Se disparan las demandas de ataúdes en Nicaragua por COVID-19

Por Voa
22 de mayo de 2020 12:11 PM Actualizado: 22 de mayo de 2020 12:12 PM

Desde la guerra de la década de 1980 en Nicaragua, los dueños de la carpintería La Amistad no recuerdan haber fabricado tantos ataúdes como lo están haciendo actualmente.

Este antiguo negocio propiedad de la familia Herrera López en Managua ha tenido que contratar nuevo personal y extender su horario laboral para cumplir con la alta demanda de algunas funerarias que se suplen de ataúdes de esta pequeña empresa.

Antes de la llegada del COVID-19 a Nicaragua, la jornada laboral era de ocho horas en este taller, pero desde que hace 15 días se reportaron varios casos del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, y entierros exprés, el trabajo se redobló, algo pocas veces visto durante los 50 años desde que se empezó el negocio.

“El año pasado vendimos como 70 cajas fúnebres en esta fecha, ahorita ya se han vendido más de 400”, dijo a la Voz de América, Mario José Herrera López, hermano del fundador de la carpintería.

El ataúd con el cuerpo de un paciente que murió con síntomas del COVID-19 es llevado por familiares para ser enterrado fuera del Hospital Alemán-Nicaragüense, en Managua (Nicaragua) el 13 de mayo de 2020. (STR/AFP vía Getty Images)

La familia Herrera López señala que por el alto nivel de contagio del COVID-19, los costos de la fabricación de ataúdes, así como los servicios de sepelios que ofrecen se han elevado por las medidas de seguridad que han tomado.

Las cajas fúnebres en tiempos del virus del PCCh rondan desde los 600 dólares hasta 2200 dólares, un precio costoso para el segundo país más pobre del continente.

“Tenemos miedo porque el coronavirus es una enfermedad contagiosa y hemos elevado las medidas de seguridad y costos, porque el índice de mortalidad es más alto en Nicaragua por el sistema de salud que tenemos”, señaló el trabajador del negocio Mario López a la VOA.

Mientras tanto, el servicio de sepelios aumentó hasta un 650% desde el costo que tenía antes de la pandemia. Normalmente, sepultar a una persona tenía un costo de 40 dólares y en la actualidad anda por 300 dólares.

“El costo de sepultar a alguien que murió por una causa normal costaba alrededor de 1500 córdobas (unos 40 dólares). Ese costo se elevó porque hay que desinfectar el carro y los trajes de protección de los sepultureros”, señala un trabajador de la familia.

Los casos aumentan considerablemente en una semana en Nicaragua

Según el último informe del Ministerio de Salud (Minsa) de Nicaragua emitido el pasado 19 de mayo, los casos positivos de COVID-19 han ascendido a 279, de los cuales supuestamente han fallecido nueve en la última semana, para un total de 17 muertes por el virus.

El dato del Minsa revela un incremento significativo, pues la semana anterior se contabilizaban un total de 25 casos del virus del PCCh, una cifra que causaba críticas y dudas en la comunidad médica nicaragüense y la comunidad internacional.

Algunos expertos como el doctor José Luis Borge, miembro de la Unidad Médica Nicaragüense, señala que si bien la cifra del Ministerio de Salud aumentó considerablemente, la cantidad de casos y muertes es mucho más grande que las citadas por el régimen de Daniel Ortega.

Familiares y amigos de un mecánico llamado Roberto, que murió en un hospital con síntomas del COVID-19 y no tuvo un velatorio antes de su entierro, llevan su ataúd al Cementerio Milagro de Dios en Managua, Nicaragua, el 9 de mayo de 2020. (INTI OCON/AFP vía Getty Images)

“La cifra real se esperaba que saliera a relucir por la presión y denuncias continuas en medios y redes sociales. Al gobierno no le iba a quedar más opción que empezar a dar informaciones un poco más transparentes, pero siempre ellos tratan de minimizar un poco la pandemia”, dijo Borge a la VOA.

El galeno advirtió que las semanas más críticas para el país se acercan, pues el virus avanzará de la fase comunitaria a la fase explosiva y recomendó elaborar un plan en conjunto para que instituciones como el Ejército de Nicaragua y el Sistema Nacional para la Prevención Mitigación y Atención de Desastres de Nicaragua (Sinapred) se involucren activamente.

“Esperamos que el gobierno no continúe llamando a marchas, espectáculos y celebraciones, porque van a exponer a más personas a contagios. Es hora de crear una estrategia clara y consensuada con partidos políticos y organizaciones para mitigar el virus del PCCh por los daños que se van a ocasionar”, agregó Borge.

Los sepultureros, que usan trajes y máscaras para prevenir la propagación del COVID-19, entierran a una persona muerta en el Cementerio «Jardínes del Recuerdo», en Managua (Nicaragua), el 15 de mayo de 2020. (INTI OCON/AFP vía Getty Images)

Por su parte, el régimen ha negado reportes de aumentos de casos de COVID-19 y la saturación de hospitales, y las ha llamado “noticias falsas”.

De hecho, la esposa de Ortega, Rosario Murillo, ha señalado como “pandemia de odio” las denuncias de organizaciones independientes y médicos en el país.

“Hay quienes se especializan en crear, lo que decíamos, pandemias de miedo, de odio, a partir de noticias falsas”, dijo Murillo en los medios locales.

En tanto, algunas alcaldías dominadas por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), han triplicado su gasto anual para adquirir ataúdes, según el portal Nicaragua Investiga.

Dichos ataúdes son donados por las municipalidades en Nicaragua a familias de escasos recursos que no tienen dinero para darles un merecido funeral a sus muertos.


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