¿Qué significará para el mundo la victoria de Trump?

Por Anders Corr
08 de noviembre de 2024 3:23 PM Actualizado: 08 de noviembre de 2024 5:05 PM

Opinión

¿Qué significará la victoria del presidente electo Donald Trump para la política exterior de Estados Unidos en lugares como Europa, China, Rusia e Irán? Bastantes cosas. Sobre todo, menos regalos para los aliados y socios de Estados Unidos y una búsqueda de acuerdos con sus adversarios para evitar conflictos.

Trump es un hombre de negocios, y siempre que regala algo, quiere algo a cambio para Estados Unidos. Sus detractores lo llaman «transaccional», pero en muchos casos eso bueno para Estados Unidos, disminuye la probabilidad de una guerra catastrófica y, a largo plazo, es bueno para la democracia. Y, la creciente deuda federal de Estados Unidos significa que simplemente no podemos permitirnos ser tan generosos como antes.

Trump apoya la imposición de aranceles del 60 por ciento a China para forzar al país a un acuerdo comercial de un billón de dólares que lo llevaría a equilibrar la balanza comercial. Estuvo a punto de conseguirlo en su última administración, y esta vez será un negociador aún más duro. Quiere que China importe tanto de Estados Unidos como nosotros importamos de China.

Otro posible resultado de los aranceles es que China desplace su exportación de Estados Unidos a Europa y a lo que Beijing llama el «Sur Global». China también podría aumentar su propio consumo, algo que los economistas apoyan desde hace tiempo para frenar la sobreproducción del país que deja fuera de juego a industrias de todo el mundo. El aumento de los aranceles de Trump a China desvinculará aún más a Estados Unidos del país y reorientará las cadenas de suministro estadounidenses hacia las industrias estadounidenses, y hacia nuestros aliados y socios globales. Esto aumentará los empleos estadounidenses y el comercio con países como México, Vietnam y la India. Eso puede aumentar algo los precios, pero también mejorará la seguridad nacional de Estados Unidos al no hacernos tan dependientes de un país adversario.

Trump tiene una visión generalmente negativa de China debido en parte a la responsabilidad del Partido Comunista Chino en la pandemia, lo que probablemente impregnará la mayoría de sus decisiones políticas sobre el país. Mantendrá el apoyo diplomático a Taiwán, aunque con una vuelta a la política estadounidense de ambigüedad estratégica, frente a la promesa de Biden de defender militarmente al país. Esa ambigüedad incentivará a Taiwán a aumentar su propio gasto en defensa y a perseguir un poder militar suficiente para lograr una disuasión independiente frente a China.

Esto será difícil de conseguir sin que Taiwán adquiera un arma nuclear, lo que se aplica a muchos otros aliados y socios de Estados Unidos, como Japón, Corea del Sur, Australia, Ucrania, Polonia y Alemania. Como señalaba The Economist el 6 de noviembre, «como mínimo, los aliados de Estados Unidos tendrán que gastar más en su propia defensa. Si no pueden reunir suficientes armas convencionales para disuadir al agresor local, más de ellos, además de Gran Bretaña y Francia, podrían conseguir armas nucleares».

Otra opción para los aliados de Estados Unidos es aceptar la oferta hecha por Trump a Taipéi, que consiste en pagar a Estados Unidos una «prima de seguro» para profundizar el compromiso estadounidense con su defensa. Para Taiwán, esto podría suponer alrededor del 5 por ciento de su PIB: 40,000 millones de dólares. Taipéi puede tratar de negociar esto amenazando con apoyar la «reunificación» con China, pero eso sería una amenaza vacía ya que la mayoría en Taiwán no quiere convertirse en el próximo Hong Kong.

Aunque los detractores de Trump han calificado erróneamente su oferta de «dinero de protección», en realidad es solo una parte del coste que supone para Estados Unidos mantener el tipo de huella de seguridad global y el «paraguas nuclear» que protegía a nuestros aliados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Dado que el presupuesto de defensa de Estados Unidos es de unos 850,000 millones de dólares anuales, la petición de Taiwán es en realidad bastante baja.

Mientras tanto, Trump probablemente mantendrá el gasto militar estadounidense aproximadamente en los mismos niveles, al tiempo que buscará oportunidades para reducir el número de tropas estacionadas en el extranjero. Adopta este enfoque de «amor duro» con los aliados para ahorrar dinero y presionarlos para que gasten más en su propia defensa. Lo más probable es que esto ocurra en Europa, donde Trump y el vicepresidente electo J.D. Vance quieren que se asuma la carga de su propia defensa contra Rusia, para que Estados Unidos pueda liberar recursos para disuadir a China.

Así pues, es de esperar que la Unión Europea refuerce sus procesos institucionales en relación con sus Estados-nación, como Alemania y Francia. Esto podría significar un ejército de la UE, como ha propuesto París, un presidente de la UE facultado para tomar decisiones de política exterior y hacer prestamos más frecuentes de la Unión Europea para proyectos europeos. Esto aumentará el poder de la capital de la UE en Bruselas en relación con París, Berlín y Roma. Con los laboristas en el poder en el Reino Unido, y por lo tanto potencialmente en desacuerdo con una administración Trump, ese país podría empezar a revertir el Brexit y volver a unirse a la Unión Europea.

El firme apoyo de Trump a la dura postura de Israel contra Irán y sus aliados, y la nueva falta de restricciones al presidente Benjamin Netanyahu debido al despido de su ministro de Defensa dan a las Fuerzas de Defensa de Israel más latitud contra una serie de amenazas, incluidos los sitios nucleares de Irán, Hezbolá, los hutíes y lo que queda de Hamás. Teherán puede responder redoblando su postura agresiva o llevando a cabo una retirada táctica. Podría redoblar sus esfuerzos para adquirir un arma nuclear, lo que aumentaría la probabilidad de una nueva escalada militar con Israel y Estados Unidos, o podría retroceder, dejar de financiar a sus aliados y esperar a que haya políticos más blandos en Washington y Jerusalén.

Así pues, una administración Trump supondrá un cambio importante en la política internacional que podría avivar algunos conflictos y poner fin a otros. Apuntalará las finanzas estadounidenses al obligar al resto del mundo a ocuparse más de su propia defensa y a pasar a importar de nosotros tanto como nosotros importamos de ellos. Nuestros aliados y socios pueden ayudar a facilitar esta transición aumentando su gasto en defensa, llegando a un acuerdo comercial y, en general, colaborando para alcanzar el objetivo común de mantener la paz en la medida de lo posible.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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