Los datos actualizados proporcionados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. muestran que las hospitalizaciones por COVID-19 descendieron por cuarta semana consecutiva, lo que sugiere que el llamado «repunte» durante el verano tambaleó.
Según los CDC, en la semana que finalizó el 7 de octubre, las hospitalizaciones descendieron un 8,2 por ciento, las visitas a urgencias un 17,7 por ciento y los casos un 0,8 por ciento. Las muertes descendieron un 3,8 por ciento, ya que las autoridades sanitarias afirmaron que las muertes suelen ir por detrás de las hospitalizaciones.
Aunque se produjo un descenso de las hospitalizaciones durante varias semanas consecutivas, los CDC publicaron un informe el 6 de octubre en el que afirmaban que el COVID-19 sigue siendo una «amenaza para la salud pública» para los estadounidenses de edad avanzada y volvían a pedir a la población que se pusiera la vacuna de refuerzo contra el COVID-19 actualizada. Según el informe, los adultos mayores constituyen la mayoría de las hospitalizaciones en los Estados Unidos, lo que es coherente con las tendencias históricas.
A mediados de julio, alrededor de siete de cada 100,000 personas de 65 años o más fueron hospitalizadas por COVID-19, dijeron los CDC. Pero a mediados de agosto, según la agencia, 16,4 de cada 100,000 adultos mayores de 65 años fueron hospitalizados con la infección viral.
En general, de enero a agosto del 2023, los adultos de 65 años o más «representaron el 62,9 por ciento de todas las hospitalizaciones asociadas con COVID-19», dijo antes de sugerir que las personas mayores reciban la «vacuna bivalente contra COVID-19 recomendada».
Además de vacunarse, también deberían adoptar «medidas para reducir el riesgo de contraer el COVID-19» y recibir «tratamiento antivírico ambulatorio inmediato tras un resultado positivo en la prueba del SARS-CoV-2», añadía.
La segunda tasa de hospitalización más alta se registró entre las personas de 50 a 64 años, con una de cada 100,000, según el informe.
Durante el verano, algunos medios de comunicación y médicos sugirieron que Estados Unidos se encontraba actualmente en medio de una «oleada» de COVID-19, aunque los datos históricos de los CDC muestran que el repunte del verano parecía ser relativamente menor que los aumentos anteriores del virus.
Los CDC declararon que la agencia espera una «oleada moderada de COVID-19» para el próximo invierno, afirmando que el pico coincidirá con las cifras de hospitalización del invierno pasado. «Sin embargo, el COVID-19 podría alcanzar su pico antes que la temporada pasada, debido a la limitada actividad estival en comparación con años anteriores», declaró la agencia el 14 de septiembre.
«Este aumento podría deberse a la aparición de una nueva variante de COVID-19 con mayor capacidad para evadir la inmunidad previa del organismo, o a una temporada de gripe grave combinada con oleadas de COVID-19 y VRS similares a las del año pasado, o, como vimos el año pasado, a un aumento de las infecciones por VRS», afirmaba también. «Un factor clave es el momento del pico de hospitalizaciones asociado a cada enfermedad y si esos picos coinciden».
En medio del aumento de las hospitalizaciones a finales de verano, algunos funcionarios sanitarios sugirieron que no parece ser tan grave como los aumentos anteriores.
«En agosto, el Dr. John Segreti, epidemiólogo y director médico de control y prevención de infecciones del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago, declaró a ABC News que, aunque la tendencia es al alza, sigue siendo inferior a la del año pasado por estas fechas. «El hecho de que las cifras estén subiendo con bastante lentitud, creo que es una buena señal».
La Dra. Shira Doron, jefa de control de infecciones de Tufts Medicine, dijo que el reciente «repunte no es una oleada; ni siquiera es una ola».
Consumo de vacunas relativamente bajo
Alrededor del 2 por ciento de todos los estadounidenses recibieron la vacuna de refuerzo contra el COVID-19 actualizada después de que se pusiera en marcha el mes pasado tras ser aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos y recomendada por los CDC. En total, unos 7 millones de personas se vacunaron, según datos actualizados facilitados por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
«La distribución de la vacuna contra el COVID-19, que pasó al mercado privado, es muy diferente a la del año pasado, cuando las distribuía el gobierno», dijo un portavoz del HHS sobre los datos. La agencia está trabajando actualmente «directamente con los fabricantes y distribuidores para garantizar que las vacunas están llegando a» varios lugares.
A principios de este mes, la Dra. Mandy Cohen, directora de los CDC, declaró a la prensa que 4 millones habían recibido las nuevas vacunas.
Mientras tanto, Pfizer, en las directrices publicadas el 13 de octubre, dijo que reduciría drásticamente las estimaciones de beneficios e ingresos debido a la menor demanda de las vacunas y otros productos COVID-19. Al igual que Moderna y Novavax, Pfizer es una de las tres empresas que fabricaron una vacuna contra COVID-19 actualizada actualmente aprobada en Estados Unidos.
El gigante farmacéutico espera ahora unas ventas para 2023 de entre 58,000 y 61,000 millones de dólares, lo que supone una reducción respecto a las previsiones anteriores de entre 67,000 y 70,000 millones de dólares, según su informe de orientación publicado la semana pasada. Según Pfizer, el recorte de sus previsiones de ingresos se debe «únicamente a sus productos contra COVID», que incluyen la vacuna y Paxlovid, su medicamento antiviral.
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