Rusia y Turquía acordaron hoy un alto el fuego a partir de la medianoche (local) de este jueves en la provincia siria de Idlib, para acabar con la escalada de hostilidades y prevenir el empeoramiento de una de las peores crisis humanitarias desde que comenzó la guerra en Siria, en 2011.
«Esta misma medianoche estableceremos un alto el fuego», anunció el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo ruso, Vladímir Putin, tras una reunión de seis horas en el Kremlin para pactar una reducción de las tensiones en Idlib, el último bastión de la oposición siria.
Tanto Putin como Erdogan buscaban este jueves un consenso para establecer un cese al fuego en Idlib, pero no era seguro que lo fueran a lograr ante las posiciones diametralmente opuestas que mantienen en el conflicto sirio, al apoyar Moscú al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, y Ankara a la oposición.
Un acuerdo pese a las diferencias
«No siempre compartimos las valoraciones de Ankara sobre la situación en Sira, pero siempre hemos sido capaces de encontrar un entendimiento común y hallar soluciones. Lo mismo ocurrió hoy», señaló Putin sobre el documento que firmó hoy con Erdogan para estabilizar la situación en Idlib.
Además del cese de «todas las acciones militares a lo largo de la línea de contacto de la zona de reducción de la tensión a partir de las 00.01» hora local (22.01 GMT), Erdogan y Putin acordaron crear un «corredor de seguridad» a lo largo de la carretera M4, que une Alepo con Latakia, que se extenderá 6 kilómetros hacia el norte y 6 kilómetros al sur.
Los detalles para el funcionamiento de este corredor serán pactados en los próximos siete días por los ministerios de Defensa de Turquía y Rusia, según explicaron los ministros de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y de Turquía, Mevlüt Çavusoglu.
Además, los dos países también comenzarán el próximo día 15 a patrullar juntos a lo largo de la M4, desde la localidad de Trumba, situada a 2 kilómetros al oeste de Saraqeb, hasta Ayn al Hawr.
Saraqeb, en el este de Idlib, es una ciudad estratégica por estar situada en las dos principales vías del país, la M4 y la M5, esta última capturada por Damasco a principios de febrero.
Ahora, el Ejército sirio tiene como objetivo la M4 para cortar las vías de suministro a las facciones rebeldes.
«Confío en que estos acuerdos creen una buena base para el cese de las hostilidades en la zona de desescalada de Idlib, pongan fin al sufrimiento de los civiles y a la propagación de la crisis humanitaria y establezcan las condiciones para continuar el proceso de paz en Siria entre todas las partes enfrentadas», dijo Putin.
¿Perdurará esta vez el alto el fuego?
Desde que comenzó la ofensiva del Ejército sirio sobre Idlib en abril de 2019, Turquía y Rusia han establecido sin éxito varios ceses de hostilidades, el último en enero pasado, que dio paso a una escalada aún mayor sobre el terreno y que en febrero hizo aumentar al máximo las tensiones entre Ankara y Damasco.
El peor episodio para Turquía ocurrió el pasado 27 de febrero cuando una treintena de soldados turcos murieron en un bombardeo sirio en Idlib, lo que provocó que Erdogan lanzase una ofensiva contra el Ejército sirio.
Este suceso agudizó también las tensiones entre Turquía y Rusia, porque Erdogan acusaba a Moscú de «cerrar los ojos» ante los ataques sirios y desde la capital rusa achacaban a Ankara haber incumplido los acuerdos de los dos líderes en Sochi alcanzados en 2017 y 2018.
Erdogan y Putin acordaron en Sochi establecer zonas de desescalada en Siria, entre ellas una en Idlib, frenar la ofensiva del régimen de Al Asad contra esa provincia y finalmente crear una área desmilitarizada de una profundidad de entre 15 y 20 kilómetros.
Turquía debía separar a la oposición moderada de los terroristas del Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que está incluida la exfilial siria de Al Qaeda, pero no lo hizo, pero para Erdogan es Rusia la que no ha sabido frenar a Al Asad.
«Para frenar los ataques del régimen (sirio) hemos tenido que actuar de manera proactiva», enfatizó el presidente turco, quien recordó además que «4 millones de personas viven en esa región que no son terroristas pero que están siendo bombardeadas de todos modos».
Evitar el agravamiento de la crisis humanitaria
«Están huyendo de sus hogares por estos ataques. En torno a 1,5 millones de personas se encuentran en la frontera con Turquía, según la ONU. El Gobierno sirio quiere expulsar a esa gente de la región y forzarles (a desplazarse) al territorio turco. Y no vamos a quedarnos de brazos cruzados», insistió Erdogan.
De acuerdo con Naciones Unidas, unos 900.000 sirios se han visto obligados a desplazarse desde el 1 de diciembre, en lo que ha calificado como «una de las peores crisis desde que comenzó la guerra» en el país árabe en 2011.
Ankara ha decidido por todo ello que ya no impedirá que los cientos de miles de sirios refugiados en su territorio intenten cruzar hacia la Unión Europa (UE), causando que miles de personas se desplacen hacia la frontera con Grecia, donde la policía y el Ejército griegos les impiden el paso.
Rusia, si bien coincide en que hay que prevenir un deterioro mayor de la situación humanitaria, proteger a los civiles, proporcionar asistencia humanitaria y evitar el desplazamiento de los sirios, por otro lado ha dejado claro que por ello no dejará de luchar contra el terrorismo junto al régimen sirio.
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