Rusia está pensando en la creación de una “zona de seguridad” a lo largo de su frontera con el noreste de Ucrania tras los persistentes ataques transfronterizos contra sus regiones occidentales de Kursk y Belgorod.
«No descarto la posibilidad de que en algún momento nos veamos obligados… a crear una ‘zona de seguridad’ en los territorios que actualmente están bajo el régimen de Kiev», dijo el presidente ruso Vladimir Putin el 18 de marzo.
Durante el fin de semana, Putin aseguró otro mandato presidencial de seis años en una elección de tres días que ganó, como era de esperar, de manera aplastante.
En comentarios citados por Reuters, Putin, líder de facto de Rusia durante casi 25 años, dijo que la “zona de seguridad” propuesta debería ser lo suficientemente grande como para evitar incursiones de armamento de fabricación occidental en territorio ruso.
Sus comentarios se producen después de varios días de persistentes ataques -llevados a cabo desde el noreste de Ucrania- contra Kursk, Belgorod y otras regiones occidentales de Rusia.
Según Moscú, los ataques, cuya intensidad ha ido disminuyendo gradualmente, tenían como objetivo perturbar las elecciones del 15 al 17 de marzo.
Las fuerzas ucranianas estaban atacando Belgorod “con el objetivo obvio de descarrilar la elección e intimidar a los votantes”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia el segundo día de la votación.
Kiev ha atribuido los ataques transfronterizos a tres grupos paramilitares con sede en Ucrania que, según afirma, están compuestos por ciudadanos rusos opuestos a Putin.
Los funcionarios ucranianos dicen que los tres grupos –la “Legión de la Libertad de Rusia”, el “Batallón Siberiano” y el “Cuerpo de Voluntarios Rusos”- actúan independientemente de Kiev.
Los funcionarios rusos han tratado de presentar a los tres grupos, sobre los cuales se sabe muy poco públicamente, como representantes de las agencias de inteligencia estadounidenses y ucranianas.
Durante el fin de semana, Kyrylo Budanov, jefe del aparato de inteligencia militar de Ucrania, afirmó que los tres grupos estaban luchando «bastante bien» y no tenían planes de suspender sus ataques.
«Intentaremos ayudarles en la medida de nuestras posibilidades», dijo Budanov en declaraciones televisadas difundidas el 16 de marzo.
Un día antes de que comenzaran los ataques, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia acusó a Estados Unidos (en coordinación con Kiev) de tramar planes para descarrilar las elecciones.
No aportó pruebas de sus afirmaciones.
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca calificó las afirmaciones rusas como “categóricamente falsas” y “propaganda”.
“Estados Unidos no se ha entrometido ni se entrometerá en las elecciones de Rusia”, dijo el portavoz el 12 de marzo.
Golpes de ojo por ojo
El 13 de marzo, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó haber frustrado múltiples intentos de fuerzas originarias de Ucrania que querían cruzar la frontera hacia Kursk y Belgorod.
Más tarde afirmó que más de 550 soldados ucranianos habían muerto durante las incursiones fallidas y que un gran número de vehículos blindados (incluidos tanques) habían sido destruidos por aviones y artillería rusos.
Sin embargo, los ataques continuaron (con distintos grados de éxito) durante los días siguientes.
El 14 de marzo, un funcionario de inteligencia ucraniano le dijo a Reuters que los ataques transfronterizos de los tres grupos disidentes rusos habían convertido a Kursk y Belgorod en “zonas de combate activo”.
Los ataques terrestres, todos los cuales finalmente fueron frustrados por las fuerzas rusas, estuvieron acompañados de una lluvia de ataques con drones y misiles contra objetivos dentro del territorio ruso.
Según funcionarios militares rusos, la mayoría de los misiles y drones entrantes fueron derribados con éxito por las defensas aéreas.
Sin embargo, algunos sí lo consiguieron: uno impactó en una refinería de petróleo de Nizhni Nóvgorod y otro en un depósito de combustible de la cercana región de Oriol.
Además de importantes daños materiales, 11 personas murieron en Belgorod y decenas más resultaron heridas, dijeron funcionarios locales el 18 de marzo.
Fue la mayor ola de ataques en territorio ruso desde diciembre pasado, cuando una serie similar de ataques con misiles y aviones no tripulados supuestamente mataron a 25 personas en Belgorod.
«En el contexto de los ataques con aviones no tripulados y los bombardeos a nuestro territorio… deben tomarse medidas para proteger estos territorios [occidentales]», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Las regiones fronterizas de Rusia “solo pueden protegerse creando algún tipo de zona de amortiguación para que los medios que el enemigo utiliza para atacarnos permanezcan fuera de su alcance”, dijo Peskov a los periodistas el 18 de marzo.
El mismo día, Kiev informó de decenas de ataques de artillería rusa cerca de la frontera compartida entre los dos países.
Según funcionarios militares de la región de Sumy, en el noreste de Ucrania, varios asentamientos fronterizos fueron atacados repetidamente por fuego de artillería transfronterizo ruso.
Al menos una persona murió en el asentamiento de Velykopysarivska, dijeron, mientras que varios edificios también resultaron dañados.
En la región de Kharkiv, al noreste de Ucrania, que comparte frontera con Belgorod, bombas aéreas rusas alcanzaron una zona residencial, dañando edificios y vehículos, dijeron funcionarios locales.
The Epoch Times no pudo verificar de forma independiente las afirmaciones hechas por ninguna de las partes del conflicto.
Con información de Reuters
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