El consumo del cannabis durante el embarazo tiene riesgos reales, dice estudio

Las drogas, incluso las que provienen directamente de las plantas, pueden tener efectos secundarios si se usan incorrectamente

Por ARMEN NIKOGOSIAN , SOUTHWEST FUNCTIONAL MEDICINE
01 de febrero de 2020 3:59 PM Actualizado: 01 de febrero de 2020 3:59 PM

Si bien se suelen elogiar los beneficios medicinales del cannabis y su ingrediente activo tetrahidrocannabinol (THC), debemos recordar siempre que se trata de un potente remedio herbario con efectos secundarios. Un nuevo estudio publicado en Scientific Reports, demuestra definitivamente que la exposición regular al THC durante el embarazo tuvo un impacto negativo en el desarrollo de la placenta y el feto.

En los últimas décadas, la opinión pública sobre el cannabis se ha suavizado mucho más allá de la propaganda que impulsó la campaña de la película «Locura por la marihuana» de la década de 1930. Este giro de casi 180 grados en la creencia predominante, coincidió con diversos grados de legalización en más de la mitad de los Estados Unidos y en docenas de otros países, incluido Canadá.

El valor medicinal del cannabis es innegable para una diversidad de enfermedades que van desde el dolor crónico hasta las convulsiones, pasando por el trastorno de estrés postraumático y toda una serie de trastornos. Es una hierba potente con cualidades medicinales y, como toda medicina, posee efectos secundarios. La falacia de la seguridad implícita debido a sus orígenes naturales es tan defectuosa como pensar que el uso del opio o la cicuta no tiene riesgos. Aunque ciertamente no quisiera que se volviera a las acusaciones infundadas y a las fabricaciones descaradas dirigidas al cannabis en la década de 1930, sería bienvenido el retorno a un cierto equilibrio en la discusión sobre el cannabis en 2020.

En general, el THC y el cannabis tienen efectos negativos en la fertilidad tanto en hombres como en mujeres. Se sabe que el THC afecta a los receptores del hipotálamo, la pituitaria y los órganos reproductivos internos, todos los cuales están íntimamente involucrados en la reproducción humana.

Se encontró que los hombres que fumaban cannabis al menos una vez por semana tenían un 29 por ciento menos de esperma y las mujeres podían tener su ovulación retrasada hasta 3.5 días. Ambos factores podrían contribuir a la infertilidad. Basado en nuestro conocimiento actual sobre los efectos del THC y el cannabis, los efectos generales sobre la fertilidad se inclinan más hacia el riesgo que hacia el beneficio.

En el reciente estudio, utilizaron un modelo de rata y células de placenta humana para mostrar que la exposición de una madre al THC durante el embarazo tuvo un impacto notable tanto en el desarrollo de los órganos del feto como en la expresión de los genes, lo cual es esencial para la función placentaria. Demostraron que la exposición regular a una dosis baja de THC, replicando el uso diario de cannabis durante el embarazo, condujo a una reducción del 8 por ciento del peso al nacer y a una disminución de más del 20 por ciento en el crecimiento del cerebro y el hígado.

Este es el primer estudio que proporciona un mecanismo plausible para el efecto directo del THC que inhibe el crecimiento de la placenta y el feto, al mismo tiempo que controla los efectos confusos del bajo nivel socioeconómico. Todas las ratas eran de la misma clase social.

Los investigadores caracterizaron cómo el THC priva al feto en desarrollo de oxígeno y nutrientes al interferir con el cruce de la placenta. Estudiando las células de la placenta humana, los investigadores encontraron que la exposición al THC causaba una disminución en un transportador de glucosa llamado GLUT-1. El THC impedía el paso de la glucosa, un nutriente clave, de la madre al feto. La reducción del flujo sanguíneo de la madre al feto también fue sugerida al notar una disminución en el número de vasos sanguíneos de la placenta. Ambos factores contribuyeron probablemente a la restricción del crecimiento observada en las crías de rata.

Si bien los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) desaconsejan claramente el uso de cannabis a las mujeres embarazadas en su guía en línea, muchas mujeres embarazadas siguen consumiendo marihuana y sus derivados del THC bajo una suposición errónea de seguridad.

Los CDC afirman que el 5 por ciento de las mujeres estadounidenses usan marihuana regularmente mientras están embarazadas y otros estudios han encontrado que ese número llega al 22 por ciento en mujeres urbanas pobres de entre 18 y 24 años de edad. No es sorprendente que este grupo etario presente el mayor consumo, dado el flujo casi ininterrumpido de información positiva sobre el cannabis al que habían estado expuestas durante su vida.

Una razón probable de la prevalencia relativamente alta del consumo de cannabis en las mujeres embarazadas, es la alta incidencia de náuseas y vómitos durante el embarazo, lo que se conoce más comúnmente como «náuseas matinales». Esta condición se observa hasta en el 70 por ciento de las mujeres embarazadas, muchas de las cuales buscan tratamiento para la condición.

La hiperémesis gravídica es una forma grave de náuseas y vómitos que se calcula que afecta hasta el 3 por ciento de las mujeres embarazadas y puede requerir hospitalización, así como amenazar el bienestar de la madre y del feto.

El THC, que se encuentra en el cannabis, es bien conocido para contrarrestar los efectos de las náuseas y vómitos de los pacientes de cáncer que se someten a quimioterapia durante muchos años. Además de esto, también puede estimular el apetito para ayudar tanto a las mujeres embarazadas con náuseas como a los pacientes de cáncer a mantener su peso durante el transcurso de su condición. Desde esa perspectiva, es comprensible por qué algunos elegirían esta terapia natural como tratamiento médico. Desafortunadamente, con los datos presentados en este reciente estudio, no vale la pena el riesgo y está contraindicado en las mujeres embarazadas debido a sus efectos retardadores sobre el crecimiento de la placenta y el feto.

Una distinción importante que hay que hacer en la revisión de este reciente estudio, es que no se abordó el uso del cannabidiol (CBD) en las mujeres embarazadas. El CBD es el segundo componente más común de la planta de cannabis utilizada por la gente hoy en día y no tiene efectos psicoactivos en el cerebro. La mayor parte del CBD que se emplea en la actualidad, deriva de los cultivos industriales de cáñamo en lugar de los derivados del cannabis. El cáñamo industrial tiene poco o ningún contenido de THC en su interior pero es rico en CBD.

Aunque muchos expertos presumen que el CBD es seguro para el embarazo, la FDA recomienda precaución. Estoy de acuerdo con el punto de vista prudente de la FDA, al menos hasta que se hayan completado más estudios médicos concretos para verificar su seguridad para nuestros niños no nacidos.

En resumen, el uso de cannabis en mujeres embarazadas puede conducir a una disminución significativa del peso del recién nacido, así como al desarrollo del hígado y el cerebro, independientemente de su estatus socioeconómico. Desde una perspectiva más amplia, este es un conmovedor recordatorio de que la medicina natural, como todas las medicinas, puede tener un lado oscuro con efectos secundarios negativos inesperados. En esta era de creciente frecuencia en enfermedades crónicas infantiles y retraso en el desarrollo, nuestra próxima generación necesitará todas las probabilidades a su favor. Todas las medicinas, ya sean farmacéuticas o naturales, deben usarse siempre con respeto, responsabilidad y una sana precaución.

El Dr. Armen Nikogosian practica medicina funcional e integradora en Southwest Functional Medicine en Henderson, Nev. Está certificado en medicina interna y es miembro del Instituto de Medicina Funcional y de la Academia Médica de Necesidades Especiales Pediátricas. Su práctica se centra en el tratamiento de afecciones médicas complejas con especial énfasis en el trastorno del espectro autista en niños, así como en problemas intestinales crónicos y afecciones autoinmunes en adultos.

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