que cada vez hay más conciencia de que hay un conflicto inminente y es imperativo mostrar la máxima capacidad de disuasión», añadió.
En este sentido, la creciente militarización de Japón parece estar en consonancia con el «pacifismo proactivo» acuñado por el exprimer ministro Shinzo Abe, una estrategia de seguridad y defensa que se basa en maximizar la disuasión mediante una estrecha coordinación multilateral y una mayor preparación militar.
Este pacifismo proactivo se alineó por primera vez, y abiertamente, con la defensa de Taiwán a principios de año, cuando un libro blanco de la defensa japonesa reafirmó el compromiso de la nación en su alianza con Estados Unidos y pidió que se trate la situación con Taiwán «con un sentido de crisis». El documento señala además que la continuidad de la estabilidad de Taiwán es imperativa para la propia seguridad nacional de Japón.
El esfuerzo por desarrollar aún más las capacidades militares multilaterales va de la mano con el reciente anuncio de Japón de que estacionará nuevas unidades de misiles en Ishigaki, según la fuente anónima, y es probable que se incremente el entrenamiento internacional con este fin.
«Hay una creciente coordinación entre Australia, Japón y Estados Unidos —tanto bilateral como trilateralmente», dijo la fuente. «Esto incluirá cosas como el entrenamiento, la construcción de la interoperabilidad entre los ejércitos, un mayor desarrollo de plataformas y capacidades comunes, intercambios de información, etc.».
«Creo que veremos un refuerzo gradual y continuo de las capacidades defensivas y ofensivas a lo largo de la primera cadena de islas, así como una mayor cooperación con Estados Unidos, Australia y otros aliados y socios, incluso a través de la Quad», añadió la fuente.
Mills también creía que la Quad, con la incorporación de Francia y el Reino Unido, sería una vía ejemplar para disuadir al PCCh de la violencia.
«Quad es una estructura perfecta para ayudar a los países a unirse para disuadir la agresión y el aventurerismo chino», dijo Mills. «Entre [Estados Unidos], [Japón], Australia e India, los cuatro juntos podemos formar un equipo bastante formidable».
Mills también destacó que un grupo de ataque del portaaviones del Reino Unido partió recientemente para una misión de siete meses en el Pacífico y que Francia estaba empezando a endurecer su postura ante las acciones agresivas del PCCh.
Por ahora, los esfuerzos de Japón en materia de cooperación en defensa con la Quad y otros países parecen estar construyendo una base sólida para futuros acuerdos de seguridad, pero Mills advirtió que el legado bélico de Japón de la Segunda Guerra Mundial seguía presentando algunos problemas a la hora de fomentar una mejor coordinación con las naciones asiáticas en el Pacífico.
«Es algo en la historia que no debería olvidarse», dijo Mills, «pero tenemos que ser capaces de trabajar con ello porque hay una amenaza mortal urgente y real, la que nos obliga a todos a centrarnos en ella».
Sin embargo, para aquellos que no están seguros de la profundidad del compromiso de Japón con la estabilidad en la región, o del alcance de la amenaza que representa el PCCh, Mills indicó los comentarios del viceministro de Defensa de Japón, Yasuhide Nakayama, en junio, en los que el funcionario declaró que la independencia de Taiwán como nación democrática debe ser protegida a toda costa.
«Este es un asunto serio», dijo Mills. «El viceministro de Defensa hizo una declaración muy fuerte porque los japoneses están en primera línea y lo saben».
«Ellos se dan cuenta de que esto es un peligro mortal», añadió.
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