En un hospital termporal de Shanghái se ha producido una lucha por los suministros, ya que la mayor ciudad del país está creando centros de cuarentena para albergar a la última ola de pacientes de COVID-19.
Shanghái se encuentra bajo un cierre prolongado y gradual para frenar un brote de la variante ómicron, con un récord de más de 13,000 nuevas infecciones registradas el 4 de abril. Un funcionario municipal afirmó el mismo día que las autoridades han estado renovando las instalaciones públicas y que se pondrán en uso decenas de miles de camas más.
Un número creciente de pacientes infectados se quejó de la falta de alimentos, agua, electricidad y medicamentos, en un centro de cuarentena local llamado Nanhui.
El ciudadano de Shanghái Zhimin Liu (seudónimo) fue trasladado al hospital improvisado de Nanhui a las 3 de la mañana, hora local, el 3 de abril, ya que había estado en estrecho contacto con un compañero de trabajo infectado. «Había más de 4000 personas cuando llegué, y entre 7000 y 8000 por la tarde», declaró a la edición en chino de The Epoch Times el 5 de abril.
«No había comida, ni agua potable, ni agua caliente. Si tienes hambre, tendrás hambre».
Liu fue testigo de un tumulto en el que la gente se empujaba para tomar las bolsas que contenían las provisiones diarias sin las indicaciones ni la supervisión adecuadas. Mientras tanto, un paciente con asma que se encontraba en el lugar se cayó al suelo en medio del caos, pero nadie le prestó atención o lo ayudó, dijo Liu.
Sus imágenes, grabadas en el hospital, fueron rápidamente censuradas por el sistema chino de Internet tras ser subidas a la red. Liu recibió una advertencia verbal de que su cuenta sería suspendida si se atrevía a postear más información.
Wang Jiandong, residente en Pudong, declaró el 5 de abril que el hospital temporal de Nanhui, que era un edificio escolar abandonado, está lejos de ser un centro de cuarentena adecuado para la gente.
«Sin comida, bebida, medicinas, trabajadores médicos [asignados], nosotros, miles de personas confinadas, estamos hacinados en él. A la gente le roban todo lo que come o bebe», dijo. «Hay tanto ancianos de 90 años como niños de ocho años dentro. La gente tuvo que dormir en el suelo anoche, ya que algunos dormitorios ni siquiera tienen camas».
The Epoch Times se puso en contacto con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Shanghái y con el gobernador municipal, pero ninguno de los dos contestó al teléfono.
Algunos no tuvieron tanta suerte como Liu, ya que los residentes infectados en estado grave tuvieron dificultades por encontrar un centro de cuarentena que los aceptara.
«Ahora estoy en casa, vomitando sangre y con dificultades para respirar», dijo Zhang (seudónimo), de 58 años, a The Epoch Times el 4 de abril, mientras estaba confinada en su casa en el distrito de Pudong de Shanghái.
Dio positivo en la prueba de COVID-19 el 30 de marzo y, desde entonces, ha pedido apoyo en todo lo que pueda. «He llamado muchas veces al 110 y al 120, pero nadie ha acudido aún para ayudarme», dijo Zhang.
The Epoch Times llamó a las autoridades locales en repetidas ocasiones, pero nadie respondió.
Un paciente urémico de 63 años, apellidado He, dio positivo en la prueba de COVID-19 en el Hospital Changzheng de Shanghái el 3 de abril. Desde entonces, el hombre se ha puesto en cuarentena en su casa, mientras que también padece insuficiencia renal y cardíaca.
«Ahora está con molestias en el corazón, y no podemos encontrar un hospital o una ambulancia [para llevarlo]», dijo un miembro de su familia, añadiendo que la insuficiencia cardíaca puede ser peligrosa cuando el paciente anciano vive solo.
Se han designado un total de 62 lugares de cuarentena temporal en hoteles, estadios y centros de exposiciones, dijo Gu Honghui, subsecretario general de Shanghái, en una conferencia de prensa el 5 de abril.
Con información de Lin Cenxin, Chang Chun, Gu Qinger y Gu Xiaohua.
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