Cientos de trabajadores se enfrentaron a la policía en la mayor planta de ensamblaje de iPhone del mundo, localizada en China, que ha sido sometida a un cierre COVID-19 en las últimas semanas, según los videos en internet y los trabajadores del lugar.
«¡Defendamos nuestros derechos!», coreaban el martes por la noche los trabajadores de la fábrica de Foxconn Technology Group, según un video viral que empezó a circular por las redes sociales el miércoles.
En una escena, cientos de trabajadores empujan a los guardias con trajes blancos para materiales peligrosos, mientras otros gritan «¡lucha, lucha!» Otro video muestra el despliegue de gases lacrimógenos y a los trabajadores derribando las barreras de cuarentena. The Epoch Times no pudo verificar inmediatamente los videos.
Lo que desencadenó las protestas, que estallaron la noche del martes, fue el retraso de una bonificación y el temor al contagio, según declararon a The Epoch Times cuatro nuevos trabajadores de la planta. Cientos de policías vestidos de blanco, incluidos los antidisturbios, irrumpieron en el lugar y golpearon a los manifestantes con porras, añadieron.
Siete u ocho policías golpearon repetidamente a una persona con palos y le salía sangre de la cabeza, dijo un trabajador a The Epoch Times. «Es muy peligroso. Intentaba huir cuando vi la escena».
Los inusuales disturbios en la ciudad central china de Zhengzhou, capital de la provincia de Henan, marcaron una escalada de descontento desde que la fábrica impuso un cierre en octubre. Más de 200,000 empleados de la planta de ensamblaje del iPhone fueron aislados del exterior, trabajando y viviendo en el recinto bajo el sistema de cierre mientras la ciudad intentaba contener nuevos brotes.
Miles de trabajadores treparon por las vallas para intentar salir de la planta cuando la empresa anunció el cierre el mes pasado. Los que consiguieron huir de las instalaciones a pie dijeron entonces que no podían soportar las duras normas de cuarentena y las malas condiciones de vida, que incluían escasez de alimentos y atención médica.
Para retener al personal y atraer a más trabajadores, Foxconn ha tenido que ofrecer bonificaciones y salarios más altos. Las autoridades locales también intervinieron, y algunas instaron a los soldados retirados y a los miembros del Partido Comunista Chino (PCCh) a hacer turnos, según reportaron los medios locales.
«Nos engañaron», dijo un segundo trabajador de la ciudad sureña de Shenzhen. Afirmó que la empresa negó la bonificación y retrasó el pago que había prometido en los contratos online. «Viajé más de 1500 km (970 millas) [para el trabajo] y luego cambiaron las condiciones del contrato».
«Solo me quedan unos 100 yuanes (13 dólares). ¿Adónde debo ir ahora?» dijo en una entrevista telefónica con The Epoch Times. «Si vuelvo a Shenzhen, probablemente me pondrán de nuevo en cuarentena. No sé si tengo que pagar la cuarentena».
Las ciudades chinas suelen exigir que las personas estén en cuarentena cuando llegan. El pago obligatorio suele ser para el alojamiento en un hotel, y también tienen que pagar la comida.
Un tercer trabajador dijo que se veían obligados a compartir dormitorios con compañeros que habían dado positivo en la prueba por COVID-19.
«No puedo trabajar con una persona infectada. Tengo miedo de contraer el virus», dijo el hombre a The Epoch Times el miércoles. «Pero si me voy y vuelvo a mi ciudad natal, me pondrán en cuarentena y me [obligarán] a pagar el aislamiento obligatorio».
En un comunicado emitido a la mañana del miércoles, Foxconn dijo que había cumplido sus contratos de pago y que los reportes sobre el personal infectado que vivía en el campus junto con los nuevos empleados eran «falsos».
«En cuanto a cualquier tipo de violencia, la empresa seguirá comunicándose con los empleados y el gobierno para evitar que se repitan incidentes similares», añadió la compañía.
La protesta del martes subraya la acumulación de frustración con las normas excesivamente duras relacionadas con el COVID del régimen. La política de cero COVID del régimen —que se basa en cierres repentinos, vigilancia masiva y cuarentenas obligatorias— ha afectado la economía del país y ha causado estragos en las cadenas de suministro mundiales.
Los expertos sugieren que es poco probable que el Partido Comunista Chino (PCCh) dé marcha atrás en su dura política a corto plazo.
«La cero COVID ha sido una cubierta [del PCCh] para ampliar el control político», dijo el Dr. Rory Truex, profesor adjunto de Política y Asuntos Internacionales, durante una audiencia celebrada el 16 de noviembre.
Hasta el miércoles por la tarde, la mayoría de las imágenes de Kuaishou, una app de videos cortos muy popular en China, habían sido retiradas, según Reuters.
Se espera que los últimos recortes y el descontento de los trabajadores dificulten aún más la producción de Apple Inc. Foxconn es el mayor fabricante de iPhone de Apple, y representa el 70% de los envíos de iPhone a nivel mundial. Fabrica la mayoría de los teléfonos en la planta de Zhengzhou, aunque también tiene otros centros de producción más pequeños en la India y el sur de China.
A principios de este mes, Apple emitió una rara advertencia de que las restricciones por el COVID en Zhengzhou afectaban «significativamente» a su cadena de suministro del iPhone —especialmente los modelos de gama alta del iPhone 14— antes de la temporada alta de vacaciones.
«Ya no quiero trabajar aquí. Quiero irme a casa», dijo por teléfono un trabajador de 48 años de una ciudad vecina, Xinxiang. «Nunca he trabajado en una fábrica de electrónica. Hay que estar de pie todo el día. No puedo soportarlo».
Con información de Gu Xiaohua, Hong Ning y Reuters.
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