Comentario
El pueblo cubano vuelve a rebelarse contra el estado carcelario comunista que Fidel Castro estableció tras tomar el poder en 1959.
Se han producido grandes manifestaciones en más de 30 pueblos y ciudades, con La Habana como punto central. Las noticias sobre protestas, detenciones y enfrentamientos inundan los medios de comunicación norteamericanos y europeos, pero los informes dejan claro que miles de cubanos están en las calles exigiendo alimentos, medicinas y libertad. Los manifestantes también acusan al régimen de haber gestionado muy mal la pandemia de COVID-19.
Además, un amplio y airado segmento de la población cubana apoya a los manifestantes y sus insistentes demandas de necesidades básicas de supervivencia y de un gobierno competente.
¿Apoya una abrumadora mayoría de la población el cambio económico y político?
Mi opinión es que sí, porque la reacción del régimen fidelista indica que teme al pueblo en masa. Al igual que la reacción del Partido Comunista Chino a las demandas de democracia de la Plaza de Tiananmen de 1989, las élites comunistas de Cuba saben que permitir la libertad significa el fin de su régimen comunista y de sus estilos de vida de lujo.
Recordemos que los manifestantes de Tiananmen construyeron una estatua de papel maché de diez metros de altura a la que llamaron la Diosa de la Democracia. El 4 de junio de 1989, el gobierno del PCCh demolió la estatua y asesinó a miles de manifestantes.
Los comunistas cubanos saben que la represión puede funcionar. Sin embargo, los matones cubanos no son ni de lejos tan poderosos como sus camaradas chinos. Estados Unidos está a solo 90 millas de distancia.
El 12 de julio, la dictadura castrista del siglo XXI, ahora dirigida por el presidente Miguel Díaz-Canel, bloqueó varias plataformas de redes sociales, incluyendo Facebook e Instagram. El 13 de julio una fuente informó que el régimen había impuesto un apagón parcial de Internet.
El régimen comunista cree que las protestas y las demandas están coordinadas. ¿Por quién? El ministro de Asuntos Exteriores de Cuba afirmó —sin pruebas— que Estados Unidos había financiado las protestas. Típica guerra narrativa comunista—culpar a Estados Unidos. El PCCh culpó a Estados Unidos de incitar las protestas prodemocráticas de Tiananmen y Hong Kong.
Fidel Castro tenía carisma. Los izquierdistas «progresistas» internacionales —casos tristes como el senador Bernie Sanders (I-Vt.) y la representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.)— siguen venerando a Fidel y excusando la viciosa tiranía del régimen.
Díaz-Canel tiene menos personalidad, por lo que el régimen de 2021 sufre un severo déficit de carisma del que no puede culpar a Estados Unidos. Simplemente no es capaz de animar al público masivo con «esperanza» y retórica utópica. Sin embargo, es tan prolijo como Fidel. La BBC informó que dio un discurso televisado de cuatro horas llamando a los manifestantes «contrarrevolucionarios». Afirmó: «La orden de combate está dada, los revolucionarios salen a la calle».
Más guerra narrativa: «Revolucionarios» traducido de la propaganda comunista significa «matones armados a los que el régimen provee de comida y papel higiénico». Díaz-Canel estaba ordenando a sus fuerzas de seguridad que atacaran a los manifestantes. Espera que la represión funcione.
Se argumenta que desde finales de la década de 1960, cuando se hizo evidente que la Cuba de Castro era un satélite de la Unión Soviética, un número significativo de cubanos ha estado en constante rebelión.
Los desertores recibían cierta atención de los medios de comunicación. Los rebeldes más destacados fueron y siguen siendo los que toman botes y balsas e intentan huir a otros lugares del Caribe, exceptuando la Venezuela chavista del siglo XXI. Los cubanos saben que Nicolás Maduro manda en otro infierno comunista, aunque uno impulsado por los ingresos del petróleo y el tráfico de armas ruso e iraní.
Los «levantamientos de barcos» masivos ocurrieron en 1980 y 1994. Fueron una especie de rebelión en la que miles de cubanos rechazaron el autoproclamado paraíso de los trabajadores de Castro y se convirtieron en refugiados.
Muchos murieron huyendo. En las redes sociales, el senador Marco Rubio (R-Fla.) señaló «que el 13 de julio de 1994 la guardia costera cubana hundió deliberadamente un remolcador que transportaba cubanos que huían de la isla y luego se negó a rescatar a los pasajeros». El ataque cubano mató a 41 cubanos que buscaban la libertad. Rubio siguió con el vídeo de un manifestante de 2021 «herido de bala por las fuerzas del régimen» llegando a un hospital en una ambulancia tirada por caballos.
Sí. Tirada por caballos. Bajo el liderazgo de Fidel y su hermano, Raúl, la agricultura cubana ha pasado de los tractores a los bueyes, el transporte de los autobuses a las bicicletas. El ejército cubano pasó a tener una mayor presencia en la economía. Lo mismo ha ocurrido con el Ejército Popular de Liberación de China.
Puede que las manifestaciones de julio de 2021 en Cuba no derroquen al régimen, pero las protestas indican que Cuba está al borde de una rebelión cultural y política contra la tiranía marxista.
Austin Bay es coronel (retirado) de la Reserva del Ejército de Estados Unidos, autor, columnista sindicado y profesor de estrategia y teoría estratégica en la Universidad de Texas-Austin. Su último libro es «Cocktails from Hell: Five Wars Shaping the 21st Century».
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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