Realmente no hay nada que no se pueda lograr, y la limitación está solo en nuestra mente. Esta historia lo demuestra.
Te presento a Kyle Maynard. Este joven de 33 años es un autor publicado, un atleta galardonado, un orador motivacional y un empresario. También fue el primer amputado cuádruple en alcanzar las cimas del Kilimanjaro y del Aconcagua sin la ayuda de prótesis.
Kyle compartió su extraordinaria travesía con The Epoch Times. Desde las profundidades de la desesperación hasta el triunfo de los picos nevados de las montañas, la historia de Kyle aprendiendo a vivir sin excusas y sin rendirse nunca.
Cómo comenzó todo
Scott y Anita Maynard dieron la bienvenida a su hijo pequeño, Kyle, el 24 de marzo de 1986. A Kyle le diagnosticaron inmediatamente una amputación congénita. «Mis brazos terminan en los codos y mis piernas en las rodillas», explica Kyle. «Hasta el día de hoy, no sé qué lo causó».
Cuando era un niño pequeño, la familia de Kyle se aseguró de que sus diferencias físicas nunca lo detuvieran en casa.
«No tengo idea de dónde estaría sin mi familia», dice Kyle. «y no nos concentramos en la discapacidad».
En cambio, los padres de Kyle le permitieron a su hijo la autonomía que necesitaba para resolver las cosas por sí mismo. «Mis padres vieron que el mundo no se iba a adaptar a mis necesidades, así que tuvieron que verme fracasar, mucho, incluso en algunas de las cosas más fáciles, como usar una cuchara para alimentarme».
Sin embargo, mientras reflexiona, Kyle dice: «Tengo tanta suerte de que hayan tomado algunas decisiones difíciles para mi vida cuando era demasiado joven para tomarlas por mí mismo».
A la edad de 4 años, Kyle fue animado a adaptarse al uso de prótesis. «Utilicé prótesis de brazos y piernas», recuerda Kyle, «pero en los años ochenta y noventa, la tecnología era bastante deficiente. Terminaron incapacitándome más que ayudando, así que las dejé en el jardín de infantes».
Al crecer, Kyle dice que «le gustaba hacer lo que cualquier niño disfruta». El joven, que aprendió rápidamente a superar sus diferencias físicas, jugó a videojuegos, leyó libros y desarrolló un creciente amor por todas las cosas relacionadas con el deporte.
Superando tiempos difíciles
A la edad de 10 años, Kyle se sintió abrumado por las limitaciones de su discapacidad. Describe esa época de la vida como «una de las más oscuras para mí».
«Intenté acabar con mi vida», dice. «Mi familia se mudó de Fort Wayne, Indiana a Atlanta, Georgia. En Fort Wayne todos me conocían como Kyle, pero cuando me mudé me veían como discapacitado».
Kyle estaba entonces plagado de preguntas en su subconsciente. ¿Qué tipo de futuro tendría? ¿Viviría solo, tendría un «trabajo normal» o saldría con alguien?
Sin embargo, Kyle finalmente encontró el consuelo que necesitaba en los deportes. «El fútbol, y formar parte de ese equipo cuando tenía 11 años, es lo que me ayudó a salir de esto», dice, «porque encontré un propósito y una contribución a algo más grande que a mí mismo».
Hoy en día, ha alcanzado el estatus de campeón de lucha libre, es un instructor certificado CrossFit, un competidor de MMA y Jiu-Jitsu brasileño, un levantador de pesas con récord mundial, y alpinista según su sitio web.
Kyle desarrolló una filosofía personal: «Sin excusas».
Sin embargo, el alpinismo, en particular, no llegó sin sus desafíos. Kyle comenzó con toallas de baño atadas con cinta adhesiva a sus brazos y pies. Pero después de varios intentos fallidos, Kyle se decidió por un zapato de fibra de carbono hecho a medida para la tarea que tenía por delante. La única manera de subir.
Escalando montañas, estableciendo records
Fue en 2012 cuando comenzaron las expediciones de Kyle para escalar montañas.
Inspirado por una corta, pero agotadora subida con una magnífica vista desde la cima, Kyle puso sus ojos en el Monte Kilimanjaro. Acompañado por un equipo de alpinistas, Kyle arrastró los 19,340 pies (5900 m. aprox.) hasta la cima a cuatro patas sin la ayuda de una sola prótesis.
El ascenso de 10 días de Kyle finalmente le valió el premio ESPY (Excelencia en Rendimiento Deportivo Anual) al Mejor Atleta Masculino con una Discapacidad.
Cuatro años más tarde, Kyle viajó a Argentina para escalar una segunda cumbre, el monte Aconcagua, el pico más alto de Sudamérica y de una altura increíble de 22.838 pies (6900 m aprox).
«Cuando era niño, mi silla de ruedas se atascaba en la espesa hierba o en el mantillo», reflexiona Kyle. «Mis amigos salían corriendo a jugar y yo no podía seguirlos. «Al resolver el problemas de cómo escalar estas montañas me ha demostrado que no hay lugar en la Tierra al que no pueda ir».
Mirando hacia el futuro
Kyle vive solo en San Diego, California, desde 2014. Pasa la mayor parte de su tiempo viajando por los Estados Unidos y va a varios lugares internacionales para dar charlas. En torno al trabajo, también se las arregla para hacer tiempo para sus amigos y proyectos personales.
Kyle vive sin muchas adaptaciones en su estilo de vida o rutinas en estos días. Atribuye su autosuficiencia a su educación. Una de mis citas favoritas es: «Conozca sus límites, pero nunca deje de tratar de romperlos», dice.
Cuando se le pregunta qué es lo que lo hace más feliz en la vida, Kyle responde: «Ser un orador motivacional. Mucha gente no lo espera de mí; puedo ser bastante introvertido. Algunas de mis mayores pasiones son leer y tener nuevas experiencias, como la filosofía y el yoga».
Aunque la mayoría de la gente solo puede comprender cuán intrépido y valiente es Kyle para superar todas las dificultades de la vida, afirma Kyle: «Definitivamente no siempre soy positivo».
Y agrega: «Cualquier humano que se considere así, tal vez esconde algo grande». Sin embargo, «seguir aprendiendo, encontrar un propósito y rodearme de amigos increíbles me ha ayudado a superar algunos de los momentos más oscuros».
Con Kyle habiendo conquistado dos de las ascensiones más arduas del mundo, viviendo sin excusas, siendo un firme defensor de las personas con diferentes discapacidades y autor del libro «Sin excusas (2005)» el más vendido del New York Time, la historia de Kyle sigue inspirando a millones de personas.
«Veo mi futuro y mi legado al estar dispuesto a ayudar a la Madre Tierra, y a las personas y criaturas que viven aquí, para que estén mejor de donde yo los encontré», dice.
Foto cortesía de Kyle Maynard (Website | Instagram | Facebook | Twitter).
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