Se han diagnosticado casos de úlceras vulvares poco frecuentes en niñas adolescentes tras recibir una segunda dosis de la vacuna de ARN mensajero (ARNm) de Pfizer, según la edición de abril del Journal of Pediatric & Adolescent Gynecology.
La revista médica informa de seis casos de niñas adolescentes de entre 12 y 16 años que desarrollaron úlceras genitales dolorosas en los cuatro días siguientes a su segunda dosis de la vacuna, incluidos dos casos que se produjeron tras la infección con el COVID-19.
Es la primera vez que se abordan y discuten en la literatura médica casos de úlceras vulvares en adolescentes y mujeres jóvenes.
Los médicos de estos casos afirman que es «importante identificar y explicar los posibles efectos adversos para ayudar a disipar las dudas que algunos pacientes podrían sentir al recibir una vacuna nueva».
Las úlceras vulvares —conocidas como aftas vulvares, úlceras de lipschütz o úlcera genital aguda— son lesiones dolorosas no adquiridas sexualmente que se forman en las estructuras externas de los genitales femeninos, o la vulva. La afección afecta principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes, pero también se han registrado casos de mujeres mayores.
A diferencia de las úlceras bucales, que son una reacción adversa establecida de ciertas vacunas, incluidas las vacunas de COVID-19 administradas en los Estados Unidos, las úlceras vulvares no lo son.
Una simple búsqueda en el Sistema para Reportar Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) para úlcera aftosa, ulceración vaginal, ulceración vulvar y vacuna contra COVID-19 de Pfizer, dio como resultado 282 eventos totales hasta el 14 de abril.
De ellos, más de 40 informes estaban relacionados con úlceras genitales en adolescentes y mujeres jóvenes varios días después de la segunda inyección de Pfizer, mientras que el resto eran informes de úlceras bucales. También se han producido varios casos tras la primera y tercera dosis.
La más joven en experimentar las úlceras vulvares fue una niña de 10 años de Carolina del Norte, que desarrolló varias lesiones dolorosas 24 horas después de su segunda dosis de Pfizer el 29 de enero de 2022, [número de identificación de VAERS: 2087752-1]. Dio negativo en la prueba del virus del herpes simple. El informe no menciona si se administró una prueba COVID-19.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) advierten que los informes enviados a VAERS no prueban necesariamente la causalidad.
«Aunque son muy importantes para controlar la seguridad de las vacunas, los informes del VAERS no pueden utilizarse por sí solos para determinar si una vacuna ha causado o contribuido a un acontecimiento adverso o a una enfermedad», escribieron los CDC.
Informes de casos
El primer informe de un caso que describe una posible asociación entre el desarrollo de úlceras vulvares y la vacunación contra el COVID-19 con la vacuna de Pfizer fue el de una paciente de 16 años de Minnesota. Experimentó fiebre, dolor corporal, fatiga y lesiones vaginales en las 24 horas siguientes a la administración de una segunda dosis de la vacuna COVID-19 de ARNm. Las úlceras se volvieron extremadamente dolorosas y la paciente tenía dificultad para caminar, orinar y defecar cuando fue vista en la clínica de ginecología pediátrica seis días después de su vacunación.
La paciente se sometió a pruebas de COVID-19, de enfermedades de transmisión sexual y de dos virus comunes: el virus de Peptein-Barr (VEB) y el citomegalovirus (CMV). Todas las pruebas fueron negativas excepto la del VEB, que indicó que tenía una infección previa.
Las úlceras vulvares no adquiridas sexualmente se han asociado a varias infecciones víricas, como el VEB, la gripe y, más recientemente, el COVID-19. Sin embargo, basándose en la presentación clínica de la paciente, los médicos concluyeron que las úlceras estaban asociadas a la vacuna de ARNm de Pfizer.
Al no existir un protocolo de tratamiento estándar para este tipo de úlceras, el tratamiento suele consistir en la administración de medicamentos orales y tópicos para controlar el dolor. También se prescriben baños de asiento para aliviar el dolor, la hinchazón y otros síntomas.
El segundo informe de un caso (pdf) se refería a una niña de 14 años de Nebraska que informó de dolor y lesiones vulvares dos días después de recibir la segunda vacuna de Pfizer. Antes de experimentar el dolor vulvar, la paciente tenía «síntomas transitorios pero graves de fatiga, dolores corporales e insomnio» 12 horas después de la inyección de ARNm. Todas sus pruebas, incluida la de COVID-19, fueron negativas.
«Creemos que este caso demuestra una posible asociación nueva entre la vacuna de Pfizer y el desarrollo de una úlcera aftosa vulvar en una paciente adolescente», escribieron los autores del informe.
En el Children’s Mercy Hospital de Missouri, tres pacientes femeninas de entre 12 y 15 años fueron diagnosticadas con úlceras genitales entre junio y septiembre de 2021. Las tres se presentaron en la sala de urgencias con dolor y múltiples úlceras vulvares entre 24 y 48 horas después de su segunda dosis de la vacuna Pfizer. Las pruebas de citomegalovirus y del virus de Epstein-Barr fueron negativas y ninguna estuvo expuesta recientemente al COVID-19. Su estado se resolvió espontáneamente en la tercera semana.
El sexto informe era de una joven de 16 años de Massachusetts que desarrolló dolor al orinar, picor y secreción vulvar e hinchazón labial cuatro días después de su segunda dosis de la vacuna de Pfizer. Al día siguiente, se presentó en la clínica ginecológica con úlceras vulvares. Dio negativo en las pruebas del virus del herpes simple 1 y 2, Epstein-Barr, citomegalovirus y micoplasma, una bacteria.
«En esta época de pandemia, debería considerarse la posibilidad de realizar pruebas para detectar la infección por COVID-19 o indagar sobre la vacunación reciente contra COVID-19 en todas las mujeres jóvenes que presenten úlceras genitales agudas», señalaron los autores del informe del caso.
Las seis pacientes no tuvieron ninguna reacción adversa a la primera inyección de Pfizer. Las úlceras y el dolor se curaron de forma diferente en cada paciente, entre una y tres semanas, con medicamentos y otros cuidados de apoyo.
Pfizer no respondió a la solicitud de comentarios.
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