El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo el 1 de febrero que no estuvo bien que él y otros oficiales militares mantuvieran en secreto el hecho de que fue operado de cáncer y hospitalizado de nuevo poco después.
«Quiero ser muy claro: no lo hicimos bien. Y yo no lo hice bien», dijo Austin, general retirado, en una conferencia de prensa en el Pentágono, en Washington.
Austin, de 70 años, se sometió a una operación para tratar un cáncer de próstata en diciembre de 2023, que no fue comunicada a la Casa Blanca ni al público. Él y los miembros del personal también ocultaron durante días cómo fue llevado de urgencia al hospital el día de Año Nuevo por dolor abdominal y otros problemas. Y prácticamente nadie, incluido el presidente Joe Biden, fue informado durante algún tiempo del diagnóstico de cáncer de Austin.
Austin dijo que lo ocurrido se debió a la conmoción que sintió al enterarse de que tenía cáncer.
«Fue un golpe visceral. Y francamente, mi primer instinto fue mantenerlo en privado», dijo.
«No creo que sea noticia que soy un tipo bastante reservado. Nunca me ha gustado cargar a los demás con mis problemas. No es mi forma de ser. Pero he aprendido de esta experiencia. Aceptar este tipo de trabajo significa perder parte de la privacidad que la mayoría de nosotros esperamos. El pueblo estadounidense tiene derecho a saber si sus líderes se enfrentan a problemas de salud que puedan afectar a su capacidad para desempeñar sus funciones, aunque sea temporalmente. Así que se debería haber notificado a un círculo más amplio, especialmente a la prensa».
El Sr. Austin también dijo que le preocupaba sobrecargar al Presidente Biden.
«Cuando eres presidente de Estados Unidos, tienes muchas cosas entre manos», dijo. «Así que no creí que debiera hacerlo en ese momento, añadiendo mi problema personal a todas las cosas que él tiene entre manos. Pero, de nuevo, reconozco que fue un error».
Austin se sometió a la operación en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed el 22 de diciembre de 2023, pocas semanas después de recibir el diagnóstico de cáncer de los médicos. Fue puesto bajo anestesia general y transfirió algunos de sus poderes a la subsecretaria de Defensa Kathleen Hicks. Los funcionarios dicen que Hicks no recibió detalles de la situación.
Austin fue dado de alta al día siguiente, pero el 1 de enero fue ingresado de urgencia en el hospital por dolores en el abdomen, la cadera y la pierna. Tras ser ingresado, fue trasladado a cuidados intensivos, momento en el que volvió a transferir poderes a Hicks.
Austin reveló el 1 de febrero que, además de los otros problemas, padecía fiebre, escalofríos y respiración superficial.
Los médicos detectaron inicialmente una infección urinaria. Una evaluación posterior mostró una acumulación de líquido abdominal, que estaba afectando al intestino delgado de Austin, por lo que drenaron el líquido a través de un tubo. La infección que tenía desapareció y empezó a recuperarse.
En la segunda estancia, Austin no llegó a ser anestesiado, según los médicos.
La Casa Blanca no fue informada de la hospitalización hasta el 4 de enero y la opinión pública tuvo conocimiento de la situación el 5 de enero.
Ese mismo día, el señor Austin reanudó sus funciones, trabajando desde el hospital.
Ni el público ni la Casa Blanca fueron informados del diagnóstico de cáncer hasta el 9 de enero, según las autoridades.
Austin fue dado de alta del Walter Reed el 15 de enero y empezó a trabajar desde casa. Regresó al Pentágono el 29 de enero.
El inspector general del Departamento de Defensa está llevando a cabo una investigación sobre lo sucedido, mientras que la dirección del departamento ha ordenado a los militares que lleven a cabo una revisión interna.
El presidente Biden, que nombró a Austin, ha dicho que confía en el secretario de Defensa. La Casa Blanca ha dicho que el presidente no aceptaría la dimisión de Austin si se la ofreciera. Algunos legisladores han pedido a Austin que dimita y se ha presentado una resolución de destitución en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Austin declaró el 1 de febrero que no se había planteado dimitir.
«Me he disculpado directamente con el Presidente Biden. Y le he dicho que lamento profundamente no haberle comunicado inmediatamente que había recibido un diagnóstico grave y que estaba recibiendo tratamiento. Y él ha respondido con la gracia y el corazón cálido que cualquiera que conozca al Presidente Biden esperaría. Y le agradezco su plena confianza en mí», declaró Austin.
Austin declaró que no dijo a los miembros del personal que ocultaran su hospitalización a otras personas. El audio de la llamada al 911 que llevó a la ambulancia a casa de Austin reveló a un asistente pidiendo que la ambulancia mantuviera las luces y la sirena apagadas en un intento de ser «sutil».
«Le pedí a mi ayudante que llamara a la ambulancia. No le pedí que hiciera nada más que llamar a la ambulancia. Así que lo que dijo [en la llamada], creo que debe salir en la revisión también», dijo Austin.
«No creo que haya creado una cultura del secretismo. Creo que habrá funcionarios de seguridad, habrá otros miembros del personal que pueden percibir que están haciendo cosas en mi interés», dijo más tarde. «No puedo predecir, determinar o averiguar cuáles pueden ser esas cosas».
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