Recordando dos famosos engaños

Dos historias falsas —una divertida en Reino Unido, una mortal en China— ilustran el poder de los medios de comunicación

Por Thomas Sterling
02 de abril de 2020 5:27 PM Actualizado: 02 de abril de 2020 5:29 PM

En los primeros años de la televisión, la BBC realizó un sobrio documental sobre la cosecha del año en Suiza. La cosecha: espaguetis cultivados en los árboles.

Tan convincente fue el informe que los teléfonos de la BBC se inundaron de llamadas de crédulos televidentes británicos con preguntas, incluyendo dónde podían obtener sus propios árboles de espagueti.

Era el 1 de abril de 1957.

«Creo que fue una buena idea para que la gente fuera consciente de que no podía creer todo lo que veía en la televisión y que debería adoptar una actitud un poco crítica al respecto», le dijo a la BBC el productor del programa, David Wheeler, en 2004.

Si tan solo cada programa de televisión viniera con una etiqueta de advertencia como esa.

En enero de 2001, se emitió un reportaje en China que causó sensación y cambió la opinión de la gente, cambió sus corazones. Fue escenificado, pero los medios controlados por el PCCh nunca lo admitieron.

El informe pretendía mostrar a 5 o 7 personas (la historia cambió) prendiéndose fuego en la Plaza Tiananmen como señal de protesta.

¿Habrá policías esperando en la Plaza Tiananmen con extintores y mantas a prueba de fuego la mayoría de los días? Estos hechos y muchos otros son examinados en el documental Fuego Falso. El análisis premiado desacredita las afirmaciones del PCCh sobre el evento.

Dijeron que las personas que supuestamente se prendieron fuego eran practicantes de Falun Dafa.

Falun Dafa es una disciplina tradicional china de meditación y ejercicios, cuyos practicantes estudian y tratan de vivir según los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. Cuando creció hasta tener más de 100 millones de practicantes, el PCCh comenzó una campaña de persecución sistemática.

Millones fueron detenidos, donde soportan largas horas de trabajo esclavo, lavado de cerebro y tortura. Se confirmó que miles murieron por tortura, aunque se desconoce el verdadero número de esas muertes. En lo que se ha descrito como un «frío genocidio«, un gran número de practicantes fueron asesinados por sus órganos, utilizados para abastecer a la floreciente industria de trasplantes de China.

En enero de 2001, la mayoría de los chinos simpatizaban con los practicantes, o eran indiferentes a la situación de Falun Gong. Las horribles escenas de personas que se prendían fuego, y luego las entrevistas con ellos en los hospitales, crearon una ola de opinión negativa hacia los practicantes y su disciplina.

Hasta el día de hoy, muchos chinos no quieren creer en la bondad de Falun Dafa, y un gran factor en su aversión es el falso documental emitido hace 19 años.

La televisión tiene el poder de provocar risas, y tiene el poder de hacer o deshacer reputaciones. A veces se abusa terriblemente de ese poder.

En China, esto se convirtió en una verdadera tragedia que se podría haber evitado, ya que se podrían haber salvado vidas humanas si los medios de comunicación, que actúan en nombre del malévolo PCCh, no hubieran abusado de su poder.

En los cómicos espaguetis vimos el poder que los medios de comunicación pueden ejercer, y en la persecución de Falun Dafa vemos ese poder ser usado para el mal.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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