Opinión
Vivimos en una era de máscaras, pero no del tipo divertido que puedes encontrar en el Carnaval de Venecia.
Algo mucho más siniestro está sucediendo.
Esta era comenzó, como casi todos sabemos ahora, con el COVID-19, cuando a todos nos dijeron que nos pusiéramos mascarillas o nuestros amigos y familiares podrían morir. Que podríamos morir nosotros mismos.
Lo necesario que era esto ha sido tema de mucha discusión. Mi «sentido arácnido» dice que no era necesario. Otros pueden discrepar.
Sin embargo, como ocurre con todas las pandemias (reales, imaginarias o algo intermedio), la necesidad finalmente disminuyó. La gente se liberó. Más o menos.
Solo que las máscaras siguen a nuestro alrededor, sorprendentemente. En algunos casos, nos rodean más que nunca.
Creo que fue en el programa de radio de Clay Travis y Buck Sexton donde escuché por primera vez referirse a las máscaras, irónicamente, como una «declaración de moda».
Ahora las máscaras están sobre nosotros con fuerza: negras, bufandas variadas y, por supuesto, keffiyehs. Los usuarios tienen varias intenciones: asustarnos; ocultar sus identidades a la policía, administradores universitarios o posibles empleadores; o simplemente, de forma patética, ser alguien de moda, formar parte de lo que ellos consideran el «público de moda».
Hemos visto esta canción antes durante las manifestaciones de Antifa y Black Lives Matter. Ejerza su derecho a la libertad de expresión pero no nos diga quién es usted. Podríamos denominar a esto cobardía, porque lo es, pero también es bastante peligroso a medida que se expande.
En cierto modo me recuerda a los trolls de Internet, especialmente los pagados, que aparecen prácticamente en todas partes con nombres falsos, algunos obvios y otros no. ¿La Primera Enmienda le da permiso (legal o, más importante aún, moralmente) a mentir sobre quién es usted mientras ejerce su derecho a la libertad de expresión? Interesante pregunta.
Nos han dicho que a muchos de los manifestantes enmascarados en nuestros campus (y considerando el número de personas que no son estudiantes, es casi seguro que es cierto) también se les paga por su “trabajo”, sin mencionar el transporte, las tiendas de campaña, la comida, etc.
¿Quién paga?
Estas son las personas a las que llamé en mi título los Súper Enmascarados. Ellos son los verdaderamente nefastos. Los enmascarados son sus soldados de infantería, conscientes o no.
Son los Súper Enmascarados quienes están detrás de los movimientos antiamericanismo, antioccidentalismo, anticapitalismo de libre mercado, fronteras abiertas, antirreligiosos, antisemitas, a menudo comunistas prochinos, de género fluido, etc.
Alguien está pagando por el caos universitario en todo nuestro país. Eso no sale gratis.
Entonces, ¿Quiénes son los Súper Enmascarados y por qué hacen esto?
Park MacDougald tiene algunas respuestas en su artículo de Tablet “ La gente que pone a Estados Unidos en llamas ”. MacDougald aísla, al igual que otros, a tres grupos como principales organizadores de las protestas: Estudiantes por la Justicia en Palestina (SJP), Voz Judía por la Paz (JVP) y Within Our Lifetime (WOL).
¿Quién está detrás de ellos? MacDougald tiene detalles interesantes sobre los distintos recortes, pero todo se reduce a muchos de los “sospechosos habituales”: la Fundación Rockefeller, George Soros en sus diversas formas y, en gran medida, la Fundación Tides. El autor dice esto sobre Tides:
“Tides, como habrás notado, es un nombre que sigue apareciendo una y otra vez. Tides Nexus, del que forma parte la Fundación Tides, es una de las redes progresistas de dinero oscuro más grandes del país y controla más de 1000 millones en activos; su lista de principales donantes es un elenco estelar de multimillonarios y fundaciones de izquierda, incluidos Soros, Peter Buffett y su Fundación NoVo, el fundador de eBay, Pierre Omidyar, el Fondo de los Hermanos Rockefeller, la Fundación Ford y el Fondo New Venture, controlado por otra potencia demócrata del dinero negro, Arabella Advisors de Eric Kessler. Pionero de lo que los críticos han llamado “lavado de dinero caritativo” mediante el uso de patrocinios fiscales para ocultar los rastros de dinero a través de múltiples capas de burocracia, Tides, a través de sus donaciones y patrocinios fiscales, se ha convertido en un importante patrocinador de la protesta antiisraelí en todo el país”.
No hace falta decir que no se trata solo de actividades antiisraelíes sino de todas las causas progresistas imaginables. Tides podría describirse como el rey de los súper enmascarados.
Uno se siente tentado a parafrasear las inmortales palabras del presidente Ronald Reagan y decir: “Sr. ¡Tides, quítate esa máscara!
Mi intención es señalar el nivel de ofuscación, a menudo deliberada, que existe y el grado en que se utiliza a las personas y se explota su ignorancia, consciente o inconscientemente.
Es fácil decir que los infames «globalistas» están detrás de todo esto, y muy posiblemente sea cierto, pero creo que hay un nivel en el que personas de todo tipo se han visto arrastradas por causas que creen buenas sin pararse a pensar en lo que realmente están haciendo. Es «mi equipo» y haré lo que ellos digan, aunque eso implique usar «dinero negro». Y ocultar mi identidad tras una máscara.
La lucha por la transparencia en nuestra cultura se lleva a cabo desde hace algún tiempo con, lamentablemente, poco éxito. Mientras tanto, escuchamos un sinfín de tonterías sobre la preservación de la “democracia”. Pero sin transparencia no hay democracia ni república constitucional, según se prefiera.
¡Así que quítense esas máscaras!
Fin del sermón.
¡PERO NO DEL TODO!
Después de escribir lo anterior, apareció en el New York Post (el 9 de mayo) el informe más sorprendente que podría romperte el cerebro. ¿Black Lives Matter está demandando a la Fundación Tides? ¿Qué esta pasando aquí?
«Una organización progresista sin fines de lucro que ha estado desembolsando dinero en efectivo a grupos de protesta antiisraelíes está siendo demandada por la Black Lives Matter Global Network Foundation por fraude y retener más de 33 millones de dólares en donaciones», afirma una demanda explosiva.
“La Fundación Tides, que ha gestionado cientos de millones en donaciones para grupos progresistas desde su fundación en 1976, se ha ‘negado a cumplir sus promesas y continúa apoderándose de las donaciones de BLMGNF’, según la demanda de 285 páginas presentada el lunes en el Tribunal Superior de California, en el condado de Los Ángeles.
“En cambio, Tides distribuyó una cantidad no revelada de donaciones a un grupo disidente radical de BLM dirigido por la activista antipolicial Melina Abdullah, quien perdió una demanda “frívola” contra BLMGNF , según documentos judiciales y un abogado de BLMGNF”.
¿Qué fue lo que dijo Sir Walter Scott? “¡Qué red tan enredada tejemos cuando practicamos el engaño!”
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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