Se calcula que unas 200.000 personas al año declaran haber tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM), y los estudios realizados en todo el mundo sugieren que las ECM son una experiencia humana común. Se han registrado en el folclore de muchas culturas y han sido relatadas por personas de diversos orígenes y en circunstancias muy variadas.
Sean cuales sean las explicaciones que se esconden tras ellas, las ECM tienen un impacto significativo en muchas personas.
-Según una encuesta de Gallup de 1992, citada por la Fundación para la Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte, 13 millones de estadounidenses, es decir, el 5% de la población del país, habían experimentado una ECM en 1992.
-Según la misma encuesta, en Estados Unidos se producen 774 ECM al día. Esto significa que unos 6 millones de estadounidenses más pueden haber tenido una ECM desde la encuesta de 1992, lo que eleva el número de estadounidenses que han tenido una ECM de 13 a 19 millones.
-Una encuesta de 2.000 personas en Alemania publicada en el Journal of Near-Death Studies en 2011 encontró que el 4 por ciento había experimentado una ECM.
-Una encuesta de Gallup de 1982 encontró que el 15 por ciento de todos los estadounidenses que habían estado a punto de morir (en circunstancias muy variadas) informaron de una ECM. Alrededor del 9 por ciento informó de la «clásica experiencia fuera del cuerpo», el 11 por ciento dijo que entró en otro reino, el 8 por ciento se encontró con seres espirituales, y solo el 1 por ciento tuvo experiencias negativas. Los resultados se publicaron en el libro «Adventures in Immortality» (Aventuras en la inmortalidad), de los encuestadores George Gallup Jr. y William Proctor.
-También se publicó en este libro el hallazgo de que, entre 100 sujetos de ECM, la creencia religiosa y el conocimiento previo de las ECM no parecían tener un impacto en la probabilidad de tener una ECM.
– En el libro «Life After Death: The Evidence», Dinesh D’Souza señaló que términos como «al borde de la muerte» y «experiencia inusual» en la encuesta de Gallup de 1982 quizás no estaban suficientemente bien definidos. «Aun así», escribió D’Souza, «las respuestas a las preguntas específicas de Gallup muestran que millones de estadounidenses afirman haber sufrido al menos algunos aspectos de la clásica ECM».
–En una encuesta realizada en 2005 a médicos estadounidenses, se demostró que el 59 por ciento cree en alguna forma de vida después de la muerte, «un porcentaje mucho más alto que el encontrado en otras profesiones científicas», según D’Souza.
-La socióloga australiana Cherie Sutherland entrevistó a 50 personas que tuvieron una ECM y descubrió que el 70 por ciento describió su experiencia como espiritual, pero ninguno la calificó de religiosa. Se les pidió específicamente que diferenciaran entre los cambios en su espiritualidad y los cambios en su religiosidad después de la experiencia.
El doctor Bruce Greyson, de la Universidad de Virginia, escribió en un artículo titulado «El impacto místico de las experiencias cercanas a la muerte»: «En un estudio transcultural realizado en Estados Unidos e India, por ejemplo, los psicólogos Karlsis Osis y Erlendur Haraldsson no encontraron ninguna relación directa entre la religiosidad y las visiones en el lecho de muerte, aunque sí comprobaron que el sistema de creencias de un individuo influía en la interpretación de la experiencia». Kevin Ring encontró lo mismo en un estudio de 102 personas con estas experiencias.
Greyson concluyó: «Como mínimo, las experiencias cercanas a la muerte deberían fomentar el crecimiento espiritual al llevarnos a cuestionar algunas de nuestras suposiciones básicas sobre la mente y el cerebro, sobre nuestra relación con lo divino y sobre el universo y nuestro papel en él.»
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