La representante Elise Stefanik (R-N.Y.), presidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, afirma que un debate nacional sólido sobre el aborto es vital para hacer avanzar a Estados Unidos. Para ello, propone una prohibición federal de las 15 semanas como limitación mínima del procedimiento.
Más allá de eso, las legislaturas estatales tendrían libertad para restringir aún más el aborto en función de la voluntad del pueblo.
«Lo que es importante, tanto a nivel federal como estatal, es que la decisión la tomen funcionarios elegidos por el pueblo estadounidense, en lugar de jueces radicales que, francamente, le quitaron la voz al pueblo estadounidense», dijo Stefanik refiriéndose a la decisión de la Corte Suprema Roe contra Wade de 1973 y a la decisión de la Organización de Salud de la Mujer Dobbs contra Jackson de 2022, que la anuló.
«Tenemos derecho a recuperar esa [voz]», dijo Stefanik a los asistentes a un acto celebrado el 20 de junio en el Club Nacional de Prensa de Washington.
Stefanik también está a favor de excepciones a la prohibición nacional para casos de violación, incesto o amenaza para la vida de la madre, junto con ayudas federales a las familias, como el crédito fiscal por hijos, subvenciones para guarderías y otras medidas.
La propuesta de Stefanik llega en un entorno político y social cargado de profunda emoción e incluso violencia, un año después de que Dobbs devolviera el asunto del aborto a las legislaturas estatales por primera vez en 50 años.
Después de Dobbs
Después de Roe contra Wade, el aborto se consideraba un derecho constitucional. Aunque las legislaturas estatales podían imponer algunas restricciones al procedimiento, no podían prohibirlo.
Tras la sentencia Dobbs, el panorama del aborto cambió prácticamente de la noche a la mañana. Algunos estados tenían leyes en vigor que entraban en vigor inmediatamente y prohibían el aborto con muy pocas excepciones.
Otros estados se apresuraron a aprobar nuevas restricciones al aborto. Se presentaron más de 100 proyectos de ley que restringían el aborto en las legislaturas estatales.
Otros estados pretendían aclarar que el aborto era, o no, un derecho protegido por la constitución de su estado. En California, Michigan y Vermont se aprobaron iniciativas electorales que codificaban el derecho al aborto. Las iniciativas contrarias fracasaron en los estados de Kansas y Kentucky, normalmente conservadores. Una ley de Montana que obligaba a los médicos a prestar cuidados vitales a las supervivientes de un aborto fue rechazada por los votantes.
El resultado es un tablero de ajedrez de legislación sobre el aborto en el que el procedimiento es en gran medida ilegal en unos 14 estados, muy restringido en otros y consagrado como un derecho en otros.
Al mismo tiempo, tras la decisión Dobbs aumentaron los crímenes tanto contra las clínicas abortistas como contra los centros de atención a embarazadas provida e iglesias.
Reacciones políticas
Dada la posibilidad de remodelar el mapa del aborto en la era después de Dobbs, varias figuras políticas han jugado con sus bases, sacando brillo a sus credenciales provida o proabortistas.
Entre los candidatos presidenciales, el presidente Joe Biden, católico practicante, ha apoyado vocalmente el aborto como un derecho.
El ex vicepresidente Mike Pence se ha autodenominado «provida sin resevas» y ha dicho que acabar con el aborto es un objetivo primordial. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha promulgado recientemente una ley que prohíbe el procedimiento después de las seis semanas de embarazo.
Algunos otros candidatos se han mostrado reacios a manifestar una postura definitiva sobre el tema, tal vez por creer que el estado de ánimo nacional aún no se ha asentado.
La exembajadora ante la ONU Nikki Haley declaró durante una entrevista televisada que, dado que ninguno de los partidos tiene votos suficientes para aprobar una ley federal sobre el aborto, sería «poco realista» y divisivo debatir el asunto.
El expresidente Donald Trump no quiso declarar directamente si promulgaría o no una prohibición federal del aborto, y el 10 de mayo dijo ante un público en un foro ciudadano: «Queremos hacer lo correcto para todos».
Más tarde, Trump se refirió a la prohibición de seis semanas de Florida como «demasiado dura».
Momento de oportunidad
Stefanik ve la crisis después de Dobbs como un momento de oportunidad.
«Aunque los medios de comunicación quieren presentar a los estadounidenses como visceralmente divididos en esta cuestión, creo que hay mucho más consenso del que los medios quieren admitir», dijo Stefanik, señalando una encuesta de Harvard-Harris que indica que el 72% de los votantes, incluido el 60% de los demócratas, apoyaría una prohibición del aborto en la 15ª semana de embarazo.
El resultado concuerda con una encuesta de Gallup realizada en mayo, según la cual el 69% de los estadounidenses cree que debería permitirse el aborto en el primer trimestre del embarazo, pero sólo el 37% lo permitiría en el segundo trimestre y el 22% en el tercero.
«Proteger la vida y defender al no nacido no son posturas extremas», dijo Stefanik. «Son fundamentales para los derechos humanos y el sueño americano».
«Son los demócratas del Congreso y de los gobiernos estatales, junto con el gobierno de Biden, quienes están salvajemente fuera de sintonía con los valores del pueblo estadounidense», añadió.
Al proponer una prohibición federal del aborto de 15 semanas con algunas excepciones, Stefanik, que tiene fama de bipartidista, juega con el amplio centro de la opinión pública estadounidense. Al dejar a los estados la opción de imponer mayores restricciones al procedimiento, la idea mantiene la posibilidad de nuevos avances para la agenda provida.
«Creo sinceramente que la Corte Suprema nos ha confiado a todos la responsabilidad de abordar una cuestión importante y profundamente personal y de llegar a un consenso para ofrecer a todos los niños, madres y familias, y especialmente a los no nacidos, esta oportunidad verdaderamente preciosa y sagrada de disfrutar de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad», declaró Stefanik.
Actualmente hay pendientes en el Congreso más de 50 proyectos de ley relacionados con el aborto.
Con información de Janice Hisle.
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