Análisis de noticias
La Segunda Flota de la Armada de Estados Unidos, que fue disuelta durante los años de Obama, fue reactivada a su plena capacidad operativa para hacer frente a los desafíos, como la creciente actividad de China en el Ártico.
La Segunda Flota de la Armada fue responsable de proteger los intereses estadounidenses desde el extremo norte de la Tierra hasta el Caribe, con unos 126 buques, 4500 aviones y 90,000 marineros. La flota fue considerada por la administración Obama como una reliquia de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética el 10 de agosto de 2010, y luego fue desactivada en 2011.
A mediados de octubre de 2010, el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a debatir planes para ganar «nuevos territorios» en el Ártico como foco de su Duodécimo Plan Quinquenal publicado en 2011. Las menciones de las iniciativas del Ártico y de China como un «estado casi ártico» comenzaron a aparecer en los documentos oficiales de planificación estatal en 2015, culminando con la inclusión de la región por parte del líder chino Xi Jinping en su discurso de actualización del 25 de enero de 2018 «La Franja y la Ruta» (OBOR) que abrazó una visión china de un «futuro compartido» a lo largo de la «Ruta de la Seda Polar».
La explotación del Ártico por parte de Beijing se ha visto ensombrecida por lo que el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos denomina la nueva lucha de grandes potencias impulsada por la militarización de los mares del sur y el este de China para hacer cumplir sus reclamos de la «Línea de los nueve puntos» para el dominio económico exclusivo sobre 2 millones de kilómetros cuadrados de aguas marítimas asiáticas.
La maniobra de la Ruta Polar de la Seda China, que involucra hasta 21 millones de kilómetros cuadrados de las regiones marítimas más desconocidas y subdesarrolladas de la Tierra, ha hecho sonar las alarmas sobre las preocupaciones de seguridad nacional de muchas naciones del norte. Niklas Granholm, de la Agencia de Investigación de Defensa de Suecia, advirtió: «La creciente actividad de China en el Ártico ha sido recibida con preocupación, ya que puede llevar a un significativo rediseño del mapa geopolítico de la región».
La dominación del Ártico podría ser potencialmente muy lucrativa. El Servicio Geológico de Estados Unidos estima que el área contiene el 30 por ciento de las reservas mundiales de gas natural y el 13 por ciento de las de petróleo. Se espera que la nueva tecnología y el cambio climático abran el tránsito regional durante todo el año para el 2050. El aliado estratégico de China, Rusia, ya ha presentado ante las Naciones Unidas reclamos territoriales del Ártico por 1,2 millones de kilómetros cuadrados de plataforma marina que se extiende a 650 kilómetros de su costa.
La administración Trump comenzó a restablecer la Segunda Flota el 1 de julio de 2018 con solo 11 oficiales y cuatro miembros del personal alistado. Pero para septiembre de 2019, la Segunda Flota había crecido a casi 30 barcos y 120 aviones.
Una de las principales misiones de la Segunda Flota es ocuparse de los avances tecnológicos chinos y rusos que han llevado a «un entorno submarino caracterizado por sensores pasivos ubicuos, submarinos silenciosos, misiles antibuques supersónicos e hipersónicos (ASM), minas inteligentes y el creciente uso de fuerzas paramilitares», como los «Pequeños Hombres Azules» de China que acosan regularmente a los barcos en el Mar del Sur de China.
El comandante de las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa y África, el almirante James Foggo, dijo recientemente a periodistas que la competencia mundial de submarinos se está intensificando: «Este ha sido uno de los años más ocupados que puedo recordar, y he estado haciendo esto desde 1983», dijo. «(…) Rusia ha continuado poniendo recursos en su dominio submarino. Es una forma asimétrica de desafiar a Occidente y a la alianza de la OTAN y en realidad lo han hecho bastante bien».
Coincidiendo con el logro de la plena capacidad operativa de la Segunda Flota, el Centro de Evaluación Estratégica y Presupuestaria (CBSA), de carácter no partidista, emitió un informe titulado: «Recuperando los mares, transformando la Flota de Superficie de Estados Unidos para la guerra centrada en la toma de decisiones». La CBSA argumenta que la Armada de Estados Unidos debe ser más ágil y rentable, porque todavía se inclina hacia grandes combatientes que son demasiado caros y requieren mucha mano de obra para alcanzar las cifras necesarias para las operaciones distribuidas «durante el combate contra una gran potencia como China».
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