El Senado aprobó el 4 de marzo un proyecto de ley que tiene como objetivo librar a los campus universitarios estadounidenses de la influencia del Partido Comunista Chino (PCCh) a través de los Instituto Confucio financiados por Beijing.
La legislación, aprobada por unanimidad, obligaría a las universidades que albergan un Instituto Confucio a tomar el control total de los centros, incluyendo lo que se enseña y a quién se contrata, o a perder la financiación federal. El proyecto de ley, denominado «Ley CONFUCIUS», también fue aprobado por unanimidad durante la sesión del Senado del año pasado.
Los Instituto Confucio, considerados centros de lengua y cultura chinas, están financiados y supervisados por un departamento del gobierno central chino. En los últimos años fueron objeto de crecientes críticas por su papel en la represión de la libertad de expresión y la promoción de la propaganda de Beijing en los campus universitarios.
«Estos institutos dirigidos por el gobierno autoritario de China no permiten el libre intercambio de ideas», dijo en la sala del Senado John Kennedy (R-La), promotor de la medida, el 4 de marzo. «No permitirán que nadie hable de los uigures o del pueblo del Tíbet o de Hong Kong o de lo que ocurrió en la plaza Tiananmen».
En una declaración separada, Kennedy describió los institutos como «centros de propaganda que amenazan la libertad académica y la libertad de expresión sin vergüenza».
«Demasiadas escuelas estadounidenses están siendo víctimas de esta política cada día», añadió.
El proyecto de ley también exigiría a los Instituto Confucio protejan la libertad académica y prohíban la aplicación de cualquier ley extranjera en el campus.
En los últimos años, una serie de Instituto Confucio cerraron en Estados Unidos en medio de un creciente escrutinio por parte de legisladores y defensores. En febrero, había 55 Instituto Confucio repartidos por las universidades estadounidenses, y 64 ya habían cerrado o estaban en proceso de cierre, según la Asociación Nacional de Académicos.
El año pasado, el gobierno de Donald Trump designó el Centro del Instituto Confucio de Estados Unidos, con sede en Washington, como una misión extranjera. El entonces secretario de Estado Mike Pompeo dijo en ese momento que la medida era un reconocimiento del papel del instituto en «el avance de la propaganda global de Beijing y la campaña de influencia maligna en los campus de Estados Unidos».
Entre 2006 y 2019, el régimen chino aportó más de 158 millones de dólares a unas 100 universidades estadounidenses a través de los Instituto Confucio, según un informe de 2019 del subcomité de investigaciones del Senado (pdf).
El mes pasado, un funcionario estadounidense pidió públicamente que los estudiantes estadounidenses aprendieran la lengua y la historia china de personal de Taiwán en lugar de hacerlo en los Instituto Confucio.
«Aprender mandarín con profesores taiwaneses significa aprender mandarín en un entorno libre de censura o coacción», dijo William Brent Christensen, director de la oficina de Taipei del Instituto Estadounidense en Taiwán, en una entrevista con el medio japonés Nikkei Asia a principios de febrero. El instituto es la embajada de facto de Estados Unidos en Taiwán.
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