Los pacientes con disautonomía suelen sentir molestias por todo el cuerpo, pueden haber visitado a distintos médicos, pero los valores de las pruebas son normales. ¿Cuáles son los síntomas habituales de la disautonomía y cómo diagnosticarla?
La disautonomía suele manifestarse por uno o más trastornos físicos y mentales:
Malestar físico
-Trastornos del sueño.
-El sueño no elimina la fatiga.
-Dolor de cabeza y mareos.
-Hombros rígidos.
-Palpitaciones del corazón.
-Opresión en el pecho.
-Muchas ganas de respirar profundamente.
-Malestar estomacal.
-Estreñimiento o diarrea.
-Sin energía o se cansa con facilidad.
-Resfriados frecuentes.
-Dolor de espalda.
-Piel áspera.
-Cabello seco.
-Manos y pies fríos, con entumecimiento y dolor.
Malestar mental
-Sentirse estresado y tenso.
-Procrastinación.
-Incapacidad para concentrarse.
-Irritabilidad.
-Inquietud.
-Depresión.
¿Dónde está el nervio autonómico? ¿Qué hace?
Antes de explicar la función del nervio autónomo, entendamos primero qué son los nervios.
Los nervios son como una «vía» para que el cerebro comunique información con diversos órganos. Todo tipo de estímulos procedentes del interior y el exterior del cuerpo son información transmitida al cerebro y los órganos a través de los nervios, que luego provocan múltiples operaciones y respuestas.
Hay dos tipos principales de nervios que transmiten información: el «nervio central», que se extiende desde el cerebro hasta la médula espinal, y el «nervio periférico», que se extiende desde el nervio central hasta todos los rincones del cuerpo.
Los «nervios periféricos» se dividen en «sistema nervioso somático» y «sistema nervioso autónomo».
El sistema nervioso somático está formado por las neuronas sensoriales, que transmiten sensaciones, y las neuronas motoras, que controlan los músculos de brazos y piernas. El sistema nervioso autónomo es responsable del funcionamiento de los órganos internos, el flujo sanguíneo y otras funciones fisiológicas que mantienen la vida.
No podemos controlar los nervios autónomos a voluntad. El sistema nervioso autónomo se encarga de todo, desde el corazón que envía la sangre a todo el cuerpo, la respiración, la digestión de los alimentos, la absorción de nutrientes, el sudor cuando hace calor, los escalofríos cuando hace frío y la regulación de la temperatura corporal. Los nervios autónomos trabajan 24 horas al día para mantener el funcionamiento del cuerpo.
El sistema nervioso autónomo se encuentra a ambos lados de la columna vertebral y comprende nervios simpáticos y parasimpáticos. Regula y suministra al cuerpo la energía necesaria para activar su respuesta natural ante situaciones inesperadas, el estrés y el ejercicio.
El sistema nervioso simpático: Considérelo como un acelerador que nos permite estar más alerta y reaccionar mejor ante el estrés externo. Cuando el nervio simpático está hiperactivo, el nervio parasimpático no puede funcionar correctamente y pueden aparecer diversas enfermedades.
El sistema nervioso parasimpático: Considérelo como un freno que nos permite relajarnos y almacenar energía, reducir el ritmo cardíaco y la tensión arterial, y es más activo que los nervios simpáticos cuando descansamos o dormimos. Aunque los nervios parasimpáticos pueden aumentar la inmunidad, también es probable que causen problemas de alergia.
Como el cuerpo tiene dos sistemas nerviosos con funciones opuestas, puede moverse y descansar cuando es necesario, manteniendo un ritmo fisiológico acompasado de tensión y relajación física. Esto es lo que la medicina china llama «equilibrio yin y yang». Si el sistema nervioso autónomo sigue siendo disfuncional, aunque no se detecten anomalías ahora, pueden desarrollarse patologías orgánicas en el futuro, causantes de muchas enfermedades.
La importancia del sueño
Un alto porcentaje de personas con disautonomía también sufren trastornos del sueño. ¿Es importante mejorar los trastornos del sueño para mejorar la disautonomía?
Los trastornos del sueño son el síntoma central de la disautonomía. Las alteraciones del sueño son tanto un indicador precoz de la aparición de la disautonomía como un indicador de evaluación de los resultados del tratamiento de la disautonomía.
El sueño puede revitalizar y neutralizar los tejidos y órganos sobrecargados, reparar el estrés físico y mental sufrido en la vida diaria, y nos ayuda a recuperarnos de los contratiempos. Por lo tanto, el sueño es un mecanismo de protección crítico para el organismo.
Numerosos estudios científicos demostraron que no dormir lo suficiente puede provocar inquietud, mal humor, sensaciones dolorosas en diversas partes del cuerpo, falta de atención durante el día, letargo, accidentes o bajo estado de ánimo.
Los trastornos crónicos y persistentes del sueño pueden desencadenar por sí solos disfunciones autonómicas.
La medicina occidental puede mejorar de forma significativa y eficaz los síntomas de la dependencia del sueño deficiente, y pueden aparecer efectos secundarios como mareos y sonambulismo. Por lo tanto, es fundamental eliminar los factores ambientales, conductuales y psicológicos que afectan al sueño.
La mayoría de las personas propensas a padecer trastornos del sueño también son propensas al nerviosismo, la ansiedad, la irritabilidad y un estilo de vida irregular, y estas personas tienen más probabilidades de sufrir una desregulación autonómica. El ritmo autonómico ideal es aquel en el que los nervios simpáticos funcionan a pleno rendimiento durante el día y los nervios parasimpáticos están activos por la noche. Si el cuerpo aún no está totalmente relajado antes de acostarse por la noche, dejando el cuerpo en un estado de excitación simpática y depresión parasimpática, el sueño no es bueno o incluso es imposible.
Comprobamos clínicamente que si podemos mejorar el estado de sueño de los pacientes con disautonomía, la mayoría de los demás síntomas de malestar pueden mejorar rápidamente.
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