Casi todos los días aparece en las noticias otro caso notificado de muerte cardiaca súbita e inesperada. El estado de vacunación se oculta cuidadosamente en el informe y cualquier mención a la inmunización previa contra el SRAS-CoV-2 parece estar borrada de Internet. Las familias mantienen un hermético silencio sobre una simple cuestión médica: ¿se vacunaron contra COVID-19? ¿Sí o no?
Antes de la vacunación contra COVID-19, las causas habituales de muerte casi siempre se conocían antemortem, y eran aproximadamente un 40 por ciento cardiovasculares, un 40 por ciento cáncer y un 20 por ciento otras causas. Chaves y sus colegas han demostrado que estas proporciones se han desplazado drásticamente hacia la muerte súbita cardiaca.
En una serie de 121 muertes principalmente tras la inyección del virus completo CoronaVac (Sinovac), el 57 por ciento se clasificaron como muerte súbita cardiaca y las patologías incluyeron infarto de miocardio, disección aórtica y, en pocos casos sin patología cardiaca, supusieron muerte arrítmica primaria. La embolia pulmonar, otra complicación aceptada, constituyó el 21 por ciento de los casos. A pesar de que los autores afirman que «no hay asociación», mi interpretación de los datos es que el 78 por ciento de las muertes podrían atribuirse directamente a un mecanismo conocido de la vacunación contra COVID-19. Esto es muy coherente con el reciente informe de la OMS sobre la vacunación contra la gripe aviar. Esto es muy coherente con el reciente informe de Schwab et al de Alemania, cuyos datos revelaron que el 71 por ciento de las muertes ocurridas en los 20 días siguientes a la vacunación se produjeron en el contexto de problemas agudos que se sabe que fueron causados por las vacunas.
Cuando las autopsias realizadas por equipos distintos en países diferentes llegan a conclusiones similares, tenemos una coherencia externa. Este es uno de los muchos criterios que se utilizan para determinar la validez científica. La afirmación de que las vacunas contra COVID-19 están causando la muerte está cada vez más respaldada en la literatura revisada por pares.
Republicado del Substack del autor
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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