¿Quién está causando el colapso nervioso de Estados Unidos?

Por Roger Simon
04 de junio de 2020 2:10 PM Actualizado: 04 de junio de 2020 2:10 PM

Opinión

¿No piensa que estamos teniendo un colapso nervioso? ¿Cuándo recuerda dos abogados corporativos de Nueva York lanzando un cóctel molotov a un auto de policía?

¿O qué tal sobre los ejecutivos de la ciudad de Santa Monica, advertidos por las redes sociales que sus muchos negocios de moda y restaurantes finos iban a ser saqueados en masa el día después de que acciones similares ya se habían realizado, sin hacer nada mientras millones, quizás miles de millones en daños se realizaban a una de las partes más acaudaladas de nuestro país?

Ese patrón se repitió por todo el territorio en áreas ricas y pobres mientras los alcaldes y gobernadores liberales demostraban lo que yo supongo que podríamos llamar su «liberalismo».

¿Qué tan lejos irá? ¿Le permitirían a sus hijas que se fuguen por el bien de la causa? Es difícil saber por qué varias de esas hijas ya se habían unido a Antifa.

En cuanto a los medios, están haciendo lo que pueden para negar lo que está sucediendo y culpar a Trump cuando no pueden. ¿Qué hay de nuevo?

El misterio de todo esto es ¿quién está detrás y dónde terminará?

Esto último irónicamente nos lo han respondido los antiguos romanos, quien en cierto punto deben haber golpeado sus sandalias contra el suelo y declarado a las civilizaciones que habían estado antes, «non fiunt», en latín, o «no puede pasar aquí». (Lo dejaré ahí).

Policías muertos

En cuanto a quién está detrás esto, por supuesto, es causado superficialmente por el asesinato de George Floyd —ya sea por asfixia o una combinación de lo que recientemente hemos aprendido que se llama co-morbosidad— es en última instancia irrelevante.

Pero su muerte es lo que los psicólogos llaman «presentar queja», porque las causas reales son más complejas y mucho más profundas.

Además, hay una Gran Mentira pegada al asesinato de Floyd en manos de la policía y esa mentira —llámame racista si quiere— es que tales cosas son de ocurrencia común. Decididamente no lo son, como nos recordó la otra noche Jason Riley, columnista afroamericano del Wall Street Journal. De hecho es lo opuesto. Es bastante raro y cada vez más raro. Los hechos lo confirman.

En julio del año pasado, Heather Mac Donald escribió en «There Is No Epidemic of Racist Police Shootings» (No hay epidemia de disparos racistas de la policía):

«Un nuevo estudio publicado en Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias demuele la narrativa demócrata sobre la raza y los disparos de la policía, la que sostiene que oficiales blancos están involucrados en una epidemia de disparos con sesgo racial hacia hombres negros. Resulta ser que los oficiales blancos no tienen más probabilidad que los oficiales negros o hispanos de disparar a civiles negros. (…) De hecho, si hay un sesgo en los disparos de policía, luego de que se toman en cuenta las tasas de crímenes, es contra civiles blancos, encontró el estudio».

Oh, no. No puede ser —excepto que, como cualquiera que haya prestado atención sabe, en la última década la policía ha pasado más tiempo en entrenamientos de sensibilidad que en aprender cómo disparar. «Policías de comunidad» ha sido la palabra del día desde 1994 (en realidad bastante antes) cuando la Ley de Control de Crimen Violento y Cumplimiento de la Ley estableció la Oficina de Servicios de Policía Orientados a la Comunidad (COPS).

Quizás la fuerza de Minneapolis necesite refrescar el curso pero básicamente fueron víctimas del viejo síndrome de la manzana podrida que, en el contexto amplio de las cosas, siempre es difícil de evitar en cualquier lado, aunque deberíamos tratar.

También, como sabe la mayoría de la gente interesada, los asesinatos de negros hacia negros sobrepasan en número a los de la policía (negros, blancos o hispanos) contra negros, aproximadamente diez veces más. Si realmente le interesa el bienestar de nuestra población negra, ¿por qué no presta más atención a eso? (Aparentemente hay poca ganancia en ello, tal como parece haber poca ganancia en revertir el precipitoso declive de la familia negra).

Grupos comunistas

Mientras tanto, ordenadas pilas de ladrillos como para una construcción, que solo pudieron ser llevadas en un camión pagando caro, están apareciendo en esquinas y callejones por todos lados cerca de los sitios de protesta, listos para ser utilizados cuando cae la oscuridad. (Algunos inquietantes ejemplos se pueden ver actualmente en ZeroHedge). ¿Quién está pagando por eso? ¿Es Antifa? ¿Quién financia a Antifa?

También disponibles en el mismo link de ZeroHedge hay un fascinante video de una mujer negra cerca del Mercado de Granjeros de Los Ángeles, donde dos personas, uno blanco y otro asiático, que parecen ser operadores de Antifa están grafiteando «BLM» (Black Lives Matter) en un Starbucks. La mujer negra les dice que están dañando a la gente negra con sus acciones cuando el par de Antifa comienza a decirle a ella lo que es mejor para la gente negra. Ve a saber. O mejor, sé marxista.

Según un amigo que ha estado investigando un libro en la materia, hay varias docenas de ramas de Antifa en este país en varios niveles de clandestinidad. Ellos dicen ser anarquistas pero trabajan detrás de escena con By Any Means Necessary (BAMN o Por cualquier medio necesario, mas o menos trotskista), Refuse Fascism (formado con lo que quedó del Partido Revolucionario Comunista, de inclinación maoísta) y un sorprendente número de otros grupos de índole similar, incluyendo el Frente Estudiantil Revolucionario (Austin) y los Socialistas Democráticos de América.

Este último, al principio genuinamente democrático bajo su fundador Michael Harrington, está yendo, me dice mi amigo, progresivamente hacia líneas más duras y antidemocráticas (como ha sido Antifa por largo tiempo) y ahora tiene tanto como doscientos mil miembros.

En total, el número de Antifa y compañía en la izquierda hace pequeños en comparación a los cada vez menos supremacistas blancos, aunque eso es nuevo para el gobernador Walz de Minnesota quien piensa, o pensaba hasta que fue convencido de lo contrario, que los supremacistas son responsables de la violencia en su ciudad. (Sin duda él desea que lo fueran).

Él y varios otros deberían darse cuenta antes de que sea demasiado tarde. Quizás ya lo sea.

Y no son solo los liberales reaccionarios de nuestra cultura los que necesitan darse cuenta rápido. Muchos en la derecha se subieron al caballo cuando Trump dijo que iba a declarar a Antifa una organización terrorista nacional, diciendo que era legalmente imposible. Eso es solo para grupos extranjeros como ISIS.

Además del hecho de que Antifa es global y comenzó en Europa, en esta instancia al menos, ¿que importa? La declaración de Trump fue una forma de dramatizar el imperativo de que deben ser detenidos. Y realmente deben serlo. Sus críticos viciaron esto por su pomposidad.

En cuanto a de dónde consigue el dinero el grupo, hay sin duda muchos recortes. Pero tengo dos sugerencias para ofrecer: George Soros y el Partido Comunista Chino. Hay otros probablemente.

Roger L. Simon es analista político senior de The Epoch Times. Sus dos libros más recientes son «I Know Best: How Moral Narcissism Is Destroying Our Republic, If It Hasn’t Already« (no ficción) y «The GOAT« (ficción).


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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