El socialismo en Estados Unidos está en alza. Una reciente encuesta de Gallup, encontró que el 45 por ciento de los jóvenes adultos estadounidenses (de 18 a 29 años) tienen una visión positiva del capitalismo, mientras que el 51 por ciento de este mismo grupo ve al socialismo de manera positiva. Los estadounidenses mayores han sido consistentemente más positivos sobre el capitalismo que sobre el socialismo; el 58 por ciento de aquellos entre 30 y 49 años tienen una visión positiva del capitalismo, y el 41 por ciento tiene una visión positiva del socialismo. De los que tienen entre 50 y 64 años, el 60 por ciento tiene una visión positiva del capitalismo y el 30 por ciento tiene una visión positiva del socialismo.
Una razón de este aumento en la favorabilidad hacia socialismo se debe al hecho de que los jóvenes crecieron durante la Gran Recesión, una época en la cual los medios de comunicación hicieron un mal trabajo cubriendo al socialismo, y una época en la que el socialismo prevaleció como una ideología popular en los campus universitarios estadounidenses. Ahora, también, el socialismo es pregonado por muchos de los líderes progresistas demócratas como Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio Cortez.
Como resultado, hay una seria falta de conocimiento sobre lo que realmente es el socialismo. El socialismo ha matado a millones de personas, pero sus muchos fracasos apenas son mencionados por los medios de comunicación o por nuestros líderes.
El libro «The Case Against Socialism» (El Caso contra el Socialismo) de Rand Paul es justo el escenario para que los estadounidenses se familiaricen con el socialismo.
Paul es un senador júnior de Kentucky y exmédico. Su libro es un estudio cuidadoso sobre socialismo en el que llega a un diagnóstico: es una enfermedad espiritual contra la que debemos vacunarnos. Los ejemplos que incluye para demostrar su punto son sólidos y casi imposibles de refutar.
Paul define al socialismo como un sistema social en el que el gobierno es dueño de los medios de producción. Con el socialismo, los derechos del individuo se hacen secundarios a los deseos de la colectividad. El socialismo democrático es la misma cosa, solo que con un tono más suave. Una consecuencia natural del socialismo, dice Paul, es el comunismo, donde el gobierno controla todo: lo político y los medios de producción. El mismo Lenin exclamó: «La meta del socialismo es el comunismo».
Las ideas falsas y la visión a través de ellas
La eficacia de Paul en su libro radica en tomar los argumentos prosocialistas y desarmarlos. Estructurado en seis partes, el libro contiene 39 capítulos con temas como países socialistas, autoritarismo, desigualdad económica, cambio climático y noticias falsas, y en cada uno de ellos disipa las suposiciones falaces sobre las que descansa el socialismo.
Idea falsa: El control gubernamental del sector privado es algo bueno para un país.
Respuesta de Paul: Paul pide al lector que mire la vibrante economía de Venezuela, que era tan rica en petróleo (Venezuela todavía tiene las mayores reservas de petróleo del mundo) y fue destruida por el control gubernamental. A esto se sumó la nacionalización de empresas privadas, que el gobierno manejó mal. El país cayó rápidamente: de un 48 por ciento de la población en la pobreza en 2014, a un 87 por ciento en la pobreza en 2017. Hoy hay una crisis humanitaria que amenaza con hundir a la región.
Idea falsa: La desigualdad de ingresos entre ricos y pobres frena el crecimiento económico.
Respuesta de Paul: En realidad, mientras los ricos se hacen más ricos, los pobres también lo son. En pocas palabras, una marea creciente levanta todos los barcos. Señala el hecho de que los grupos de bajos ingresos tienen acceso a bienes y servicios que antes no se conocían. En ningún otro momento de la historia han sido tan pocos los que han vivido en la pobreza en todo el mundo.
Idea falsa: Los países escandinavos son ejemplos del éxito del socialismo.
Respuesta de Paul: En 2015, el primer ministro danés regañó a Bernie Sanders y le pidió que dejara de insultar a su país tachándolo de socialista. Corey Iacono (que escribió para la Fundación para la Educación Económica) dice que los países escandinavos tienen efectivamente una fuerte carga fiscal y generosos programas de bienestar social. Pero eso no los hace socialistas. Los fuertes impuestos y la riqueza se promueven en el marco de una democracia capitalista.
Paul añade que esta mezcla de gran gobierno y propiedad privada no es, sin embargo, libre. Estos países tienen la carga fiscal más pesada de la clase media en el mundo. Históricamente, los países escandinavos han adoptado una alta tributación de la clase media porque en realidad utilizaban todos los servicios que recibían a cambio. La enseñanza y la atención médica gratuitas no eran una red de seguridad para los pobres, sino que eran utilizadas por todos. En el pasado, el alto grado de cohesión tanto en la identidad racial como cultural entre los ciudadanos facilitaba la determinación de prioridades. Ahora, con más inmigración, se empiezan a ver signos de tensión en los servicios.
Idea falsa: A lo largo de la historia, el socialismo ha derrocado a los regímenes autoritarios, lo que hace del socialismo una fuerza muy positiva.
Respuesta de Paul: Una de las mayores ironías de la historia política moderna es que, a medida que los socialistas de todo el mundo se levantaron para derrocar los regímenes autoritarios, finalmente los reemplazaron, a pesar de sus promesas de establecer democracias libres, con regímenes autoritarios propios.
Idea falsa: El socialismo es la respuesta al cambio climático.
Respuesta de Paul: Incluso los más ardientes alarmistas del cambio climático reconocen que este debate es más que solo la contaminación o los cambios de temperatura. Paul argumenta que el verdadero motivo detrás de los esfuerzos de los alarmistas es la redistribución global de la riqueza y un estado de bienestar socialista mundial.
Paul quiere ver una discusión racional de cuánto del cambio climático proviene de causas naturales y cuánto del hombre, y luego con claridad proceder de ahí con el sistema capitalista.
Idea falsa: Los nazis no eran socialistas.
Respuesta de Paul: A pesar de que los nazis tenían literalmente «socialista» en su nombre, el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, los progresistas persisten en tratar de convencer al mundo de que los nazis no eran socialistas porque no tenían la versión ortodoxa. Lo que es cierto es que los nazis nunca vacilaron en su apoyo al socialismo. Simplemente creían que tenían una mejor forma de ofrecerlo. Es un hecho que mientras las industrias nazis eran de propiedad privada, eran solo de nombre. El control estatal sobre la industria era tan completo que, en realidad, los propietarios fueron esencialmente despojados del control privado de su propiedad.
Paul también afirma que los progresistas no quieren reclamar a los nazis como suyos debido a la política nazi de la eugenesia. Sin embargo, la eugenesia es un resultado natural de las políticas socialistas. Después de todo, si el estado controla la industria, y la industria depende de los trabajadores, la teoría socialista permitiría lo mismo para la producción de bebés. ¿Por qué no tener más gente fuerte y menos débil? La cita de Paul es que «el socialismo y la eugenesia no fueron una anomalía histórica sino una simbiosis histórica». Siente que la eugenesia es un peligro siempre que el colectivo se eleva por encima del individuo.
Paul se pregunta por qué hoy en día Margaret Sanger es orgullosamente promovida y defendida como la fundadora de Planned Parenthood a pesar de que ella abogó por la eugenesia.
Idea falsa: El socialismo alienta la creatividad ya que la mayoría de las necesidades básicas son satisfechas.
Respuesta de Paul: Esto no es así. Las ideas no autorizadas son ideas peligrosas, porque pueden llevar a la gente a empezar a pensar por sí mismos y, por lo tanto, a empezar a pensar en la naturaleza del socialismo y sus gobernantes. El control completo de la economía significa el control completo de todas las personas que participan en esa economía.
Idea falsa: El socialismo no es violento.
Respuesta de Paul: ¿Si el socialismo no lleva a la violencia, entonces Paul pregunta cómo puede el estado tomar posesión de la propiedad de la gente? ¿Renunciará la gente voluntariamente a su propiedad sin luchar? El estado castigará a los que no obedezcan, y los castigos empeorarán con el tiempo. El exterminio será una opción final. Paul cita ejemplos de control opresivo del gobierno en lugares donde el socialismo finalmente llevó a tal violencia.
Su último capítulo, sobre China, habla del panóptico: un sistema de vigilancia omnipresente diseñado para que los individuos nunca estén seguros de si están siendo observados o no. El sistema busca el «comportamiento deseable» (lo que el gobierno considere correcto en ese momento) y el crimen facial, expresiones faciales que insinúan actitudes subversivas.
El Grupo de Tecnología Electrónica de China, que reúne y organiza grandes datos, sobre todo, completa la vigilancia del pensamiento. A los ciudadanos chinos se les asignan créditos sociales donde los puntajes altos son recompensados y los puntajes bajos pueden resultar en la negación de trabajos, préstamos, viajes o en algo mucho peor. Paul afirma que se esperaba que el sistema se implementara completamente para el año 2020.
En China, el estado profetizado en el libro distópico «1984» es una realidad, pero con tecnología moderna.
¿Hay esperanza?
En un país en el cual la juventud se está convirtiendo hacia el socialismo, Paul termina su libro con una esperanza mesurada para la próxima generación. Espera que lleguen a entender que los mercados libres y la gente libre han producido una mejor salud, una mayor expectativa de vida y han reducido la pobreza y el sufrimiento alrededor del mundo. Espera que escojan la libertad.
«The Case Against Socialism»
Rand Paul
Broadside Books
libro de 368 páginas.
Linda Wiegenfeld es una maestra jubilada con 45 años de experiencia en la enseñanza de niños. Se puede contactar con ella para comentarios o sugerencias en [email protected]
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A continuación:
Cómo el comunismo busca destruir la humanidad
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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