Opinión
Parece que muchos todavía albergan, o quieren perpetuar, la ilusión de que nuestro sistema de seguridad social no está en problemas.
Permítanme citar aquí un comunicado de prensa de la Administración del Seguro Social publicado el 31 de marzo de 2023:
“La Junta de Síndicos del Seguro Social publicó hoy su informe anual sobre el estado financiero de los fondos fiduciarios del Seguro Social. Se proyecta que las reservas combinadas de activos de los fondos fiduciarios del seguro de vejez, sobrevivencia y del seguro de invalidez (OASI y DI) se agotarán en 2034, un año antes de lo proyectado el año pasado, y con el 80 por ciento de las prestaciones pagaderas en ese momento”.
En 2034, según el informe, «si el Congreso no actúa antes de esa fecha… habría ingresos suficientes para pagar el 80 por ciento de los beneficios programados».
No puede ser más claro. En 10 años, sin ninguna acción por parte del Congreso, todos comenzarán a recibir el 80 por ciento de lo que reciben actualmente o de lo que prometieron, bajo el sistema de seguridad social existente.
¿Alguien puede imaginarse recibir un aviso de un proveedor privado de jubilación diciendo que en 10 años todos los beneficiarios comenzarán a recibir el 80 por ciento de lo prometido?
¿Cómo llegamos a esta situación? Son las maravillas de la planificación gubernamental, del socialismo.
El Seguro Social no es un programa de pensiones basado en inversiones. Es un programa gubernamental de impuestos y gastos. Los estipendios de los jubilados actuales se pagan con el impuesto sobre la nómina de quienes actualmente trabajan.
Debido al crecimiento de la esperanza de vida y a la caída del crecimiento demográfico, hay muchos menos trabajadores para mantener a cada jubilado que hace años. El socialismo siempre se enfrenta a la realidad.
El Comité para Liberar la Prosperidad estima que durante los últimos 40 años, el rendimiento real anual de la seguridad social para “el trabajador típico de clase media” ha sido de alrededor del 1 por ciento anual.
Hoy en día, los bonos gubernamentales a 30 años rinden más del 4 por ciento. El rendimiento histórico a largo plazo de las acciones es del 6 por ciento. Ajustado por la inflación.
Los míseros rendimientos de la seguridad social van a resultar mucho peores. Para cerrar el déficit del 20 por ciento entre ingresos y desembolsos dentro de 10 años, será necesaria alguna combinación de aumentos de impuestos y recortes de beneficios. Esto empeorará aún más los malos rendimientos.
Aparte de la terrible economía de la seguridad social, ¿qué pasa con la terrible política?
Cada joven que ingresa hoy a la fuerza laboral no tiene más opción que pagar el impuesto sobre la nómina en este sistema en quiebra.
Con toda nuestra retórica sobre la libertad, la democracia y la justicia social, ¿no debería darse a los jóvenes que ingresan a la fuerza laboral la opción de participar en este sistema? ¿Por qué no se les debería dar la opción (la libertad) de unirse a un plan de jubilación privado en lugar de a un sistema de gobierno socialista?
¿Qué hay de la injusticia que esto causa a los estadounidenses de bajos ingresos, bajo el pretexto de que el socialismo gubernamental es bueno para ellos?
Para una persona de bajos ingresos, el impuesto sobre la nómina del Seguro Social se queda con los únicos fondos que tiene disponibles para invertir.
Según la Encuesta de financiación del consumidor de la Reserva Federal, la riqueza media de las familias negras es el 15 por ciento de la riqueza media de las familias blancas. La riqueza proviene de la inversión, no de los ingresos. El porcentaje de familias negras que poseen acciones es aproximadamente el 60 por ciento de las familias blancas.
¿No debería darse a las familias de bajos ingresos la opción de salir del sistema gubernamental e invertir de forma privada durante una vida laboral de 40 años y tener la opción de generar riqueza? ¿Por qué el gobierno debería decirles a estos individuos privados y libres cómo administrar sus ahorros para la jubilación?
Más allá de lo que este sistema fallido les hace a los individuos, también perjudica a la nación en el esquema fiscal más amplio. La seguridad social representa el 19 por ciento del gasto federal.
La seguridad social no solo apunta a una bancarrota fiscal y económica sino también a una bancarrota política, cuando los políticos que no están dispuestos a decir la dura verdad a los ciudadanos les dicen que todo está bien.
Es hora de liderazgo y verdad. Y es hora de dar a los ciudadanos estadounidenses libertad para controlar sus propias propiedades y sus propias vidas en nuestro país libre.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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