Solo la transparencia total salvará a la CIA y al FBI ahora

Por Roger Simon
06 de octubre de 2020 2:32 PM Actualizado: 06 de octubre de 2020 2:32 PM

Opinión

Si los informantes de Sean Davis de The Federalist tienen la mitad de razón, la directora de la CIA, Gina Haspel, está cometiendo un gran error —para ella misma, para la agencia y, sobre todo, para el país.

Davis escribió: “Haspel está bloqueando personalmente la desclasificación y publicación de documentos clave del Russiagate con la esperanza de que el presidente Donald Trump pierda en su campaña de reelección, dijeron varios altos funcionarios estadounidenses a The Federalist. Los funcionarios dijeron que a Haspel, quien se desempeñó en el periodo el exdirector de la CIA, John Brennan, como jefe de la estación de la agencia de espionaje en Londres en 2016 y 2017, le preocupa que la desclasificación y publicación de documentos que detallan lo que estaba haciendo la CIA durante las elecciones de 2016 y la transición de 2017 podrían deshonrar a la CIA y potencialmente incluso implicar a la propia Haspel».

Lo que parece faltarle a Haspel aquí es que la CIA y el FBI, por supuesto, ya se han sentido deshonrados, y en gran medida, su reputación fue empañada casi irreconociblemente con decenas de millones de ciudadanos estadounidenses por el escándalo Spygate/Russiagate.

Ella y el director del FBI, Christopher Wray, se engañan a sí mismos sobre estar protegiendo las instituciones vitales de nuestra sociedad, están aparentemente esperando con el proverbial aliento contenido por una administración Biden para que todas las revelaciones y potenciales acusaciones que podrían venir a través de John Durham y William Barr sean arrojadas por el igualmente proverbial agujero de la memoria.

No funcionará. La única forma de resucitar esa reputación es que ellos, Haspel y Wray, sean completamente transparentes, ahora, antes de las elecciones.

Incluso si todo lo que Durham y Barr están investigando se elimina antes de llegar a buen término, incluso si la administración Biden-Harris instala instantáneamente a un nuevo fiscal general y limpia al Departamento de Justicia y las agencias de inteligencia de todos los remanentes del temido Trump de la noche a la mañana, decenas de millones de estadounidenses ya lo saben.

Ya han visto al menos partes de la historia y no lo olvidarán. ¿Cómo podrían hacerlo?

Saben que su nuevo presidente, Joe Biden, y muchos aliados a él han estado implicados en un complot de traición de proporciones nunca antes escuchadas para cambiar la administración anterior.

Estas mismas personas, estos millones, ahora desconfían de la CIA y del FBI y, en gran medida, de su gobierno. Consideran que estas instituciones fundamentales son sus enemigas, que actúan en contra de sus intereses y, lo que es más importante, los intereses del país. Y estas personas son algunas de las más profundamente patriotas de todos los estadounidenses.

¡Qué situación para nuestro condado! ¿Cómo podemos funcionar entonces como república democrática?

¿Pensó Haspel en eso? ¿Consideró Wray esto mientras retiene o redacta documentos sin cesar, supuestamente para proteger… a quién exactamente?

(Wray ha llevado su deseo de una victoria de Biden a tal extremo que trató de minimizar la importancia de Antifa).

Haspel y Wray están haciendo lo contrario de salvaguardar sus instituciones esenciales. Están aumentando la desconfianza pública hacia ellas, una desconfianza tan grande que muchos de nosotros vemos a nuestra sociedad moviéndose inexorablemente en dirección a China, una tiranía de alta tecnología de “puntajes de crédito social” y obediencia a un Gran Hermano que Orwell nunca podría haber concebido.

¿Cuál es el camino de regreso?

Sin embargo, deberíamos sentirnos animados por los artículos de hoy cuando el presidente Trump salió del Hospital Walter Reed, respecto a que el presidente estaba planeando desclasificar y publicar muchos de estos documentos él mismo dentro de unos días. Se dijo que su jefe de personal, Mark Meadows, tenía un maletín lleno con ellos.

Quizás, para cuando lea esto, usted sepa más.

Si es así, Haspel y Wray, usando otro viejo proverbio, habrán perdido el barco. Todos sabrán que sus agencias necesitan una limpieza doméstica a fondo y se hará, como debe ser, sin ellos.

Y agregaré, aunque los medios gritarán lo contrario a los cuatro vientos, aunque este sea octubre, revelar estos documentos no es en modo alguno una sorpresa de octubre. Esta es la información que nos debían a Nosotros, la gente (¿los recuerdan?)

Cuando te han engañado deliberadamente, eso no es una sorpresa de octubre. Eso es justicia.

Roger L. Simon es un autor galardonado, guionista nominado al Oscar, cofundador de PJMedia y ahora columnista de The Epoch Times. Encuéntrelo en Parler y Twitter @rogerlsimon. Compre (y disfrute) sus libros en Amazon.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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