Los gigantes tecnológicos tienen “toda una clase de técnicas” exclusivamente a su disposición “para cambiar las opiniones, pensamientos, actitudes, creencias, compras y votos sin que la gente lo sepa, y sin dejar un rastro en papel», dijo Robert Epstein en una entrevista con La Gran Época para el programa “American Tought Leaders”.
Epstein, psicólogo investigador principal del Instituto Americano de Investigación y Tecnología del Comportamiento y exeditor jefe de Psychology Today, ha dedicado los últimos seis años y medio a investigar el sesgo de los gigantes tecnológicos, especialmente Google, que domina el mercado de los motores de búsqueda.
“Los estadounidenses ven los resultados de búsqueda en Google unas 500 millones de veces al día. Google controla aproximadamente el 90 por ciento de las búsquedas. El siguiente motor de búsqueda más grande, Bing, controla alrededor del dos por ciento de las búsquedas”, señaló Epstein.
La investigación de Epstein, revisada por colegas, encontró que los que participaron de la investigación fueron notablemente susceptibles al sesgo: el sesgo de los motores de búsqueda podía fácilmente cambiar el 20 por ciento o más de los votos en una elección. También encontró que mientras que los resultados en Google se inclinaban sustancialmente hacia la izquierda, los resultados en Bing y Yahoo en cambio no lo hacían.
El 9 de septiembre, se anunció que 48 estados de Estados Unidos, el Distrito de Columbia y Puerto Rico han abierto una investigación antimonopolio bipartidista sobre Google. La nueva investigación ocurre luego de las investigaciones existentes sobre Facebook, Google, Apple y Amazon realizadas por el Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio.
Una de las principales formas de sesgo que Epstein investigó es el efecto de la manipulación del motor de búsqueda, algo que comenzó a explorar después de encontrar una investigación en 2012 sobre cómo los rankings de los resultados de búsqueda afectan a las compras y los clics. Esta decía que los usuarios tendían a confiar más en los resultados de búsqueda mejor clasificados, hasta el punto de que el 50 por ciento de los clicks iban a los dos primeros puestos.
Para estudiar cómo los rankings de los motores de búsqueda podían cambiar las preferencias de votación, llevó a cabo una serie de experimentos en los que mostró resultados de búsqueda sesgados a grupos de personas asignadas al azar. Utilizaron un motor de búsqueda similar a Google, Kadoodle, que ofrecía resultados de búsqueda reales y páginas web extraídas de Google. La única diferencia fue el ranking de los resultados.
A un grupo se le mostraron resultados sesgados hacia un candidato, a otro se le mostraron resultados sesgados hacia el otro candidato, y al grupo testigo se le mostraron resultados mixtos, con sesgos en ambas direcciones. Antes y después de ver los resultados de la búsqueda, se les preguntó a los participantes qué pensaban de los candidatos y por quién votarían si tuvieran que decidir en ese momento.
“Pensé que podría producir un cambio en las preferencias de voto y opiniones de tal vez 2 o 3 por ciento”, dijo Epstein. “Con el primer experimento que realicé, el cambio que tuve fue del 48 por ciento”.
Epstein realizó más de una docena de experimentos diferentes, en los que cada vez encontraba cambios sustanciales. En un estudio nacional a gran escala en los 50 estados de Estados Unidos con más de 2000 participantes, Epstein encontró que entre los diferentes grupos demográficos, algunos eran especialmente susceptibles a la manipulación, con cambios en las preferencias de hasta el 80 por ciento.
Estos cambios reflejan el comportamiento real en las urnas, dijo Epstein. Investigaciones en base a encuestas demostró que “si se le pregunta a la gente a quién van a votar, resulta que es un muy buen indicador de a quién va a votar en realidad”, dijo. “En términos generales, estamos hablando de un 90, 95 por ciento de precisión en las predicciones”.
Y según Epstein, lo que encontraron en sus experimentos probablemente subestimó el impacto real que tiene Google, ya que la mayoría de sus experimentos tuvieron participantes que realizaron una sola búsqueda online.
“En la vida real, en un período de semanas o meses la gente hace muchas búsquedas relacionadas con las elecciones. Si están indecisos, eso significa que están siendo alcanzados una y otra vez con resultados de búsqueda sesgados, llevándolos a páginas web que favorecen a un candidato”, dijo.
Hasta ahora, Epstein identificó doce técnicas importantes de gigantes tecnológicos que pueden cambiar percepciones y opiniones.
Otra forma fácil de influir en los votantes es mediante mensajes dirigidos, como el envío de recordatorios de “ir a votar” solo a personas con ciertos sesgos políticos. Basado en los cálculos de Epstein utilizando los datos publicados por Facebook en 2012, Hillary Clinton habría recibido 450.000 votos más el día de las elecciones de 2016 si Facebook hubiera enviado un recordatorio de “ir a votar” solo a los usuarios de tendencia izquierdista.
Y particularmente, incluso si Google enviara un recordatorio a todos, tanto liberales como conservadores –como lo hizo al cambiar el logotipo de su página de inicio en 2018– eso daría a los demócratas más de 800.000 votos más de los que les habría dado a los republicanos, simplemente porque Google tiene más usuarios de tendencia izquierdista que de tendencia derechista, de acuerdo con Epstein.
Sin rastros
A principios de 2018, una filtración a The Wall Street Journal incluyó un correo electrónico de un empleado de Google que mencionaba el uso de “experiencias efímeras” para contrarrestar la política de inmigración de Trump.
“¿Qué es una experiencia efímera? Eso significa que escribes algo, digamos una palabra en el motor de búsqueda. Y algunos resultados se generan en el momento solo para ti. Te impactan, desaparecen; se han ido. Y no están almacenados en ningún sitio. Y no se puede retroceder en el tiempo y encontrarlos”, dijo Epstein.
“Esta es una manera fantástica de manipular a la gente”, porque no deja rastro documentado, y las personas rara vez detectan el sesgo, afirmó.
“Y aquí hay algo escalofriante. El muy, muy pequeño número de personas que pueden detectar el sesgo, se mueven aún más en dirección del sesgo”.
“La mayoría de estos tipos de influencia nunca han existido antes en la historia de la humanidad. Son posibles gracias a Internet. Son posibles gracias a estos enormes monopolios tecnológicos, y están enteramente en manos de estos monopolios tecnológicos”.
“En las elecciones, nos influencian los carteles publicitarios, los programas de radio, los programas de televisión y los anuncios, entre otros. Todo eso es competitivo. Y en ese sentido, probablemente sea algo bueno. Es bueno para la democracia que haya tanta rivalidad por ahí compitiendo por tu atención y tratando de convencerte de esto o aquello. Pero si hay sesgos en los resultados de búsqueda, eso es controlado por la plataforma, en este caso, Google. Eso no es competitivo”.
Incluso si encuentras y puedes medir tal sesgo, “no lo puedes contrarrestar”, señaló.
Elecciones de 2016
En 2016, Epstein estableció un sistema secreto de monitoreo que mostró que los resultados de Google estaban significativamente sesgados hacia Clinton en los meses previos a la elección presidencial.
Epstein tenía 95 agentes de campo en 24 estados que realizaban búsquedas relacionadas con las elecciones con palabras claves neutrales en Google, Bing y Yahoo. Los resultados de todas estas búsquedas se guardaron.
“Pudimos preservar 13.207 búsquedas relacionadas con las elecciones, así como las 98.044 páginas web a las que dirigían los resultados de la búsqueda”, dijo Epstein. En efecto, fueron capaces de capturar permanentemente imágenes de lo que normalmente son experiencias “efímeras”.
Epstein decidió solo recolectar los datos, pero no analizarlos antes de las elecciones de 2016, porque si encontraba un sesgo, se enfrentaría a un dilema imposible.
“¿Qué haría yo? Quiero decir, si lo anunciaba, habría habido un caos absoluto, especialmente, creo, si había un sesgo en contra de Donald Trump. Y si no lo anunciaba, entonces sería cómplice en la manipulación de una elección”, dijo.
En el análisis, “encontramos un sesgo sustancial a favor de Hillary Clinton en las 10 posiciones de búsqueda en la primera página de los resultados de búsqueda en Google, pero no en Bing o Yahoo”, dijo, añadiendo que la probabilidad de que el sesgo se deba únicamente a la casualidad era de menos de 1 en 1000.
A través de una serie de cálculos, Epstein concluyó que si este nivel de parcialidad estuviera presente en todo el país, se habrían trasladados entre 2,6 y 10,4 millones de votos a Clinton.
Epstein se describe como un moderado que se inclina hacia el liberalismo. Y durante mucho tiempo apoyó a los Clinton. “Pero sentí firmemente que, dado que nuestros resultados eran tan claros, yo tenía la responsabilidad de informar sobre los hallazgos”, dijo.
Clinton ganó el voto popular por más de 2,8 millones de votos, pero el voto popular “podría haber sido muy diferente”, dijo Epstein, si no hubiera habido sesgo en los resultados de búsqueda de Google.
“Fue incómodo para mí tener que reconocerlo, tener que anunciarlo. Pero esa fue la conclusión a la que llegué con la investigación”.
La gente confía en los rankings de búsqueda de Google, dijo, porque creen que es generado por un algoritmo informático y, por lo tanto, debe ser imparcial. Lo que fue especialmente perturbador fue la manipulación subliminal; en la mayoría de los casos, “la gente no puede ver el sesgo en los resultados de búsquedas”.
Para las elecciones de mitad de período de 2018, Epstein estableció un sistema de monitoreo más amplio que se centró en tres distritos republicanos en el Condado de Orange, California, que terminaron volviéndose demócratas. Encontró que en Google (pero no en Bing o Yahoo), los resultados de las búsquedas estaban fuertemente sesgados a favor de los candidatos demócratas.
Según los cálculos de Epstein, si ese mismo nivel de sesgos hubiera estado presente en todo EE. UU. en 2018, habría desplazado más de 78,2 millones de votos en diferentes elecciones a nivel estatal, regional y local.
¿Es intencional el sesgo de los gigantes tecnológicos?
Google insiste en que sus algoritmos para los rankings de búsquedas evolucionan en función de la actividad “orgánica” de los usuarios que interactúan con el algoritmo.
“En mi opinión, eso no tiene ningún sentido. He sido programador desde que era adolescente”, dijo Epstein. “El hecho es que Google tiene control total sobre lo que sucede”.
“Digamos que hay muchos usuarios que se inclinan a la izquierda o a la derecha, el algoritmo puede responder de cualquier manera que esté programado para responder. Así que simplemente no me lo creo que esto fue solo culpa del algoritmo o del usuario”.
Aunque cree que Google tiene el control total del ranking de búsqueda, eso no significa necesariamente que los ingenieros de Google hayan diseñado deliberadamente sus algoritmos para que tengan una tendencia izquierdista.
“Admito que solía estar obsesionado con querer saber si los ejecutivos de una empresa como Google o simplemente empleados deshonestos estaban jugando con los resultados de búsqueda y sugerencias de búsqueda”, dijo.
Sin embargo, ahora Epstein no cree que eso importe. Independientemente de si la gente que trabaja en los gigantes de la tecnología ha sesgado intencionalmente los resultados, o si simplemente fueron negligentes con los sesgos políticos, la realidad es que tienen un enorme impacto en el pensamiento, el comportamiento y los votos, incluso en lugares distantes del mundo, remarcó.
“Digamos que en muchos países, no les importa. Para muchas elecciones, digamos que no les importa, pero el algoritmo todavía va a hacer lo suyo”, dijo. “Su algoritmo es para decirte qué es lo mejor, y lo que es mejor va en la cima”.
“Así que me di cuenta de que es muy posible que muchos de los acontecimientos importantes de la historia de la humanidad en este momento no estén determinados por los planes, objetivos y estrategias de los seres humanos en una empresa como Google, sino por programas informáticos que simplemente se están dejando que hagan lo suyo. Para mí, eso es mucho más aterrador que pensar que un ejecutivo de Google quiera gobernar el mundo”.
“El hecho es que hemos soltado sobre la humanidad poderosos algoritmos informáticos, que están impactando a la humanidad”.
Combatir el sesgo en 2020
Para las elecciones de 2020, Epstein planea lanzar un sistema de monitoreo mucho más ambicioso para rastrear el sesgo de los gigantes tecnológicos.
“Creo que las empresas de tecnología van a hacer todo lo posible” en 2020, dijo. “Creo que fueron muy cautelosos y demasiado confiados en 2016. Creo que hay un montón de cosas locas que podrían haber hecho para cambiar los votos, que simplemente no hicieron”.
A medida que se acercan las elecciones de 2020, Epstein planea establecer al menos mil agentes de campo en los cincuenta estados de Estados Unidos. “Y esta vez estamos planeando utilizar la inteligencia artificial –hemos estado trabajando en esto en los últimos meses– para analizar la enorme cantidad de datos que recibimos todos los días en tiempo real. Esto significa que si encontramos pruebas de parcialidad o de algún tipo de manipulación, lo anunciaremos. Lo anunciaremos tan pronto como estemos seguros de que lo hemos encontrado (…) ya sea a los medios de comunicación o a la Comisión Federal Electoral o a otras autoridades”, dijo.
“Y eso va a crear una especie de caos. Pero es el tipo de caos que necesitamos tener”.
Él espera que este proyecto de monitoreo anime a los gigantes de la tecnología a poner fin a los sesgos políticos en sus plataformas.
Por otro lado, dijo, “si no retroceden, y seguimos detectando y capturando pruebas de manipulación de votos a gran escala, creo que francamente estas empresas pagarán un precio terrible. Creo que podrían haber acciones civiles en su contra y posiblemente acciones penales en su contra”.
De cualquier manera, dijo Epstein, “la democracia gana. Y esa es mi preocupación. No me preocupa ningún partido o candidato en particular, aunque me inclino hacia la izquierda. Me preocupa la democracia y las elecciones libres y justas”.
Él cree que Google podría fácilmente eliminar el sesgo político en sus resultados de búsqueda utilizando técnicas que ya están desarrolladas para lidiar con lo que ellos describen como “parcialidad algorítmica”.
Tales técnicas se convirtieron en el foco de atención debido a la enorme colección de documentos filtrados recientemente por Zachary Vorhies, un exingeniero de software de Google. Un simple ejemplo es la palabra clave “inventores americanos”. Mientras que los resultados originales habrían mostrado una mayoría de hombres blancos, para hacer que los resultados sean más “justos”, se pueden poner más estadounidenses negros entre los primeros resultados.
Si las técnicas de imparcialidad del aprendizaje automático pueden corregir lo que los ingenieros de Google ven como injusticia racial, lo mismo podría hacerse fácilmente con los sesgos políticos, en opinión de Epstein.
“Y creo que tenemos que pensar más allá de Estados Unidos, porque una empresa como Google está afectando a más de dos mil millones de personas en todo el mundo. Dentro de tres años, esa cifra aumentará a más de cuatro mil millones de personas”, recalcó.
“Pueden literalmente impactar el comportamiento del pensamiento, las actitudes, las creencias, las elecciones en casi todos los países del mundo”.
“En mi opinión, eso significa construir sistemas de monitoreo más grandes y mejores para vigilar a empresas como Google. Creo que eso es necesario, no solo para proteger la democracia en todo el mundo, sino para proteger la autonomía humana”.
“American Thought Leaders” es un programa de Epoch Times disponible en Facebook y YouTube.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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