El actor Russell Crowe se encontró con un desafío importante durante el rodaje de «Robin Hood» en 2010, un incidente aparentemente menor que luego tendría consecuencias de gran alcance. El Sr. Crowe contó el incidente en una entrevista reciente con People.
«Salté del mirador de un castillo a un terreno irregular y duro como una roca», reveló el Sr. Crowe al medio. La urgencia por captar la toma antes de que anocheciera llevó a una falta de preparación para la zona de aterrizaje, una decisión que resultaría costosa. En medio del caos del set, con cientos de extras y diversos peligros, el Sr. Crowe se encontró comprometido ante la acrobacia, aunque presentía el peligro inminente. «Recuerdo que mientras saltaba pensé: ‘Esto me va a doler’«.
A pesar de intentar aterrizar sobre la parte delantera de la planta de los pies para mitigar el impacto, el Sr. Crowe sintió una desgarradora sacudida cuando sus talones golpearon el piso. «Fue como una descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo», describe. Las molestias persistieron durante el resto del rodaje, y hasta los movimientos básicos se volvieron arduos. Sin embargo, el Sr. Crowe optó por aguantar en silencio, sin revelar nunca el daño que había sufrido a la producción y continuó con su trabajo sin pausa.
Una década después, el ganador del Oscar comenzó a experimentar dolores inusuales en las piernas, lo que lo llevó a buscar atención médica. Para su sorpresa, las radiografías revelaron evidencia de fracturas pasadas en ambas tibias, un sombrío recordatorio del precio que le costó su compromiso con el realismo en el set. Al reflexionar sobre la experiencia, el Sr. Crowe reconoció la intensidad de sus papeles posteriores, particularmente las exigencias físicas de interpretar a Jor-El en «El hombre de acero». En retrospectiva, reconoce la importancia del descanso y la recuperación, lo que atribuye a un período de reposo prolongado y terapia rigurosa para facilitar la recuperación.
La historia del Sr. Crowe resuena más allá del ámbito de Hollywood y arroja una alerta sobre el tema de la seguridad en el lugar de trabajo y las presiones que enfrentan los actores para ofrecer actuaciones cautivadoras. En una industria donde la línea entre ficción y realidad puede difuminarse, la voluntad del Sr. Crowe de compartir su experiencia sirve como una advertencia y un llamado a la acción para prestar mayor atención a los protocolos de seguridad en los sets de filmación.
A pesar de la meticulosa planificación y las precauciones de seguridad que acompañan a las producciones cinematográficas, los accidentes son un riesgo inherente en la industria. Según datos que abarcan desde 1990 hasta 2014, se reportaron al menos 194 accidentes graves en los set de cine y televisión solo en los Estados Unidos. Trágicamente, estos accidentes provocaron al menos 43 muertes a nivel nacional y 37 más a nivel internacional durante el período de 2000 a 2016.
Entre las lesiones más comunes que sufren los involucrados en accidentes en el set se encuentran las fracturas, que representan 55 incidentes registrados. Algunos accidentes incluso han provocado amputaciones, con 25 casos documentados por la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA).
Las implicaciones financieras de los accidentes en el set también son importantes. Se impusieron multas a los empleadores en 105 casos, mientras que otras 49 multas se redujeron tras audiencias impugnadas. La multa más alta registrada en este período fue de 84,000 dólares, emitida en respuesta a la trágica muerte a tiros del actor Brandon Lee durante el rodaje de «The Crow» en 1993. Otro caso notable involucró una multa de 61,445 dólares tras la muerte ahogada de un trabajador en el set de «The Lone Ranger» en 2012.
A pesar de los riesgos inherentes, el atractivo de realizar sus propias escenas de acción, sigue siendo fuerte para muchos actores. Desde adictos a la adrenalina como Tom Cruise, que insiste en realizar sus propias acrobacias, hasta maestros de artes marciales como Jackie Chan, hay quienes voluntariamente arriesgan sus cuerpos en busca de la excelencia cinematográfica. Sin embargo, para cada secuencia de acción emocionante que aparece en la pantalla grande, hay un equipo de profesionales que trabajan incansablemente detrás de escena para garantizar la seguridad de todos los involucrados.
Desde el inicio de la 14ª edición de los Premios SAG en 2008, se han reconocido las destacadas contribuciones al trabajo y la seguridad de los equipos de especialistas tanto en cine como en televisión. Al igual que en otras categorías de los Premios SAG, los nominados son seleccionados por los comités de nominaciones del SAG de cine y televisión de 2200 miembros. Posteriormente, todos los miembros, compuestos por aproximadamente 100.000 personas, votan para determinar quienes son los ganadores.
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