«Rise of the Sex Machines» («Surgimiento de las Máquinas Sexuales»), el último libro del exitoso autor de Amazon, abogado y presentador de programas de radio Barak Lurie, analiza la hiper-sexualización de la sociedad, la cultura de la gratificación instantánea, la trivialización del sexo, la promoción de las relaciones no tradicionales, y cómo estos problemas están teniendo un impacto negativo en las relaciones entre hombre y mujer, los matrimonios y la familia.
«Perdí a mi esposo por una robot sexual», se lee en la descripción del libro. “Comenzarás a escuchar a las mujeres decir esas palabras siniestras en los próximos 7 a 10 años. Y cuando suceda, todos nos preguntaremos: ¿Cómo llegamos a esto?»
Lurie afirma que una forma extrema de feminismo, así como la vergüenza de la masculinidad en la historia reciente, ha hecho que muchos hombres abandonen la idea de tener una relación con una mujer, mientras que a las mujeres se les enseña a colocar su carrera por sobre la familia.
“Probablemente comenzó a principios o mediados de los años sesenta cuando el feminismo comenzó a tomar una influencia mucho mayor. Al principio, fue una gran idea, pero las cosas realmente comenzaron a volverse destructivas cuando el movimiento feminista dijo que ‘una mujer necesita a un hombre igual que un pez necesita una bicicleta’. Esa noción ha sido internalizada por mujeres y hombres por igual”, dijo a The Epoch Times.
Esto se puede ver en el surgimiento del movimiento «Men Going Their Own Way» («Hombres siguiendo su propio camino»), o MGTOW, un grupo de hombres antifeministas que han renunciado a las relaciones con mujeres en reacción al feminismo y al fenómeno #MeToo, dijo Lurie.
“Los hombres jóvenes ven el sexo como si fuera un campo minado. Puede ser genial, pero podría explotar en tu cara. Esa es su actitud”, dijo Lurie sobre el movimiento MGTOW.
Lurie también dijo que las apps de citas y la pornografía fácilmente disponible son un reflejo de la cultura de gratificación instantánea del siglo XXI.
“Tinder simplemente está satisfaciendo una demanda. Vivimos en una cultura instantánea», dijo comparándolo con Uber, la banca móvil y los libros electrónicos. “Cada vez menos hombres están interesados en las relaciones, por lo que las mujeres tienen que perseguir a estos hombres, esperando que algún día vuelvan a estar interesados en las relaciones. Esa es la razón por la cual Tinder está teniendo tanto éxito».
La pornografía digital también está disponible a través de Internet y smartphones. Llegó al punto en que algunos gobiernos están considerando imponer restricciones de acceso al contenido explícito, debido a su accesibilidad a menores.
El Reino Unido recientemente intentó implementar un sistema de verificación de edad «robusto» para evitar que los menores accedan a sitios para adultos. Sin embargo, el plan fue abandonado a fines de 2019 en medio de preguntas sobre la efectividad y preocupaciones sobre la privacidad.
En otros condados, la pornografía está totalmente prohibida, como Corea del Sur, India, China, Ucrania, Filipinas, gran parte de Oriente Medio y gran parte de África. La pornografía no tiene restricciones en todo el oeste, con ciertas excepciones extremas.
“La pornografía está ahí porque la tecnología permite que esté ahí, pero al mismo tiempo, estamos incorporando y trivializando la sexualidad. No es de extrañar que el porno se haya vuelto omnipresente y que la capacidad de ganar dinero con esta demanda tan popular sea demasiado tentadora”, explicó Lurie.
Un estudio de la Universidad de Cambridge en 2014 descubrió que la adicción a la pornografía tenía notables similitudes con la adicción a las drogas en el cerebro.
Un número cada vez mayor de hombres jóvenes también experimentan disfunción sexual en las relaciones «porque han destrozado su apetito con la pornografía», dijo a la BBC Paula Hall, presidenta de la Asociación de Adicción y Compulsión Sexual en una entrevista.
«El sexo no te pertenece»
Lurie dijo que el capítulo más impactante del libro para él se titulaba «El sexo no te pertenece», que analiza la idea de que, dado que el sexo se produce a puerta cerrada, no afecta al resto de la sociedad. Lurie argumenta en su libro que, de hecho, sí le afecta.
“La realidad es que el sexo es asunto de todos. De hecho, el sexo de ellos se convierte en tu asunto».
Lurie citó un ejemplo de su libro: si una niña tiene relaciones sexuales con un niño y queda embarazada y da a luz, la abuela puede tener que cuidar al bebé, posiblemente tener que dejar su trabajo o asignar más recursos para cuidarlo en caso la joven madre no pueda hacerlo.
También afirma que la normalización de los tabúes sexuales tradicionales en la sociedad ayudó a conducir a la epidemia del SIDA y a las infidelidades matrimoniales que han destruido familias.
“Cuando digo que el sexo no te pertenece, todos tenemos una obligación en nuestro mundo sexual, nos demos cuenta o no. Solo puedes esperar la posibilidad de desarrollar la relación con un hombre y una mujer”, dijo. “[El sexo] es impulsado por las relaciones, y existe la posibilidad de tener hijos. Si lo haces, entonces vas a cuidar a una familia, criar buenos hijos, contribuir con tu parte en la civilización”.
«Esas otras personas que están impulsadas por el orgasmo no están haciendo nada por la civilización», continuó. “Solo están haciendo lo que pueden para ellos mismos. El nivel de intensidad del sexo es tal que no nos atrevemos a tratarlo a la ligera. Deberíamos tratarlo como plutonio”, agregó.
Lurie aclaró que «Rise of the Sex Machines» no es un llamado a prohibir Tinder o a los robots sexuales. «Se trata de cómo los robots sexuales y Tinder reflejan quiénes somos», dijo. Su solución es recordar a las personas el valor de la moral tradicional y las enseñanzas basadas en la religión para la sociedad.
“Lo que estamos viendo en este mundo donde abandonamos las relaciones es precisamente porque hemos trivializado a Dios. La trivialización del sexo es simplemente un síntoma de la trivialización de Dios mucho mayor. Cuando abandonas a Dios, es inevitable que persigas la emoción rápida en todo lo que haces».
Lurie vive con su esposa Stacey y sus hijos en Los Ángeles. Además de administrar su bufete de abogados, presenta un programa de radio, «The Barak Lurie Show» por Radio Salem Network. Es miembro de las juntas directivas de numerosas organizaciones, especialmente PragerU y Stand With Us.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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