Suiza y Serbia se han ofrecido a albergar una posible reunión entre el presidente electo entrante Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, tras recientes discusiones sobre la posibilidad de tales conversaciones.
El Ministerio de Asuntos Exteriores suizo dijo el 12 de enero que está dispuesto a acoger las conversaciones entre Trump y Putin, mientras que el presidente serbio, Aleksander Vucic, dijo el mismo día que su país sería un lugar «extremadamente adecuado» para tal reunión, dado que ambos hombres son muy populares en el país balcánico.
Suiza, que no es miembro de la OTAN ni de la Unión Europea (UE), es ampliamente reconocida como un país neutral y ha mantenido una política de neutralidad durante siglos. El país ha fungido en ocasiones como sede de reuniones diplomáticas y conversaciones de paz debido a su reputación de neutralidad.
Serbia, que tampoco es miembro de la OTAN, está en proceso de adhesión a la UE, con negociaciones en una fase avanzada. El país ha mantenido históricamente estrechos vínculos con Rusia y no ha impuesto sanciones a Moscú por el conflicto en Ucrania.
Trump, que ha prometido negociar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania tras asumir el cargo, anunció la semana pasada que su equipo está trabajando para organizar una reunión con Putin. El presidente electo, que asumirá su segundo mandato el 20 de enero, no dio más detalles sobre dónde o cuándo podría tener lugar la reunión ni sobre qué podría incluirse en la agenda.
«Esa es una guerra que nunca habría ocurrido si yo hubiera sido presidente, y es una guerra que voy a tratar de detener lo más rápido que pueda», dijo Trump durante una cena el 9 de enero con gobernadores republicanos en Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida. El presidente electo condenó la «asombrosa» pérdida de vidas en el conflicto entre Rusia y Ucrania, y agregó: «Tenemos que terminar con esa guerra. Es un desastre sangriento».
Putin ha dicho en repetidas ocasiones que Rusia está dispuesta a dialogar con la administración entrante de Trump sobre la situación en Ucrania y que el Kremlin está dispuesto a hacer «concesiones». El líder ruso también ha expresado su confianza en que Trump será capaz de sortear las complejidades del conflicto y crear las condiciones para un acuerdo de paz.
En una reunión de junio con los líderes del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Putin describió las condiciones para las conversaciones de paz, incluida la retirada de las tropas ucranianas de las regiones en disputa, la adopción por parte de Ucrania de un estatus neutral, la «desmilitarización» del país y el levantamiento de las sanciones occidentales.
Aunque Trump se ha comprometido a poner fin a las hostilidades, no ha dado muchos detalles sobre cómo lo lograría. Trump ha dicho que aprovecharía sus relaciones personales con Putin y con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para sentar a los dos hombres en la mesa de negociaciones y negociar un acuerdo.
Zelenski propuso un «plan de victoria» que se apoya en cuatro pilares (militar, político, diplomático y económico) y que incluiría el permiso para utilizar armas suministradas por Occidente para atacar más profundamente a Rusia. Trump, que se opone a permitir que Kiev utilice misiles suministrados por Estados Unidos para atacar dentro del territorio ruso, parece respaldar un acuerdo negociado que podría incluir territorio cedido por Ucrania a Rusia.
Trump nombró al general retirado Keith Kellogg como su enviado especial para Ucrania y Rusia. Kellogg, copresidente del Centro para la Seguridad Estadounidense del America First Policy Institute, describió su estrategia para poner fin a la guerra en Ucrania en un informe de abril.
Sus recomendaciones incluyen buscar un alto al fuego formal, retrasar la membresía de Ucrania en la OTAN a cambio de un acuerdo de paz verificable, vincular la ayuda militar estadounidense a la voluntad de Ucrania de negociar, ofrecer un alivio limitado de las sanciones a Rusia para que cumpla y establecer acuerdos de defensa bilaterales para garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo.
El presidente Joe Biden se ha comprometido a aumentar la mayor cantidad posible de ayuda militar a Ucrania mientras aún esté en el cargo, diciendo que esto colocaría a Kiev en la posición más fuerte posible en el campo de batalla y le daría la mayor influencia en las anticipadas negociaciones de paz.
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