La Alianza de Médicos, un sindicato de sanitarios muy crítico con el régimen ruso, denunció este miércoles la falta de medios de protección individual que sufren los galenos en muchos hospitales del país y otras irregularidades que agravan la situación médica en medio de la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus.
«Lamentablemente, los médicos que trabajan en hospitales no especializados no disponen de medios de protección suficientes» para evitar un eventual contagio de la COVID-19, declaró en una conferencia de prensa la líder del sindicato, Anastasía Vasílieva, cercana al político opositor ruso Alexéi Navalni.
La doctora cuestionó la falta de comunicación entre los galenos y las autoridades, puesto que en muchos casos los jefes de los servicios médicos no sólo no se atreven a informar sobre el déficit de medios de protección y equipos médicos, sino que amenazan a sus subordinados con recortes salariales, amonestaciones e incluso despidos.
«Recientemente, el portavoz del líder ruso, Dmitri Peskov, calificó de ¡histéricos¡ a quienes informan sobre la falta de medios de protección individual y les aconsejó dirigirse directamente al Ministerio de Sanidad, pero colegas, yo creo que si este canal existe, está roto», comentó.
También indicó que a pesar de existir una orden clara del Ministerio de Sanidad sobre la obligatoriedad de realizar pruebas de la COVID-19 a todo el personal sanitario, en muchos casos solo se realizan los test cuando el médico ya presenta un cuadro clínico.
Lluvia de denuncias
El doctor Ruslán Urazgalíev, el jefe del departamento de Otorrinolaringología de la ciudad de Veliki Nóvgorod, añadió que el 20 % de los infectados de su región son médicos, debido a una instrucción dada por las autoridades sanitarias locales de que «no era necesario usar» los medios de protección individual.
La doctora Tatiana Revva, anestesista de la ciudad de Kalach, en el río Don, relató cómo recibió tres amonestaciones disciplinarias por parte del médico jefe de su hospital por exigir una inspección del equipamiento que necesitaba el centro médico para atender a pacientes con COVID-19.
Según Revva, la inspección fue formal, ya que no se comprobó ni la procedencia ni el estado tanto de medios de protección individual como de demás equipos médicos.
Por su parte, Natalia Trofímova, terapeuta de la ciudad de Priziorsk, ubicada en la región de Leningrado, fue despedida porque se negó a aceptar que el hospital en el que trabajaba tenía las condiciones para acoger una sala especializada en coronavirus.
La líder sindical sumó a estas denuncias cartas recibidas de médicos de diversas regiones rusas que insistían en la falta de trajes de protección, mascarillas, desinfectantes líquidos, y denunciaban casos en los que se prohibió expresamente realizar las pruebas a los médicos hasta que no presentasen síntomas.
Todo ello, recordó, pese a que Denís Protsenko, el médico jefe del hospital Kommunarka, uno de los principales centros dedicados a la lucha contra la pandemia, llamó a no hacer distinciones entre las clínicas que tratan el virus del PCCh y aquellas que tratan neumonías, y a hacer pruebas a todos los médicos.
Garantizar el pago prometido a los médicos
Entre las demandas particulares formuladas por el sindicato, está la de convertir en decreto todas las promesas realizadas en semanas anteriores por el líder ruso, Vladímir Putin, sobre la remuneración y el sistema de seguros de los médicos que traten o contacten con pacientes de la COVID-19.
A principios de abril, el mandatario ruso propuso el pago durante tres meses de aumentos salariales al personal médico que oscilaban entre los 80,000 rublos (más de 1000 dólares) y los 25,000 rublos (340 dólares), en dependencia del nivel profesional, y afirmó que los galenos estaban «en la línea del frente» contra la pandemia.
Con una población de 145 millones de habitantes, Rusia se acerca ya a los 100,000 casos de la COVID-19, y ocupa el octavo lugar en el mundo por el número de infectados, por delante de Irán y China.
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