El número de nuevos casos positivos de COVID-19 notificados en Sudáfrica ha continuado su tendencia a la baja a pesar del aumento de las pruebas, según los datos del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles de Sudáfrica (NICD).
El NICD informó de 17,154 nuevos casos el 11 de diciembre, casi 2000 menos que los 19,018 nuevos casos notificados el 10 de diciembre. Al mismo tiempo, el NICD registró 104,831 nuevas pruebas realizadas el 11 de diciembre, es decir, 20,000 más que las realizadas el 10 de diciembre.
El profesor François Balloux, director del Instituto de Genética del University College London, señaló un «descenso drástico de la positividad de las pruebas», que pasó del 45 por ciento el 10 de diciembre al 28 por ciento el 11 de diciembre.
«El brote de ómicron en SA [Sudáfrica], con su extraordinario y rápido aumento y, aparentemente, con un rápido descenso, es una de las cosas más alucinantes que he visto durante mi carrera como epidemiólogo de enfermedades infecciosas», declaró Balloux en Twitter.
Aunque el número de ingresos hospitalarios diarios experimentó una tendencia al alza, pasando de 374 nuevos ingresos el 8 de diciembre a 507 nuevos ingresos el 10 de diciembre, descendió a 184 nuevos ingresos el 11 de diciembre.
La tendencia actual parece diferir de la prevista por un estudio previo en el Reino Unido que se propone modelar los efectos de la variante ómicron en Inglaterra.
Suponiendo las condiciones más ideales (bajo escape inmunológico de la variante ómicron y alta eficacia de los refuerzos), los investigadores pronosticaron una infección que llevaría a un pico de 2000 ingresos hospitalarios diarios con 175,000 hospitalizaciones y 24,700 muertes entre el 1 de diciembre de 2021 y el 30 de abril de 2022 si Inglaterra sigue con su actual política del «Plan B», según el estudio realizado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM).
Sin embargo, Rosanna Barnard, que codirigió la investigación, reconoció que «hay mucha incertidumbre sobre las características de [la variante] ómicron, y sobre si en Inglaterra seguirá el mismo curso que en Sudáfrica», según un comunicado de prensa de la LSHTM.
«En nuestro escenario más optimista, el impacto de la [variante] ómicron a principios de 2022 se reduciría con medidas de control leves, como el trabajo desde casa», añadió Barnard.
A continuación, señaló que en el peor de los casos, «el uso de mascarillas, el distanciamiento social y las vacunas de refuerzo son vitales, pero pueden no ser suficientes».
En cuanto a estas previsiones elaboradas por modelos, el profesor de medicina de la Universidad de East Anglia Paul Hunter declaró a The Independent el 11 de diciembre que cualquier modelo «es solo tan bueno como sus supuestos».
Hunter dijo que el estudio del Reino Unido suponía que la gravedad de los resultados de la enfermedad derivada de la variante ómicron era idéntica a la de la delta en los no vacunados.
«Aunque no lo sabremos con certeza hasta dentro de unas semanas, las indicaciones de Sudáfrica sugieren que ómicron causa una enfermedad menos grave que Delta, aunque es probable que esto se deba a una inmunidad parcial», dijo Hunter.
«Hay datos tempranos, aún no revisados, que sugieren que aunque las mutaciones de ómicron son suficientes para escapar a los anticuerpos, la inmunidad de las células T estaría menos comprometida», añadió Hunter.
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