La sentencia de un familiar de dos residentes de Florida a causa de su fe ha revelado la «naturaleza real» del Partido Comunista Chino (PCCh), dijo el representante Bill Posey (R-Fla.).
«Nadie debería ser encarcelado por el ejercicio de su fe. Esta es la naturaleza real del PCCh, y por eso debemos seguir trabajando duro para hacer frente a sus malas acciones, contrarrestar su influencia en nuestro propio país y reducir nuestra dependencia de ellos», declaró Posey a The Epoch Times.
Zhou Deyong, ingeniero geólogo que trabajaba para el segundo mayor yacimiento petrolífero de China, fue condenado a ocho años de cárcel el 20 de abril, junto con una multa de 100,000 yuanes (USD 14,506), tras dos años de detención durante los cuales su esposa y su hijo en Florida apenas tuvieron información sobre su bienestar.
El duro trato dado a Zhou forma parte de la sangrienta campaña de persecución del PCCh en la China atea contra la disciplina espiritual Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, que se ha prolongado durante casi 24 años.
Con enseñanzas centradas en los valores de la Verdad, Benevolencia y Tolerancia, junto con una serie de ejercicios de meditación, esta práctica de autorefinamiento alcanzó una gran popularidad en la década de los 90. Se calcula que a finales de dicha década entre 70 y 100 millones de personas practicaban Falun Dafa. El régimen del PCCh percibió su rápido crecimiento como una amenaza para su control del poder, y en 1999 inició una campaña nacional para reprimirla.
La noticia de la severa condena contra Zhou pesa sobre su hijo, que no lo ha visto desde el viaje de su padre a Estados Unidos a principios de 2021. Zhou fue detenido poco después de regresar a China para cuidar de sus ancianos padres.
«Mi padre es un hombre inocente y de buen corazón, pero esta gente va así a por él», dijo Zhou You a The Epoch Times. El joven dijo sentir «dolor» al pensar en su padre y en las autoridades judiciales que se han convertido voluntariamente en una herramienta para ayudar a los abusos del régimen.
La sentencia provocó la indignación de los legisladores de Florida, quienes protestaron por la detención de Zhou y pidieron al Departamento de Estado de Estados Unidos que «emplee las herramientas disponibles» para sancionar a los funcionarios chinos cómplices de los «horribles abusos contra los derechos humanos que sufren los practicantes de Falun Gong» en su país.
El senador Marco Rubio (R-Fla), cuya oficina ha estado en estrecho contacto con la familia de Zhou, dijo que ni la persecución ni la condena tienen fundamento.
«La injustificada persecución del PCCh contra los practicantes de Falun Gong ha llevado a la absurda condena de Zhou Deyong», declaró Rubio a The Epoch Times, y añadió que «no permaneceremos en silencio mientras el régimen genocida de China continúa su guerra contra la libertad religiosa en un esfuerzo por destruir la fe».
El representante Gus Bilirakis (R-Fla.), copresidente del Caucus de Libertad Religiosa Internacional, dijo que está «verdaderamente desconsolado al conocer la sentencia de ocho años que se le ha impuesto a Zhou Deyong, por el mero hecho de practicar su fe».
Tanto Bilirakis como Rubio apoyaron la ley Stop Forced Organ Harvesting Act (Alto a la Sustracción forzada de órganos), un proyecto de ley destinado a frenar el asesinato perpetrado por el régimen chino contra practicantes de Falun Gong y otros presos de conciencia, para obtener sus órganos.
Al igual que Rubio, Bilirakis dijo que quería asegurarse de que no se olvide a víctimas de la represión del régimen como Zhou.
«La comunidad internacional tiene la obligación de hablar en nombre de aquellos cuyas voces, como la de Zhou, han sido silenciadas durante demasiado tiempo, porque si permanecemos en silencio ante estas transgresiones, lo hacemos a riesgo de la sociedad civil», declaró Bilirakis a The Epoch Times. «Debemos seguir presionando para forzar al PCCh a que conceda a su pueblo los derechos humanos fundamentales, incluido el derecho de culto».
Al condenar la supresión de la fe en curso por parte del régimen, el representante Michael Waltz (R-Fla.) también dirigió la atención a las empresas estadounidenses, que, en su opinión, también comparten la culpa de los abusos.
«El Partido Comunista Chino sigue mostrando su verdadera intolerancia —que no hay lugar para el culto si no está relacionado con la ideología comunista», declaró Waltz a The Epoch Times. «A pesar de su horrible historial en materia de libertad religiosa, las empresas estadounidenses continúan predicando la justicia social en Estados Unidos e ignorando estas acciones en China porque están embriagadas de dinero».
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