Mientras pruebas contundentes apuntan a la práctica del régimen chino de extraer órganos vivos a presos de conciencia, un grupo de expertos concluye que el régimen pretende erradicar a los practicantes de Falun Gong.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual que consiste en ejercicios de meditación y enseñanzas morales. Su popularidad creció en la década de 1990, hasta alcanzar los 100 millones de practicantes en China a finales de la misma. Al percibirlo como una amenaza, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó en 1999 una campaña nacional para erradicarlo.
Millones de practicantes de Falun Gong han sido recluidos en cárceles y centros de detención de todo el país, donde se les somete a trabajos forzados, tortura y sustracción forzada de órganos.
El Dr. Torsten Trey, fundador del grupo sin ánimo de lucro Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH, por sus siglas en inglés), afirmó que la práctica de sustracción forzada de órganos a los practicantes de Falun Gong cuando aún están vivos es «el crimen contra la humanidad más y mejor investigado de un crimen oculto del que no se habla en los principales medios de comunicación».
«Al investigar esta demanda durante dos años, descubrimos en realidad que se trata de una forma particular de genocidio, que llamamos genocidio frío. Se trata de una destrucción de un grupo que tiene lugar pero a cámara lenta y con un patrón lento», dijo Trey en un seminario web organizado por el Comité sobre el Peligro Actual: China, el 2 de enero.
«Al hacerlo así, es más difícil de detectar. Y este es un aspecto crítico», añadió.
Según Trey, su investigación pretendía determinar la intención del PCCh al llevar a cabo su espeluznante práctica.
Dijo que la lucrativa venta de órganos para trasplantes beneficia principalmente a los médicos que realizan las operaciones.
«De modo que se convierte en un mecanismo y una maquinaria autopropulsados para alcanzar cifras de trasplantes de nivel industrial», afirmó.
Pero cree que el régimen chino persigue un objetivo final diferente.
«La intención, el propósito del PCCh de preparar esta sustracción forzada de órganos es más bien trasladar la ejecución de la sala del tribunal a la sala de operaciones para que la intención, el objetivo del PCCh es la erradicación [de Falun Gong]», dijo.
El PCCh está «usando como arma la cosecha de órganos»
«El Partido Comunista Chino está utilizando la sustracción de órganos como arma para infligir un genocidio contra los no deseados», afirmó David Matas, abogado canadiense especializado en derechos humanos internacionales y coautor de «Cosecha sangrienta: El asesinato de Falun Gong por sus órganos».
Matas señaló al Tribunal de China, con sede en Londres, un panel independiente que revisó exhaustivamente las pruebas disponibles en 2019.
Después de considerar las pruebas de más de 50 testigos, el panel determinó que la sustracción forzada de órganos había tenido lugar durante un tiempo prolongado a una escala sustancial, siendo los practicantes de Falun Gong la principal fuente de órganos.
El presidente del tribunal, Sir Geoffrey Nice QC, declaró en una sentencia dictada el 17 de junio en Londres que, basándose en un análisis de la infraestructura y la capacidad de 146 hospitales chinos, una estimación conservadora es que cada año se realizan entre 60,000 y 90,000 operaciones de trasplante. El número es muy superior a las cifras sugeridas por el régimen chino de 10,000 a 20,000 al año.
«Las víctimas de la sustracción forzada de órganos institucionalizada proceden de cárceles y centros de detención. No son secuestradas por hospitales en las calles», afirmó Matas.
«El sistema de opresión es, a su vez, ordenado y exigido por el Partido Comunista Chino».
Medidas para frenar el crimen
Matas calificó además la atrocidad de «delito transnacional» y señaló que algunos países habían promulgado leyes contra el turismo de trasplantes en China.
Taiwán, Noruega, Chile e Israel han aprobado leyes que limitan la posibilidad de que sus ciudadanos reciban trasplantes de órganos en el extranjero, alegando la preocupación que suscita el desconocimiento de las fuentes en el comercio de órganos.
«Estados Unidos no es uno de ellos», dijo, sugiriendo además que Estados Unidos debería «criminalizar inmediatamente a los que reciban los trasplantes que van a China».
El Dr. G. Weldon Gilcrease, vicedirector de DAFOH, instó a una desvinculación significativa de China «con el conocimiento y la conciencia de la sustracción forzada de órganos y la actividad criminal que está ocurriendo».
«Tenemos que reconocer… que nos enfrentamos a un Estado criminal, y necesitamos una desvinculación masiva de China, tanto a nivel individual como institucional», afirmó Gilcrease.
Matas intervino para señalar que deben establecerse normas éticas en relación con la atrocidad.
«Los médicos deberían decir a los pacientes: si van a China a hacerse un trasplante, pueden matar a alguien por sus órganos. Y eso debería ser una norma ética, y no lo es en la mayoría de los países. Así que lo que necesitamos es afrontar el problema de frente y estudiar todos los remedios disponibles y ponerlos en práctica», afirmó Matas.
Trey señaló que, dado que vivimos «en un mundo interconectado con las redes sociales», éstas permiten el acceso inmediato a cualquier información. Y «la ceguera voluntaria tiene hoy un significado diferente del que tenía en el pasado», añadió.
«Creo que esta ceguera voluntaria debe reformularse como apoyo al crimen contra la humanidad».
Con información de Annie Wu y Cathy He.
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