Borden Dairy Inc., uno de los mayores productores de leche de Estados Unidos, anunció que solicitará la protección por quiebra en virtud del Capítulo 11, convirtiéndose en la segunda mayor empresa láctea en hacerlo en los últimos dos meses.
Dean Foods, el mayor productor de leche de Estados Unidos, se declaró en quiebra el 12 de noviembre pasado.
Borden dijo en un comunicado que se declaró en quiebra porque no puede pagar su carga de endeudamiento y sus obligaciones de pensión. La empresa tiene actualmente unos 3300 empleados.
«Debemos lograr una estructura de capital más viable», afirmó el director general de Borden, Tony Sarsam, en una declaración. «Esta reorganización fortalecerá nuestra posición para la prosperidad futura. En los últimos 163 años, nos hemos ganado la distinción de ser una de las marcas nacionales más reconocidas y prestigiosas».
En la declaración de quiebra, Borden enumeró deudas y pasivos estimados entre 100 y 500 millones de dólares, según el Dallas Business Journal. Presentó la demanda en el Tribunal de Quiebras de los Estados Unidos para el Distrito de Delaware.
Sarsam señaló el domingo al Business Journal que la bancarrota de Borden no puede compararse con la declaración de bancarrota de Dean Foods.
«Nuestra situación difiere de manera bastante significativa», señaló Sarsam. «Todos nuestros negocios son positivos para el EBIDTA y estamos creciendo. Dean se está reduciendo, y fueron negativos durante varios trimestres seguidos. Su presentación fue en gran parte por problemas operativos que no pudieron resolver», explicó.
Dean Foods, mientras tanto, reportó pérdidas en siete de los últimos ocho trimestres, según el informe.
«A diferencia de muchas empresas en esta situación, nosotros seguimos centrados en nuestra gente», aseguró Sarsam. «Muchas compañías levantarán la bandera blanca en cuanto al reconocimiento de los empleados y los aumentos de sueldo. No vamos a hacer nada de eso».
Pero la declaración de Borden indica que su negocio se vio afectado por los desafíos de la industria láctea.
«A pesar de nuestros numerosos logros durante los últimos 18 meses, la compañía continúa siendo impactada por el creciente costo de la leche cruda y los desafíos del mercado que enfrenta la industria láctea», señaló Sarsam en la declaración. «Estos retos han contribuido a hacer insostenible nuestro actual nivel de deuda. Durante los últimos meses, hemos mantenido conversaciones con nuestros prestamistas para evaluar una serie de planes estratégicos potenciales para la compañía. En última instancia, determinamos que la mejor manera de proteger a la compañía, para el beneficio de todas las partes interesadas, es reorganizarse a través de este proceso supervisado por el tribunal».
Durante aproximadamente las últimas cuatro décadas, el consumo de leche en Estados Unidos ha ido disminuyendo gradualmente. En 1975, el estadounidense medio bebía unos 28.7 galones de leche al año, mientras que en 2017 la persona promedio bebía unos 17.1 galones al año, indicó la revista Business Journal.
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