A los 97 años de edad, todavía recuerdo cómo durante toda la escuela secundaria creí que no era lo suficientemente inteligente para ir a la universidad. Antes de tener tiempo para considerarlo seriamente, llegó la Segunda Guerra Mundial y allí estaba yo, en el ejército.
El repentino cambio fue mi primer gran «choque cultural», que afectó drásticamente mi normal y juvenil baja autoestima. De repente, estaba rodeado de hombres de entre 18 y 30 años que iban desde más inteligentes que yo hasta los que yo percibía como «tontos».
Estos comentarios no pretenden menospreciar a los incompetentes o a los «no cualificados», sino ayudarles a deshacerse de cualquier posible aspecto negativo que puedan tener sobre sí mismos. Deben avanzar en su sueño o ambición, lo que significa reunir las claves esenciales, las herramientas «mágicas» (formación, títulos, certificados y experiencia laboral) para poder abrir la puerta para lograr su objetivo.
Aquí tienen algunos puntos a tener en cuenta:
1. Hagan un autoanálisis. Evalúese a sí mismo de forma honesta, objetiva; no contaminada por sentimientos de inseguridad, timidez y baja autoestima que son naturales en todo el que respira.
2. La autoconfianza no viene de los elogios externos. La autoconfianza viene de los logros, de hacer algo bien, con éxito y eficiencia.
3. La forma de vestirse indica lo que se quiere que la gente piense de uno; los signos de autoestima están relacionados con la ropa, el aseo personal, el lenguaje, etc.
La masculinidad no es un «escaparate», como hacer alarde de tatuajes, piercings, fumar o tener un comportamiento beligerante. Un hombre es asertivo, no agresivo. No permite que nadie le «pise» pero no inicia ni invade el «dominio» de otro. Ser hombre es ser una persona «buena, amable, simpática», que hace lo correcto.
Todos solemos percibir las cosas, los acontecimientos y las personas a través de un prisma de egocentrismo natural, de narcisismo. Así que nos corresponde discernir nuestra propia debilidad humana y luchar constantemente contra ella para pensar «hacia fuera», más allá de nuestro mundo interior ensimismado. Los indios dicen: «No juzgue hasta que haya caminado en sus zapatos».
¡El carácter, no la inteligencia, hace a los humanos honorables!
Prof. Charles Callaci (retirado)
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Querida siguiente generación,
Lo más importante que un padre puede hacer por sus hijos es amar a su madre. Del mismo modo, lo más importante que una madre puede hacer por sus hijos es amar a su padre.
Atentamente,
John M. R. Kuhn, MD
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