Científicos presentaron las primeras imágenes de un «agujero negro supermasivo que podría devorar cualquier materia que deambule dentro de su gigantesca atracción gravitatoria, y está justo en el centro de la Vía Láctea.
Nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene un «monstruo» que la acecha desde su mismo centro. Se llama Sagittarius A*, y es un agujero negro supermasivo que «nunca habíamos visto», explica la NASA en un artículo publicado el día de hoy.
El Event Horizon Telescope, financiado por la National Science Foundation , publicó la primera imagen de nuestro agujero negro galáctico y se anuncio hoy jueves en conferencias de prensa simultáneas en Estados Unidos, Alemania, China, México, Chile, Japón y Taiwán.
«En una oscura noche de verano, en su corazón, hacia la constelación de Sagitario, se encuentra Sagittarius A*, el agujero negro supermasivo que se sospecha reside allí», dijo Feryal Özel, astrofísica de la Universidad de Arizona.
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Özel agregó que durante décadas «la fuente ha sido objeto de intensos estudios astronómicos», y las estrellas que orbitan a su alrededor revelaron la presencia del agujero negro, que es 4 millones de veces la masa de nuestro sol, pero al mismo tiempo muy débil.
«Personalmente, lo conocí hace 20 años y desde entonces me encanta y trato de entenderlo. Pero hasta ahora no teníamos la imagen directa que confirmara que Sagittarius A* era efectivamente un agujero negro», dijo emocionada durante la presentación.
En otra publicación, la NASA explica que un agujero negro de masa estelar se forma cuando una estrella con más de 20 masas solares agota el combustible nuclear en su núcleo y colapsa por su propio peso. El colapso desencadena entonces una explosión de supernova que destruye las capas exteriores de la estrella.
Pero si el núcleo triturado contiene más de tres veces la masa del Sol, «ninguna fuerza conocida puede detener su colapso en un agujero negro», se explica.
Aunque se desconoce el origen de los agujeros negros supermasivos, sí se sabe que existen desde los primeros días de la vida de una galaxia.
Una vez que nacen, los agujeros negros pueden crecer acumulando materia que cae en ellos, incluido el gas extraído de las estrellas vecinas e incluso de otros agujeros negros.
Sagittarius A* posee 4 millones de veces la masa de nuestro sol y se encuentra a unos 26,000 años luz, la distancia que recorre la luz en un año, 5.9 billones de millas de la Tierra.
Los agujeros negros son objetos extraordinariamente densos con una gravedad tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar, lo que hace que verlos sea todo un desafío. El horizonte de eventos de un agujero negro es el punto de no retorno más allá del cual cualquier cosa ―estrellas, planetas, gas, polvo y todas las formas de radiación electromagnética― que es arrastrada al olvido.
«Parece que a los agujeros negros les gustan las donas», dijo Özel, refiriéndose a la imagen de Sagittarius A* en forma de aro. «Me gustaría poder decirles que la segunda vez es tan buena como la primera cuando se trata de imágenes de agujeros negros. Pero eso no sería cierto».
«En realidad es mejor», agregó. «No era un aspecto de los entornos que por casualidad se parecía al anillo que esperábamos ver. Ahora sabemos que en ambos casos lo que vemos es el corazón del agujero negro, el punto de no retorno».
Con información de Reuters
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