DERRY, N.H. —Las órdenes de silencio, los más de 90 cargos penales y las múltiples demandas civiles contra el expresidente Donald Trump no están haciendo nada para frenar su popularidad entre sus partidarios, con una enorme multitud acudiendo a escucharle hablar el lunes en Nuevo Hampshire.
El favorito en la apretada contienda hacia la Casa Blanca atrajo a unos 2500 al Centro Deportivo de Nueva Inglaterra en Derry, donde los cánticos de «Trump», «EE. UU.» y los ensordecedores rugidos de apoyo mostraron que el presidente Trump fue rápidamente perdonado por llegar casi 90 minutos tarde al abarrotado evento, en el que sólo había sitio para estar de pie.
A su llegada, el presidente Trump anunció que acababa de llegar de la oficina del secretario de Estado de Nuevo Hampshire para presentarse oficialmente como candidato a las primarias del estado, algo que un grupo de republicanos del estado había intentado impedirle recientemente.
Al encabezar los esfuerzos de agosto, el expartidario de Trump y fallido candidato al Senado de EE. UU. Bryant Messner argumentó que cualquier persona que provoque una insurrección tiene prohibido presentarse a la presidencia según la Constitución de EE. UU. El presidente Trump está actualmente imputado por acusaciones de que lideró un movimiento para derrocar al gobierno como parte de las protestas del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de EE. UU. El Sr. Messner presentó una petición para que se declarara al presidente Trump inelegible para participar en las primarias de Nuevo Hampshire.
El secretario de Estado de Nuevo Hampshire rechazó finalmente la petición, señalando que el presidente Trump es «inocente hasta que se demuestre su culpabilidad» y que los votantes del estado indeciso tendrán la última palabra sobre quién gana la nominación del partido.
Al burlarse de sus cuatro imputaciones, el presidente Trump provocó una oleada de aplausos y vítores cuando comentó que las cuatro imputaciones pendientes contra él no han hecho más que aumentar su popularidad.
«Subo en las encuestas cada vez que me imputan», dijo, especulando que su oposición debe estar dándose cuenta ahora de su error al entender que «vamos a imputarlo hasta la Casa Blanca».
Entre sus partidarios más incondicionales que acudieron a su comparecencia en New Hampshire se encontraban Kathleen Keenan y Jewlianna Ruggiero, dos desconocidas que se fundieron en un abrazo cuando la Sra. Ruggiero, judía israelí-estadounidense, vio a la Sra. Keenan, católica irlandesa, envuelta en la bandera de Israel.
«Llevaba la bandera para mostrar solidaridad con Israel», dijo a The Epoch Times la Sra. Keenan, una firme partidaria de Trump que asistió a la protesta del 6 de enero «y estaba orgullosa de haber estado allí». «Estados Unidos no es antisemita».
La Sra. Ruggiero casi se echó a llorar por el gesto de la Sra. Keenan.
Hace varios años, la Sra. Ruggerio experimentó el antisemitismo en New Hampshire cuando alguien tapó con cinta adhesiva la letra «L» de su matrícula que deletreaba su apodo «JEWL», alterándola para que dijera «JEW».
Ahora, con varios familiares luchando en el frente contra Hamás en Israel tras el ataque del grupo terrorista, cree que la única esperanza para la restauración del mundo es el presidente Trump.
«Hay gente en este país que odia a Donald porque odian la ley y el orden, eso es lo que él representa», dijo.
Tanto ella como la Sra. Keenan dijeron que creen que el presidente Trump es la «única oportunidad que tiene Estados Unidos» para evitar lo que predicen que será inevitablemente otro atentado al estilo del 11-S, un marcado contraste con la opinión de adversarios como la excongresista y también republicana Liz Cheney (R-Wyo.), que durante el fin de semana calificó al presidente Trump de «la amenaza más peligrosa» para Estados Unidos.
La Sra. Cheney hizo el comentario en el programa «State of the Union» de la CNN al mismo tiempo que insinuaba la idea de que podría lanzarse a la contienda por la presidencia. También comentó que el presidente Joe Biden está proporcionando un «mejor liderazgo» en política exterior que el presidente Trump.
El presidente Trump no tocó los comentarios de la Sra. Cheney, pero sí mostró su habitual postura política contra el presidente Biden, llamándole «un sueño para los terroristas islámicos» y por convertir a Estados Unidos en «un hervidero de yihads».
Al exponer las razones para la dura crítica, el presidente Trump señaló que los terroristas han presuntamente entrado en Estados Unidos bajo la política de fronteras abiertas desenfrenada de la actual administración, y que los talibanes se han convertido ahora en el segundo mayor comerciante de armas militares del mundo después de que el presidente Biden dejara atrás miles de millones de dólares de equipo militar estadounidense en Afganistán.
La Administración Biden también fue acusada recientemente de enviar 33 millones de dólares destinados como fondos de ayuda para catástrofes por el COVID-19 a un grupo palestino vinculado a Hamás.
La asignación fue revelada en un informe de USASpending.gov y divulgada por primera vez por Fox News una semana después de los atentados en Israel.
En respuesta a otras noticias recientes, el presidente Trump se sumó a las críticas, ahora ampliamente difundidas, contra el presidente Biden por pasar un día de ocio en la playa con la primera dama, Jill Biden, mientras crecía el caos nacional y mundial, incluida la preocupación por la toma de estadounidenses como rehenes tras el ataque de Hamás.
«Duerme en la playa todo el día y potencialmente tenemos en marcha la Tercera Guerra Mundial», dijo el presidente Trump.
En imágenes de vídeo publicadas, se puede ver al presidente Biden y a la primera dama tumbados en sillas de playa en bañador el domingo en la playa de Rehoboth, en Delaware, donde se encuentra una casa de vacaciones de 2.74 millones de dólares de su propiedad.
El presidente Trump también reiteró sus principales promesas, entre ellas retener la financiación federal de cualquier escuela que obligue a vacunar a los niños y poner en marcha una agresiva deportación de los inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos. También dijo que limpiaría las ciudades de Estados Unidos, incluida Washington D.C., que según el presidente Trump se ha convertido en «una sucia trampa mortal plagada de delincuencia» en poco tiempo bajo la Administración de Biden.
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