Soy el mayor de 11 hermanos. Después de que nació el niño número nueve, mi padre sufrió artritis reumatoide severa. No pasó mucho tiempo, y sus articulaciones comenzaron a endurecerse y sus dedos se torcieron y quedando inmóviles. Vivía con un dolor insoportable, desde la mandíbula hasta los dedos de los pies. Su incapacidad para trabajar durante más de un año le costó la casa en el campo, que había estado construyendo durante cuatro años los fines de semana y por las noches, todo a mano y sin herramientas eléctricas. Mi familia luchó financieramente a partir de ese momento, pero lo que ganamos no tuvo precio.
Cuando los médicos le dijeron a mi padre que estaría postrado en cama, les demostró que estaban equivocados. Caminó cojeando y puso manos a la obra, sobre todo en pintura y construcción. Compró y vendió automóviles y trabajó temporadas como vendedor.
Mi madre remendaba nuestra ropa, estiró la comida de formas bastante creativas e hizo viajes interminables a las escuelas privadas en las que mi padre trabajaba, haciendo trueques y negocios para subsistir.
Una Navidad, mi padre, sin dinero para regalos, fabricó juguetes en nuestro sótano con restos de madera de un trabajo: una hermosa casa de muñecas, una tienda de autos de juguetes y muchas otras cosas personalizadas para cada niño.
Mis siete hermanos comenzaron a trabajar a edades tempranas, aprendiendo con mi padre. A veces fue difícil para ellos, pero se convirtieron en maestros de la construcción y el trabajo independiente. Todas mis hermanas también aceptaron trabajar siendo jóvenes. A mis padres les hubiera gustado que fuera diferente, pero yo no lo siento así.
Mi padre estaba optimista a pesar de todo, inspirado por su fe en Dios. Solía decir: «Si fuera más feliz, serían gemelos». Nunca sabíamos quién estaba durmiendo en nuestro sofá al despertarnos, porque mi padre es propenso a dar refugio las a personas sin hogar. Él era una persona capaz de hacerlo y un emprendedor. Esperaba lo mismo de sus hijos, pero sentía empatía por aquellos que luchaban solos por salir adelante.
Mi padre creía que sus hijos podían hacer cualquier cosa, enfrentar cualquier desafío, estar a la altura de cualquier ocasión y les enseñó con el ejemplo a ayudar a los demás. Falleció en 2013, dejando 11 hijos llenos de confianza, determinación y compasión. Ese fue un regalo mucho mejor que cualquier riqueza.
Tamara Drennan
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Por favor, recuerde que nadie en esta tierra es «Solo un». Solo una mesera. Solo un empleado. Dios nos creó a todos iguales al nacer, pero algunos tienen más oportunidades. Todos comenzamos iguales, pero nuestros caminos fueron en varias direcciones. Dios nos creó con diferentes habilidades, diferentes pasiones, diferentes miradas y diferentes talentos. Todas las personas forman nuestro maravilloso mundo y la diversidad es lo que lo hace excepcionalmente hermoso.
Piense en la mejor película que haya visto. Los personajes principales estaban allí, pero ¿qué pasa con todo el personal de apoyo? Sin el personal de apoyo, la película no estaría completa, ni sería posible.
Piense en su ciudad. Piense en su ciudad, sin servicio de recolección durante un mes o dos. Pronto su ciudad parecería un montón de basura. El «Solo un recolector» no lo representa.
Trate a todos con respeto y dignidad. Nadie es «Solo un …»
Marty Wingate
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Hace mucho tiempo tuve el sueño de jubilarme en un bonito terreno. Con una vista a las montañas y un arroyo que fluye a través de nuestra propiedad. Anhelaba un gran jardín y tal vez incluso caballos o animales de granja.
Crecimos sin mucho, pero teniendo lo que necesitábamos. Disfruté estar descalzo todo el verano, recoger moras y jugar en el bosque. Solo teníamos derecho a lo que trabajábamos y ganábamos. Mamá nos enseñó la importancia de los valores morales y la familia de pequeños.
Papá nos enseñó el valor del trabajo, el honor y la reputación. Perseguimos nuestros sueños siendo realistas acerca de nuestras metas.
Apunte más alto a su objetivo, pero no se decepcione si se queda corto. Siempre es mejor apuntar más alto y quedarse corto que apuntar bajo y dar en el blanco.
De niños, nuestros padres intentaron alimentarnos tanto física como mentalmente. En la escuela, nos enseñaron de salud a comer bien y en la iglesia, nos enseñaron valores espirituales. Siga una dieta equilibrada y manténgase activo siempre.
Mi mamá dijo una vez: «No envejeces hasta que te sientas en una mecedora todo el día». La salud es lo que le haces. Eres lo que comes, tanto comida como ejercicio. Y no olvide el lado espiritual, que lo mantiene en equilibrio mental y controla el estrés.
Cuando tenía 20 años, mi novia y yo nos fuimos de vacaciones en coche a unos 200 kilómetros. Al final de nuestra estancia nos quedamos sin dinero, pero, no me hice problema porque llevé mi chequera. Sin tarjeta de crédito o ningún registro de crédito, en ese momento, los bancos no quisieron hacer efectivo mi cheque. En un banco, un gerente me habló con compasión y me dio algunos consejos de crédito. También cobró mi simple cheque de 20 dólares para comprar gasolina para volver a casa. Incluso con mi buen crédito (lo creía así) pero no tenía ningún crédito registrado. Me di cuenta entonces de este hecho: «El crédito no se toma, se da». En el trabajo o en la vida, cuando realizaba acciones virtuosas y me atribuía el mérito, me veía como un tonto. No se atribuya el merito, otros verán lo que ha hecho, y le darán el crédito. El crédito es para darlo, no para tomarlo. Tampoco seas tacaño dando crédito, no le cuesta nada, pero haz que el destinatario brille.
Más tarde en la vida, tuve éxito e hice un gran trabajo, pero a los que trabajaban bajo mi mando no les gustó especialmente mi estilo «haga el trabajo». Siempre comprométase, pero esfuércese por ser un trabajador entre los trabajadores. Las relaciones en un ambiente de trabajo son tan importantes como hacer el trabajo. No enseñan eso en la escuela. Demuestra a los demás que eres un miembro del equipo amable que siempre proporciona un producto de calidad. Siempre da crédito a los demás cuando sea necesario; incluso si parte del crédito le pertenece. Los demás siempre apreciarán su gratitud.
Siento que he logrado mucho en la vida y he aprendido a evitar los obstáculos en el camino. Incluso a finales de mis 40 años, me enfrenté a la adversidad y tuve que empezar de nuevo. Podemos hacer cualquier cosa o ser cualquiera que elijamos en la vida siempre y cuando no nos ahoguemos por una adicción. Hay muchas adicciones autoimpuestas que se apoderan de usted si las dejas. No sustituya su vida por adicciones egoístas. Elévese por encima de ser una víctima en la vida. Conviértase en un vencedor y levántese ante cualquier nube que nuble su visión. Cuando se sienta víctima, levántese y siga adelante para convertirse en el vencedor. Solo eres derrotado cuando estás deprimido y eliges no levantarte.
¿Y en cuanto al éxito? Solo sea el mejor en lo que haga. No se trata de dinero o prestigio, se trata de la felicidad, que viene de dentro. Abrace la vida y todo lo que tiene para ofrecer. Evite a la gente desagradable y negativa que le hará caer. Encuentra un grupo de la iglesia que le dé apoyo. Manténgase cerca de los parientes y amigos que tienen actitudes positivas.
Lo más importante: No tengas miedo de salir de su zona de confort, pero no comprometa sus valores morales al hacerlo. Sea espontáneo, cree momentos y recuerdos únicos en la vida. Muchos de mis recuerdos más preciados son el resultado de la espontaneidad. No pierda de vista sus sueños, son los que le hacen seguir adelante. Tanto en los buenos momentos como en los malos, ilumine sus deseos y ambiciones. Cierre los ojos y dele vida a sus sueños, y ellos le darán esperanza y sentido a su vida. Recuerde, la vida es corta, manténgase cerca de sus seres queridos.
Ahora estoy retirado, viviendo en una bonita parcela de tierra en las montañas de Carolina del Norte. Tenemos una hermosa vista a las montañas y un arroyo que fluye a través de nuestra propiedad. Nuestro gran jardín es lo suficientemente grande como para cultivar mucho y poder compartirlo. Paso las mañanas viendo cómo la niebla abrasa el valle.
Y ya no uso zapatos, como cuando era niño…
Estoy viviendo un sueño.
Ron Blechner (Ron E B Barefoot in the Mts of NC)
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Esto será breve. Estoy en mis 80 años, y después de pasar por dos guerras, muchas protestas, y muchas cartas en defensa de este país, le pido que tomes el guante. Si está leyendo «The Epoch Times», estoy bastante seguro de dónde están sus valores, así que por favor haga lo que pueda para salvar al país.
Thomas Bryan
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