Regalos navideños ocultos para los niños y para nosotros

Hace poco me topé con este adagio atribuido a Ben Franklin: «Estate en guerra con tus vicios, en paz con tus vecinos, y que cada año nuevo te encuentre un hombre mejor».

A menudo, nos proponemos ser mejores personas cuando el calendario nos da la vuelta en enero. Incluso los propósitos de Año Nuevo más comunes, hacer más ejercicio y perder peso, requieren autodisciplina y perseverancia si queremos que el deseo se corresponda con el éxito.

Para muchos de nosotros, esta ajetreada temporada que va de Acción de Gracias a Año Nuevo también pone en juego otras virtudes. Intentamos, por ejemplo, mantener el control sobre la cantidad de dinero que gastamos en comida y regalos. En el ajetreo de las fiestas, muchos de nosotros intentamos conscientemente evitar la actitud «¡Bah, Humbug!» de Scrooge y mantener una fachada de buen ánimo. Decoramos nuestras casas o enviamos tarjetas de Navidad cuando preferiríamos estar tirados en el sofá viendo deportes en la televisión.

En cierto modo, las fiestas actúan como un campo de entrenamiento anual para afinar nuestro carácter. Puede que no lo veamos así, pero está ahí.

Pero, ¿y los niños? ¿Pueden servir fiestas como las de Navidad o Año Nuevo para forjar su carácter? Y si es así, ¿hay formas de potenciar esas oportunidades?

Echemos un vistazo.

Viejas películas, viejos libros y nuevos ojos

La experiencia puede ser el mejor maestro, pero un poco de trabajo preliminar siempre ayuda. Y las historias pueden ayudar a poner esas piedras de apoyo.

La literatura, por ejemplo, nos ofrece muchos tesoros navideños: clásicos con un mensaje moral. Quizá el más conocido sea «Cuento de Navidad» de Dickens, con sus advertencias contra la avaricia y el egoísmo, pero solo es el primer bateador de este equipo ganador. El cuento de O. Henry «El regalo de los Reyes Magos» es una buena lectura familiar en voz alta por su brevedad, pero aún más por su lección sobre la generosidad. La tristeza de «La pequeña cerillera» de Hans Christian Andersen no es para todos los niños, pero de este cuento de hadas aprendemos la importancia de la bondad y el significado del amor. En «Cómo el Grinch robó la Navidad», del Dr. Seuss, el corazón del Grinch crece tres tallas, y esta historia puede ayudarnos a nosotros y a nuestros pequeños a hacer lo mismo.

Hollywood es también un tesoro de películas navideñas inspiradoras. Muchas familias ven «¡Qué bello es vivir!» todos los años, y cada visita les transmite el mensaje de que cada vida es preciosa. La versión de 1951 de «Cuento de Navidad» puede asustar a algunos niños, pero el Scrooge de Alastair Sim es, en mi opinión, el mejor, especialmente en las escenas en las que por fin abraza la bondad y la caridad. «Una Navidad a lo Charlie Brown» nos muestra que lo grande no siempre es mejor y nos recuerda el verdadero significado de la Navidad.

En cuanto a las películas en particular, cada uno tiene su favorita para estas fiestas. Enséñarselas y coméntarlas a los niños los guiara en camino a forjar su carácter.

En casa por vacaciones

Las actividades compartidas pueden enseñar virtudes, y ni siquiera hace falta usar palabras.

¿Listo para preparar una tanda de pastas rusas de té, galletas spritz u otras delicias navideñas? Invite a los niños, pequeños y mayores, a participar. Claro que es más complicado, pero ponga música, saque el azúcar y la harina y póngase manos a la obra.

¿Tiene invitados para pasar la noche? Haga que los niños preparen el dormitorio y anímelos a que añadan algún toque especial para que la habitación resulte más atractiva y más navideña.

Decorar juntos el árbol de Navidad. Si tiene adornos antiguos, explique su significado a los niños. Esto puede suscitar preguntas que le permitan compartir el pasado con ellos.

¿Necesita enviar tarjetas? Reúna cartulinas, tijeras, pegamento, lápices de colores y demás parafernalia, y haga que los niños se lo pasen en grande haciendo tarjetas de felicitación caseras.

Estos momentos compartidos pueden dar pie a reflexiones y preguntas inesperadas de sus hijos. Además, hacer galletas para un vecino o enviar tarjetas les enseña la importancia de tender la mano para tocar la vida de los demás.

Tiempo de fiesta

Hace años, cuando mi mujer y yo regentábamos un bed and breakfast, el negocio en invierno estaba tan muerto como el clavo de la puerta de Scrooge. Por lo tanto, el lugar estaba casi vacío, lo que nos daba mucho espacio para invitar a una docena o más de familias a una jornada de puertas abiertas el día de Año Nuevo. Así no había conflictos con las fiestas de Nochevieja. Pusimos un televisor para que los aficionados al deporte vieran el fútbol, servimos aperitivos abundantes y disfrutamos de la compañía toda la tarde.

Las fiestas también son un buen momento para invitar a amigos y familiares a intercambiar galletas, a jugar al pimpón o, simplemente, a charlar una tarde con un vaso de sidra de manzana caliente.

Gracias a estas reuniones, estrechamos lazos de amistad con otros padres y nuestros hijos pasan tiempo con sus amigos. Y lo que es igual de importante, aprenden que la diversión y el entretenimiento, como la comida del huerto, suelen ser mejores cuando se cultivan en casa.

Obras de misericordia para los demás

Es un trabalenguas, pero se trata de una doctrina cristiana con mensajes sencillos, como dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y dar limosna a los pobres, que encajan perfectamente en el espíritu navideño.

Reúna algunos amigos y salid a cantar villancicos, ya sea por el barrio o en una residencia de ancianos local. En el caso de la residencia asistida, pregunte a un supervisor si sería mejor después de Navidad. Cuando solía llevar a mis alumnos a estas excursiones, me enteré de que muchas de estas residencias para ancianos y enfermos están abarrotadas de cantantes de villancicos, músicos y otros visitantes hasta el día de Navidad, y entonces el interés decae. Considere la posibilidad de ir en enero para animar el ambiente después de las fiestas.

Ya sea con niños pequeños o adolescentes, done alimentos enlatados y secos a su banco de alimentos o refugio de emergencia local. Este año, la inflación ha aumentado drásticamente la demanda de estos centros para los hambrientos. Al mismo tiempo, estos centros han visto disminuir las donaciones. La gente que depende de estos lugares para comer y las personas que los gestionan necesitan nuestra ayuda.

Si tiene un vecino que pasa las fiestas solo, envíe a los niños a invitarle a comer. Tenga en cuenta que muchas personas mayores ─yo soy una de ellas─ sienten un enorme placer al pasar tiempo con niños y adolescentes.

Todas estas cosas, por supuesto, enseñan amabilidad a nuestros hijos, de nuevo sin sermones.

El actor principal de esta producción navideña

Es usted.

Los niños observan a sus padres y mentores todo el tiempo. Como Papá Noel, «saben si ha sido bueno o malo». Ser malo, por ejemplo, significa estar agotado y de mal humor durante las fiestas. Es algo habitual, pero intente mantener a raya a ese tigre. Mantenerse optimista, incluso cuando la sonrisa duele, proporciona a sus hijos y nietos un maravilloso ejemplo de perseverancia alegre en acción.

Y póngase un poco chistoso. Cánteles canciones navideñas cuando las oigas en el coche. Sorprenda a los niños con unas tortitas de Rudolph. Reciban el Año Nuevo por todo lo alto. Cuando los más pequeños se pongan tan quisquillosos como usted, distráigalos y haga que vuelvan a reír.

Haga estas cosas y termine con la canción de Papá Noel: «¡Sed buenos por amor de Dios!». Y les estará enseñando esa misma virtud. Es más, también está afinando tus propias virtudes.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo, ¡y todo lo mejor en 2023!

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