Estamos abrumados cada día con ideas, mensajes, creencias y expectativas. Ingerimos más información de la que realmente podemos digerir. Esto puede agobiarnos y desanimarnos al tratar de navegar por este mundo.
No hay nada de malo en explorar y desafiar estas diversas perspectivas, creencias y expectativas. Somos libres de corregir el rumbo cuando obtenemos nuevos conocimientos e información para profundizar en nuestro pensamiento y curiosidad. Deberíamos estar siempre aprendiendo, deseosos de crecer.
Pero cuando nos bombardean con nueva información, es vital conocer nuestro propósito y permanecer conectados a él como una brújula. Su propósito, su «por qué», puede cambiar. Su motivo puede y debe evolucionar porque nosotros, como personas, cambiamos y evolucionamos con el tiempo.
Por esa razón, es fundamental, de forma regular, recordar ese por qué, para volver a conectarnos con él. ¿Qué lo motiva e influye en las decisiones que toma y en las acciones que realiza?
Aquí hay tres razones por las que necesita hacer una pausa, reflexionar y asegurarse de que tiene claro cuál es su por qué.
El fundamento
Cuando sabemos nuestro por qué, estamos profundamente arraigados en nuestra propia visión. No nos dejamos llevar fácilmente por lo que está de moda o es conveniente. Conocer su propósito le hace sentir cómodo en el viaje y en los desafíos mientras a navegar por los altos, los bajos y los intermedios.
Puede inspirarlo
Cuando conocemos nuestro por qué, podemos ver más allá del ajetreo y el desánimo del día. Hay temporadas en la vida que pueden parecer insípidas, hay momentos que nos sumergen en el caos, podemos sentirnos desmotivados y perder de vista lo que hemos estado persiguiendo. Tomarse un tiempo para reconectar con nuestro porqué puede ayudar. Cuando nos recordamos a nosotros mismos nuestro por qué, la inspiración puede salir a nuestro encuentro y dar una nueva visión y perspectiva a nuestro proceso.
Establece límites
Cuando sabe a qué dijo que sí, también sabe a qué dijo que no, puede ver lo que comprometió su propósito. Cuando sabemos nuestro por qué, podemos ser claros y firmes con nuestras decisiones. Podemos escapar del ciclo de las segundas intenciones y saber qué vale la pena tolerar y cuándo no deberíamos conformarnos.
Tener estos límites puede salvarnos del agotamiento y la superficialidad. Podemos hacer cosas con intenciones más profundas que simplemente complacer a los demás o encajar. Tener estos límites también puede ayudar a clarificar espacios que pueden parecer turbios.
Es crucial que nos pongamos en contacto con nuestro «por qué». Si no sabe cuál es el suyo, este es el momento de aclararlo. Si tenía una visión de sí mismo que ahora encuentra desfasada, reinvéntela y redefínala si es necesario. Deje que sea una fuente de inspiración, motivación y claridad mientras sueña y vive el resto de este año.
Este artículo se publicó originalmente en This Wondrous Life.
Danae Smith es la fundadora de This Wondrous Life, un blog de estilo de vida basado en la búsqueda de una vida sencilla, lenta y en comunidad. Cree que hay más en lo mundano de lo que parece. También puede encontrarla en Instagram.
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