Un número creciente de padres de California está pidiendo a los sindicatos de maestros locales y al gobernador Gavin Newsom que reabra las escuelas para el aprendizaje presencial, frustrados por la respuesta del estado al COVID-19.
Casi 75 miembros de un sindicato de padres, «Parent Union», con sede en el condado de Orange, se desplazaron el 4 de agosto por varias cuadras cantando «reabran las escuelas», hasta llegar frente al edificio de la Asociación de Educadores de Santa Ana. Los manifestantes pidieron a Newsom que rescinda su orden de enseñanza a distancia para los condados que cumplen con los niveles estatales deseados.
Con energía, la multitud cantó «The Star-Spangled Banner» y sus versos impregnaron la atmósfera. Algunos padres agitaron las banderas estadounidenses y otros llevaron visibles sombreros de «Trump 2020». Sus vítores se podían oír a cuadras de distancia.
El médico del condado de Orange, el Dr. Jeff Barke, se puso de pie frente a la multitud y encabezó la protesta, pidiendo la reapertura de las escuelas. «Hay muchas cosas que son riesgosas [para los niños], COVID-19 no es una de ellas», dijo a The Epoch Times.
Barke es cofundador de una nueva escuela charter, la Academia Clásica del Condado de Orange, que estaba programada para abrir el 13 de agosto hasta que Newsom anunció el 17 de julio que solo las escuelas de los condados que permanecen fuera de la lista de vigilancia del estado por más de 14 días pueden volver a la instrucción en persona.
El condado de Orange permaneció en la lista de vigilancia hasta el 6 de agosto, con un total de 38,711 casos confirmados de COVID-19 y 697 muertes. La tasa de casos del condado por cada 100,000 residentes se mantiene apenas por debajo de 98, más alta que el umbral del estado de 25, mientras que la tasa de residentes del condado que dieron positivo al COVID-19 se mantuvo en el 8 por ciento deseado por el estado.
De los casos mencionados, hay 2802 niños infectados menores de 18 años.
Muchos maestros del condado de Orange no quieren que las escuelas vuelvan a abrir hasta que la pandemia esté bajo control y algunos maestros del estado protestaron contra el regreso a las aulas.
Barbara Pearson, presidenta del sindicato de maestros de Santa Ana, calificó la protesta frente al edificio del sindicato como «una desesperada llamada de atención».
«No tiene nada que ver con la reapertura de las escuelas o los estudiantes de Santa Ana. El gobernador Newsom tomó la decisión de cerrar las escuelas, no los sindicatos. Nuestra prioridad es la seguridad del personal y de los estudiantes», escribió Pearson en un correo electrónico del 4 de agosto enviado al Orange County Register.
El Departamento de Salud Pública de California (CDPH) anunció el 3 de agosto un proceso que permite a ciertas escuelas primarias calificar para algunas exenciones. Algunas podrán reabrir para la educación en persona si cumplen con ciertas condiciones estrictas, pero de acuerdo con la orientación de Newsom, los condados no pueden hacerlo si han estado en la lista de vigilancia del estado en las últimas dos semanas.
Cierres «injustos» para las familias trabajadoras
Cecilia Iglesias, una exconcejal de Santa Ana, fundó Parent Union como una forma de que los miembros de la comunidad garanticen una mejor educación para sus hijos. Ella dijo a The Epoch Times que piensa que los cierres son «muy injustos», especialmente para las familias de las minorías.
«Son trabajadores esenciales, están allí afuera trabajando todos los días. Sus hijos se están cuidando a sí mismos», dijo Iglesias.
Iglesias declaró que los padres deberían tener la opción de decidir si envían a sus hijos a la escuela. «Es importante dar a los padres la opción porque sé que muchos de los padres están diciendo que sus hijos están sufriendo, tanto emocional como académicamente».
La exconcejal sugirió que los padres deberían recibir dinero del estado si las escuelas permanecen cerradas, para que puedan contratar un profesor, un tutor o una niñera.
Según Barke, algunos estudiantes pueden pasar hambre porque las escuelas permanecen cerradas.
«Muchos de estos niños de la clase socioeconómica baja califican para lo que se conoce como almuerzo gratis o reducido. Muchas escuelas comenzaron a servir también el desayuno», dijo Barke.
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