El representante Paul Gosar (R-Ariz.) anunció el viernes que está patrocinando un proyecto de ley que pondría en receso toda la inmigración en Estados Unidos por 10 años, argumentando que la pausa es necesaria para ayudar a frenar el actual aumento de cruces fronterizos ilegales.
«Nosotros no podemos tener una inmigración legal cuando tenemos invasores ilegales desenfrenados. Esto es una amenaza para nuestra seguridad nacional, nuestra economía y para nuestros ciudadanos», dijo Gosar en una declaración al anunciar el proyecto de ley HR 4643, que busca «prohibir la admisión de extranjeros en Estados Unidos por 10 años» a partir de la fecha de su posible promulgación.
El escenario de fondo de la iniciativa de Gosar es la escalada fronteriza y el reciente anuncio de las autoridades federales de inmigración, quienes informaron que en junio detuvieron a 188,829 personas que cruzaron ilegalmente por la frontera suroeste, mientras que en mayo se registraron otras 180,034. La cifra incluye más de 15,000 menores no acompañados, más de 55,000 unidades familiares y más de 117,000 adultos solos.
Gosar culpó del aumento de cruces ilegales de la frontera al presidente Joe Biden, a cuya administración acusó de «ignorar y ayudar activamente a la violación de nuestras leyes federales», alegando que esto «literal y figuradamente abrió las puertas y está metiendo a cientos de miles de criminales en nuestro país».
Desde que asumió el cargo, Biden revirtió una serie de políticas fronterizas y de asilo implementadas por la administración Trump, incluyendo la anulación de los Protocolos de Protección de Migrantes, que requerían que los solicitantes de asilo esperaran en México mientras se procesaban sus solicitudes. Biden también propuso un proyecto de ley de inmigración que proporciona un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes ilegales que viven en Estados Unidos.
Muchos republicanos y algunos analistas afirman que al revertir las políticas de la era Trump, Biden alimentó la escalada fronteriza, con el argumento de que las normas más estrictas en torno a la seguridad fronteriza y las admisiones de asilo sirven para disuadir a los posibles inmigrantes ilegales de tratar de entrar en Estados Unidos.
«Con la destrucción de la sólida aplicación del control de inmigración del presidente Trump, y el actual desprecio y violación de la ley federal existente, el señor Biden desató la crisis fronteriza y humanitaria más grave en la historia de Estados Unidos», alegó Gosar.
Biden y los miembros de su administración rechazaron la idea de que sus políticas estén alimentando un aumento de la inmigración ilegal. También rechazaron la caracterización del problema como una «crisis», sino que lo llaman un «desafío», sobre el cual insisten en que la administración está trabajando para hacerle frente a través de un enfoque múltiple que pone un fuerte énfasis en abordar las causas fundamentales de la migración.
«Estados Unidos es también un país con fronteras y con leyes que deben ser aplicadas. Asegurar nuestras fronteras no requiere que ignoremos la humanidad de quienes intentan cruzarlas. Todo lo contrario. No podemos resolver la crisis humanitaria en nuestra frontera sin abordar la violencia, la inestabilidad y la falta de oportunidades que obligan a tantas personas a huir de sus hogares», dijo Biden en una orden ejecutiva del 2 de febrero sobre el establecimiento de un «marco regional integral» para gestionar la migración en América Central y del Norte.
La vicepresidenta Kamala Harris, a la que Biden encargó que liderara los esfuerzos para abordar el problema de la inmigración ilegal, visitó el 25 de junio la frontera, tras semanas de críticas de los republicanos por no hacerlo. Allí reiteró la opinión de la administración sobre la necesidad de abordar los factores que llevan a la gente a abandonar sus hogares.
«El trabajo que tenemos que hacer es el de abordar las causas de raíz, de lo contrario seguiremos viendo el efecto, lo que está sucediendo en la frontera», dijo Harris. «Esto va a requerir, como hemos estado haciendo, un enfoque integral que reconozca cada pieza de esto».
La inmigración ha sido un punto débil para Biden, ya que una encuesta realizada por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research en mayo mostró que el 54 por ciento de los estadounidenses desaprobaba su gestión del tema.
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